Nueva Constitución. Se acerca el 04 de septiembre, se renuevan desafíos y debates

A menos de un mes del plebiscito para aprobar o rechazar la propuesta de Nueva Constitución se renuevan desafíos. El gobierno atrinchera aún más los márgenes para tranquilizar a los grandes capitales, mientras la derecha acumula en la polarización. Escenario que debe ser combatido, sin delegar nuestras fuerzas, construyendo un campo independiente y anticapitalista. Un camino que invita al intercambio de ideas, a debatir con la perspectiva de sumar fuerza a los horizontes transformadores.

Por Joaquín Araneda, Movimiento Anticapitalista

De la rebelión a la votación en tiempos convulsos

Hace unos días publicamos y compartimos el artículo Plebiscito de salida: derrotar la Constitución de Pinochet y construir un camino independiente y anticapitalista, en dónde como Movimiento Anticapitalista planteamos nuestra posición de cara a las elecciones del 04 de septiembre. Siguiendo esos trazos, instamos al dialogo y al intercambio de ideas más allá del hito electoral, ya que es evidente que el debate de la Nueva Constitución no puede estar separado o reducido, como pretenden los representantes del régimen, a las opciones de Apruebo o Rechazo, su simplificación electoral sólo es una expresión del aprovechamiento por parte del bloque del orden para administrar en los causes institucionales los ánimos de cambios que atraviesan el territorio.

Al contrario, el cambio constitucional está enmarcado en una dinámica social, política y económica convulsa y en tensión, que a su vez son los parámetros que implica los límites y márgenes de la propuesta de la nueva Carta Magna emanada de la Convención Convencional como producto del Acuerdo por la Paz, pacto del arco político parlamentario en plena rebelión con el propósito de no tocar los bordes del capitalismo neoliberal. Estos hechos deberían tomar el rumbo del debate para que el proceso constitucional no termine en una nueva desilusión para las mayorías como ocurrió en la transición de la dictadura a la democracia, un desvío institucional para que todo se mantenga igual. Dos coordenadas como punto de referencias.

  • Una nueva etapa surgió tras la irrupción del 18 de octubre del 2019. Se cuestionó todo el régimen heredado de la dictadura, no son 30 pesos, son 30 años, emergiendo un programa de la calle para recuperar los derechos básicos y fundamentales, es decir reorganizar todo bajo otra lógica, raíz de la demanda por una Nueva Constitución. Evidentemente sin el poder constituido, sumando así el ¡Fuera Piñera! Temerosos de un debilitamiento generalizado y el derrumbe del régimen se pactó el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución desde el Frente Amplio hasta la UDI pinochetista para salvar a Piñera y reglamentar el proceso convencional: quorum supramayoritarios de los 2/3 y no tocar los TLC, entre otros pactos de cocina. El proceso nace como expresión institucional, aunque la fuerza social logra avances parciales: paridad, cupos pueblos originarios, listas independientes.
  • La situación económica atraviesa un profundo deterioro a nivel mundial que lo aceleró la pandemia y hoy, en plena invasión de Rusia sobre Ucrania, sumó un nuevo capítulo en el retroceso económico a nivel planetario con consecuencias profundas. El escenario implica en el país una crisis inflacionaria y devaluación del peso a niveles históricos golpeando directamente a las mayorías sociales al aumentar la cesantía, la carestía y la precarización de la vida. El gobierno de Boric alienta la lógica neoliberal de focalización social para los aportes en tiempos críticos, negando de esa forma medidas efectivas para la clase trabajadora en su conjunto, mientras impulsa un programa para sostener la acumulación del 1%. Elementos que suman tensiones sobre las mayorías populares.

Estos puntos están intrínsicamente ligados a los acontecimientos y desarrollo de la Convención Constitucional, su resultado y las perspectivas posterior al 04 de septiembre para responder a inquietudes fundamentales ¿basta con votar?, ¿Cómo se garantizan los cambios en un escenario de crisis y polarización?

Disputas políticas: entre el posibilismo y transformar todo

Acercándonos a la fecha electoral se pone en juego la energía de la rebelión y que el cronograma institucional termine por cimentar bases para que la crisis siga siendo descargada en la espalda de las y los trabajadores. El plebiscito, en ese sentido, actúa como desvío de la problemática social, por lo tanto, esclarecer el debate es central para no retroceder.

La nueva etapa que transita el país tras la rebelión significó en balancear hacia las calles la política, debilitando las instituciones y representes del régimen. Este hecho positivo se encontró con el límite de la debilidad de la izquierda revolucionaria y la organización obrera en el país, debilidad que permitió la firma del Acuerdo. Esta situación, contradictoria, logró que aún bajo las reglas pactadas se expresara el caudal de ruptura: plebiscito de entrada con un 80% a favor de una Nueva Constitución, similar votación para el órgano redacto fuera una Convención Constitucional, posteriormente en las elecciones constituyente se acertó el golpe a los dinosaurios de la Concertación y la Derecha, mientras que hubo una masiva votación para el “fenómeno independiente” y sectores de la izquierda revolucionaria, tal como se expresó en las candidaturas del Movimiento Anticapitalista. Bajo aquel marco aportamos algunos debates.

