Educación, ESI y la encrucijada entre el conservadurismo y el progresismo neoliberal

En los últimos días, la situación de la educación y la Educación Sexual Integral (ESI) ha vuelto a ser tema de debate en los principales medios de comunicación. La derecha, junto con los sectores más conservadores, ha acusado constitucionalmente al ministro de educación Ávila, utilizando como argumento la supuesta lucha contra la «ideología de género» y “la intención de poner fin a la crisis educativa”. Sin embargo, es importante destacar que Ávila, lejos de ser un aliado feminista, forma parte del pinkwashing llevado a cabo por el gobierno progresista neoliberal, que ha cedido espacio a los sectores antiderechos. Estos sectores, en su afán por avanzar en la restricción de nuestros derechos sexuales y reproductivos, utilizan el debate público para atacar al gobierno.

Por Abril C., Movimiento Anticapitalista

Educación de mercado y sexista, la verdadera crisis

La educación atraviesa una crisis, pero su origen no se encuentra en la ampliación de derechos como la Educación Sexual Integral (ESI), sino en las políticas de ajuste implementadas por diversos gobiernos en los últimos años. La crisis en la infraestructura educativa, la falta de comedores accesibles con alimentos saludables, la escasez de personal docente y la precarización que afecta a este sector son producto del modelo neoliberal heredado de la dictadura, en el cual la educación se considera una mercancía en lugar de un derecho. Es en este contexto de debate donde se desenmascaran los discursos falsos: la derecha que pretende generar preocupación, aparentando defender los derechos de los niños, pero en realidad exhibe su política de odio hacia la comunidad LGTBI y su postura antiderechos, además de orientarse hacia el ajuste en perjuicio de las disidencias, las mujeres y las mayorías sociales.

Además, es importante señalar que el progresismo neoliberal del FA y el PC es el principal responsable del avance de los sectores reaccionarios, ya que les brinda espacio tanto en el Consejo Constitucional como en el Congreso. En la actualidad, son ellos quienes administran el Estado en beneficio de este sistema de desigualdad y fomentan el escepticismo a través de su lógica posibilista. De esta manera, desvirtúan las luchas y restan combatividad al levantar la bandera del «hasta aquí se puede”.

Es cierto que tanto el ajuste como la represión no conocen diferencias políticas significativas, ya que todos los gobiernos posteriores a la dictadura han mantenido el modelo del capitalismo neoliberal impuesto por Pinochet, convirtiendo la educación y la salud pública en negocios en lugar de garantizarlos como derechos. A 50 años del golpe, la lucha por una educación pública, gratuita, accesible, no sexista y de calidad es un acto de levantar las banderas de aquellos que lucharon por un modelo de sociedad diferente.

A los antiderechos: feminismo anticapitalista para dar vuelta todo.

Para comprender la avanzada reaccionaria, es importante hacer una breve revisión de los acontecimientos recientes. Hemos sido testigos de una ola feminista global que ha cuestionado y desafiado prácticamente todo. Sin embargo, en la actualidad, estamos presenciando una contraofensiva por parte de gobiernos, Estados y políticos capitalistas que buscan socavar las conquistas de las mujeres y las personas disidentes con el fin de preservar sus ganancias económicas. Esto se ha evidenciado con los ataques al derecho al aborto en Estados Unidos, lo cual ha movilizado a miles de personas en defensa del derecho a decidir. También hemos presenciado la ofensiva islámica que ha desencadenado una rebelión en Irán tras el asesinato de Mahsa Amini.

En todo el mundo, se busca descargar la crisis económica sobre nosotras y nosotros, recortando los recursos en áreas públicas relacionadas con estos derechos, derogando leyes sobre salud sexual y reproductiva, violencia de género, entre otras. Además, se promueve una política e ideología de odio y discriminación

El ajuste que presenciamos es intrínseco al sistema capitalista y patriarcal, descargando la crisis sobre los derechos sociales, de género, ambientales, sindicales y democráticos. Este enfoque sistemático de recortes y restricciones tiene como objetivo preservar los intereses económicos y de poder de aquellos que se benefician del sistema, partiendo por los derechos de la juventud, las mujeres y disidencia para avanzar por el conjunto de la clase trabjadora. Es necesario resistir esta dinámica, organizándonos para enfrentarlos.

En Chile, el gobierno del progresismo neoliberal del Frente Amplio y el Partido Comunista es el responsable de llevar a cabo esta tarea, por eso aunque utilicen el manto violeta feminista para campañas y propaganda hoy no responde a las necesidades ni de las mujeres y disidencias y tampoco del movimiento estudiantil, no solo abriendo paso a la derecha, sino también utilizando el argumento del “avance conservador” para aplicar la agenda antiderechos.

Por eso existen luchas y resistencia, con tomas y asambleas en liceos, contra las leyes represivas como la Nain Retamal o la ley Anti-toma, contra todo tipo de acoso sexual y violencia de género, por una educación al servicio de las necesidades sociales, etc. Es necesario unir las luchas estudiantiles, sindicales, feministas, de las disidencias, ambientales y mayorías sociales para defender nuestras conquistas e ir por más.

E ir por más, construyendo una alternativa política revolucionaria, anticapitalista, feminista, ecosocialista, en Chile y en todo el mundo. Frenar a la derecha y a los sectores reaccionarios, a los gobiernos que ajustan, organizarnos democráticamente por nuestras reivindicaciones y otro modelo de sociedad, sin explotación ni opresión, sin capitalismo ni patriarcado. Un proyecto socialista e internacionalista para dar vuelta todo, súmate.