Un primer debate. En el desarrollo de la Convención Constitucional se demostró los propios límites de la ausencia de una perspectiva de izquierda y anticapitalista, abandonando rápidamente por partes de las y los llamados independientes y Movimientos Sociales las consignas de campaña como el “desbordar la Convención” o “ni un día de Convención con presos y presas políticas”. Dichos bloques fueron rápidamente adaptados a los parámetros del parlamentarismo, alejando la participación social del proceso. Una expresión ejemplificadora de esta política la transmite Jacobin Magazine Latinoamérica, franquicia de la revista del ala moderada del DSA en el Partido Demócrata de EEUU., que en sus diversos artículos, con énfasis en Chile, sitúan el debate constitucional como espacio sin contradicciones y de avances, es decir, un triunfo total de la rebelión, aminorando el problema de dirección y agitando el posibilismo. Jacobin, de un tiempo a esta parte, desarrolla la perspectiva del “Retorno a Kaustky”, planteando que la política leninista y de un cambio revolucionario no está planteado, por lo tanto, esgrimen que la actividad de la izquierda y movimientos sociales se debe limitar a empujar reformas. Un error que se manifiesta en los debates sobre Chile.

En una entrevista hecha por Democracy Now de EEUU a Pablo Abufom de Solidaridad y Jacobin, que posteriormente fue transcrita en Jacobin Magazine plantea que: “se trata de una Constitución escrita de manera democrática, es decir, escrita en un contexto democrático y no en el marco de una dictadura, pero también escrita con una participación popular y representativa de la verdadera diversidad del pueblo y pueblos de Chile … Además, se trata de una Constitución y un proceso constituyente que estuvieron abiertos a la participación popular de la sociedad civil, que levantó iniciativas y presentó propuestas de artículos que fueron recibidos también por la Convención [Constitucional]. Y eso es realmente significativo en la medida en que recogió las aspiraciones de la revuelta popular que surgió en octubre de 2019”[i]. Así borra el contexto del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, pacto antidemocrático que no sólo impidió una Asamblea Constituyente con apertura popular, sino que cimentó las bases de la impunidad de las violaciones de derechos humanos y en consecuencia, la continuidad de la prisión política. Una omisión sustancial que abre ilusiones que chocan con la realidad, ya que la participación popular de la sociedad civil se limitó a la recolección de firmas virtuales que posteriormente fueron aceptadas o rechazadas por comisiones en dónde primó el acuerdo interno y a su vez, se ponía en acción el quorum de 2/3 para dosificar las demandas más progresivas para poder llegar a acuerdos para su avance, aunque la contradicción, tal como lo plantea en la entrevista, fue que los sectores conservadores no lograron un peso decisivo en la CC, por lo tanto, debieron encontrar nuevos cómplices para vetar y administrar las demandas más sustanciales en base a la lógica de la moderación .


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Estas concepciones que primaron en direcciones que actuaron en la Convención Constitucional, sobre todo en Movimiento Social Constituyente, explican en parte el vacío de participación popular movilizada y auto-organizada que acompañara la CC, principal problema a nuestro parecer del proceso constituyente. La consecuencia de la mirada parcial, por haber conseguido bancas, involucra y ubica a estos sectores en la campaña por el plebiscito de salida sin delimitación política y programática en el marco del Apruebo que es comandado por el gobierno y los partidos de la ex – Concertación, levantando iniciativas conjuntas y, lamentablemente, una vez más limitando la participación en una disociación de la actividad política de mayorías, ya que sus esfuerzos van en talleres explicativos sobre la Nueva Constitución. Las omisiones y parcialidades buscan justificar esta línea de acción.

Un segundo debate. El calendario emanado por el Acuerdo por la Paz y la polarización entre Apruebo y Rechazo logró revitalizar a una derecha que estaba en la lona, retomando iniciativa en base a rearticularse con un solo objetivo básico: mantener todo tal cual y acertar un golpe contra los ánimos de cambio. En otras palabras, revivir lo peor del pinochetismo para formular propuesta ante la crisis con una tribuna abierta, las elecciones. En la otra opción, en el Apruebo, la ex – Concertación utiliza los mismos artilugios para levantar cadáveres, asumiendo las fronteras de la CC como proyecto que aúna en una misma trinchera al conjunto de quienes gobernaron los 30 años con quienes hoy están en el poder, la dicotomía Apruebo – Rechazo disfraza como antagonistas los administradores de la herencia pinochetista y en ese sentido arrastran a quienes no se posicionan críticamente.

Esta situación abre espacio para una salida de recomposición de los representantes de los 30 años que buscan una “normalización” para generar un plan económico que se descargue sobre las mayorías. Así se manifestó con el Pacto 2.0 comandado por el Frente Amplio y el Partido Comunista junto a Socialismo Democrático (Concertación) para comprometerse en reformas a la propuesta de Constitución que garanticen la acumulación en clave neoliberal, sentenciando aún más los posibles cambios favorables que se prometen con la Nueva Constitución. Una nueva ofensiva antidemocrática, ya que de facto niegan la votación del órgano redactor de la Constitución e imponen una Comisión Mixta para administrar vía acuerdos de los partidos de gobierno y parlamentarios adecuaciones según los dictámenes del capital

Por lo tanto, la lógica de todos por el Apruebo desplaza esta disputa y termina siendo encauzada para los fines del partido del orden, es por eso que a diferencia de la línea editorial de Jacobin, es fundamental una postura independiente para ganarle a la derecha, pero sin delegar las fuerzas en una opción sin delimitación, hechos que no sólo llevarán a una nueva decepción, sino que allanan el camino a la derecha reaccionaria que es la que actúa ligando los problemas económicos con el problema constitucional. Entonces, siguiendo la línea de Jacobin, la no disputa por construir un campo independiente político y social termina delegando, impidiendo incluso la política posibilista que agitan sobre la Constitución, un salto para atrás derivado en la concepción acrítica de “solo hay dos opciones, Apruebo o Rechazo”.


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Un tercer debate, la situación global impacta directamente sobre el país. Tras la crisis subprime en el 2008 la economía mundial no logra recuperarse y la tendencia se acrecentó cualitativamente posterior a la pandemia, en paralelo los roces inter-imperialistas suman capítulos de confrontación manifestando un mundo cada vez más inestable. Los proyectos se ponen en debate, la desarticulación del Estado de Bienestar en Europa debido al desfinanciamiento de las arcas fiscales para el salvataje capitalista hizo naufragar a la socialdemocracia, mientras que nuevas referencias reformistas surgieron y rápidamente sucumbieron por el poco margen económico para generar medidas favorables. Y no solo eso, sino que se transformaron en los directores del ajuste, Syriza en Grecia, Podemos-PSOE en España. En Latinoamérica el ciclo de los progresismos latinoamericanos logró cierto peso regional por la bonanza en los precios de los commodities que les permitió parcialmente sostener medidas progresivas, una vez impactó de la crisis sobre el continente con el retroceso del precio de los bienes comunes se demostró los límites de los autodenominados progresismos en no romper con el capital y administrar el Estado capitalista, es decir, ejercer planes en tiempos de crisis económica beneficiar la acumulación de para una minoría concentrada económica y políticamente, esto dio paso al retorno de las derechas envalentonadas o bien, a un avance autoritario como en el caso de Venezuela y Nicaragua, exponiendo que sin una perspectiva anticapitalista se generan retrocesos y consolida el carácter del estado, de clase y parasitario.

Década más tarde la situación económica empeorada y acentuada la polarización social, se plantea en el continente un “retorno de los progresismos”, en dónde Boric junto a Petro comandan la novedad, en su momento se espera una elección de Lula en Brasil. Aunque el dial político, por proyecto económico y social, se movilizó a derecha como se ha demostrado en Chile con un gobierno continuista, en Argentina con Fernández con un gobierno al alero del FMI o bien, en Perú con Castillo investigado por corrupción, lejanos incluso en el discurso de los exponentes previos. Los proyectos de perfil progresistas tienen poco margen y se transforman en los guarismos del capital para administrar la crisis económica en favor del 1%. El pacto 2.0 a semanas del plebiscito actúa en estos parámetros, mantener ajuste fiscal, represión y la estructura del estado subsidiario, por eso conservan las AFP, entre otras medidas. Discursos progresivos para no cambiar nada.

Votar, coordinar e impulsar una nueva referencia política y social

Tal como lo expresamos en nuestra posición de cara al plebiscito de salida derrotar la Constitución de Pinochet es una tarea fundamental, aunque junto con votar Apruebo, lo sustancial es abrir el dialogo en perspectiva de construir un espacio social y político independiente y anticapitalista, en unidad amplia con todos los sectores que vemos esta necesidad. De esta forma impulsar una coordinación para presentarnos como referencia frente a las variantes del capital que han gobernado y hoy gobiernan, alentando que los ánimos de la rebelión no se diluyan en las vías institucionales.

Esta tarea está planteada para el periodo que estamos transitando, ampliar estas ideas y organizar acciones comunes con el conjunto de quienes las compartimos, poniendo por delante lo que une en una plataforma democrática, sumando organización y un programa de salida a la crisis económica para que sea pagada por los capitalistas y no por las y los trabajadores en perspectiva de fomentar las instancias más decisivas: la auto-organización y la movilización social. Esa es nuestra voluntad y dónde apostaremos como organización: no delegar nuestras fuerzas, votar, coordinar y construir una nueva referencia política anticapitalista, feminista y ecosocialista para transformar todo.

En esta hoja de ruta estamos y queremos discutir tomando lo mejor de experiencia de la rebelión, porque es posible transformar todo si sumamos voluntades, es por eso que para hacer fuerte estas ideas te invitamos a sumarte con nosotras y nosotros en el Movimiento Anticapitalista y a nuestra internacional, la Liga Internacional Socialista.


[i] Se puede revisar en: https://jacobinlat.com/2022/06/08/una-nueva-etapa-politica-en-chile/