Es el sistema, no el clima: por una salida ecosocialista a la crisis

Por Camilo Parada, Movimiento Anticapitalista

El 24 de septiembre, nuevamente hay un llamado internacional a la Huelga Mundial por el Clima, como militantes ecosocialistas, nos hacemos eco y replicamos el llamado, desde una óptima radical, feminista y anticapitalista, a sumarse a las distintas acciones que se organizan a lo largo de todos los territorios. Ya sea este 24 de septiembre en Santiago y en las ciudades donde hay convocatorias, o en la acción contra las mineras en Putaendo el 26 de septiembre. Pero ¿qué significa para nosotres ser ecosocialistas y revolucionarixs? ¿cómo nuestra crítica anticapitalista se hace una con propuestas concretas para salir de la debacle ambiental?

A la huelga mundial por el clima

Hay que partir de la constatación de que la llamada crisis climática está directamente ligada con modos específicos de relacionarnos con el fenómeno orgánico, la vida y los equilibrios ecológicos necesarios para que esa vida pueda ser posible, y que esos modos específicos no son extrapolables al conjunto de la humanidad, sino a una clase social concreta, los capitalistas, que disponen y son dueños de los medios de producción bajo lógicas acumulativas y expansivas. Por eso, las luchas ecológicas son luchas anti-sistémicas, por ende, anticapitalistas y con propuestas concretas para superarlo, ideas y un programa transicional para salir con urgencia del ecocidio, ese enjambre teórico y práctico abierto forjan nuestro ecosocialismo revolucionario.

Por otro lado, aprehender y hacer propia la lucha ecológica desde la acción política transformadora, nos obliga a tener una visión crítica con las derivas y corrientes productivistas existentes en el campo de las izquierdas, no podemos ni debemos pasar por alto el análisis histórico y dialéctico de las experiencias burocráticas del estalinismo, que fueron catastróficas, no tan solo en el ideal emancipatorio de las y los trabajadores sino también en lo que se refiere al cuidado del ambiente, debemos ser implacables en la crítica: la experiencia del socialismo en un solo país fue nefasta y destructiva desde el punto de vista ecológico, es algo innegable y muchas veces esta dimensión ha creado confusión respecto al análisis marxista de esta problemática.

Fractura metabólica

Tanto Marx como Engels tenían claridad sobre el hecho de que el capitalismo y las lógicas acumulativas eran destructivas para los equilibrios ecológicos. Es en ese sentido que el sociólogo estadounidense John Bellamy Foster, acuña el concepto “fractura metabólica” para referirse a la relación de los modos de acumulación capitalistas, las fuerzas productivas y la destrucción de la naturaleza como concecuencia de la ruptura que genera el sistema con su entorno. Dicha concepción, ya presentes en la obra de Karl Marx, al plantear que se desarrolla una  “ruptura irreparable en el proceso interdependiente del metabolismo social”[i]. Esta “fractura metabólica” se inter-relaciona con la necesidad interna del sistema capitalista de generar permanentemente mayores tasas de ganancias, ya sea incrementando la plusvalía a través de seguir acrecentando las horas laborales y la disminución salarial, así incrementar la productividad, al igual que se potencia el desarrollo tecnológico para aumentar la explotación y abaratar aún más la mano de obra, dando exactamente igual las repercusiones ecológicas y sociales, y más aún, la apropiación de los bienes comunes y las fuerzas de la propia naturaleza, incluyendo a las y los trabajadores, con especial énfasis en las labores de cuidado y reproductivas no pagadas, pilar fundamental para el funcionamiento del sistema, dicho de otro modo, reconociendo los aportes de las teorías feministas revolucionarias y de clase. Caras que hacen parte del santo grial del sistema. Hay que decirlo, defendido tanto por la derecha capitalista como por el reformismo socialdemócrata, para ambos casos, representantes de los dueños de los medios de producción.


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Este sistema se apropia de la naturaleza, incluso acuñando conceptualmente el término de “recursos naturales” y por otro lado, se apropia de las labores de cuidado y reproductivas que por mandato social patriarcal, recaen sobre las mujeres y cuerpas feminizadas, sin pago alguno[ii], con una jerarquía genérica funcional. En este sentido, capitalismo y patriarcado crean una alianza que se retroalimenta y que tienen como corolario la destrucción de los equilibrios ecológicos y los equilibrios sociales, el filósofo Stanley Moore, en Cheap Nature hace un enorme aporte en este sentido, partiendo de la obra de Marx, explica como el capitalismo no se sirve únicamente de la naturaleza y de las fuerzas productivas, sino que transforma la naturaleza, la reorganiza y la destruye[iii] o como diría el propio Marx en Los Grundrisse o Elementos fundamentales para la crítica de la economía política al describir queel capital es una “apropiación universal de la naturaleza, como también de los vínculos sociales mismos por los miembros de la sociedad”.

Nuestro anticapitalismo es ecosocialista

Nuestro anticapitalismo es ecosocialista, el cambio climático y la crisis ambiental son consecuencia de un sistema ecocida que, al día de hoy, pone en peligro la vida humana en el planeta si el aumento de las temperaturas globales sigue incrementándose a la par de la generación de gases a efecto invernadero, provocando el avance de los desiertos, acidificación de los océanos, descongelación del Permafrost, muerte de ecosistemas, hambrunas, sequías, incendios, inundaciones, aumento del nivel del mar, etc. El sistema capitalista y todos sus modelos, no solamente la punta de lanza neoliberal, es catastrófico para la vida, la crisis climática es la crisis multidimensional del sistema, basado en los modos de producción extractivistas, en el uso irracional de combustibles fósiles, el saqueo del agua y de los bienes comunes en manos de las minorías de siempre y de unas relaciones de consumo que ponen en el centro el valor mercantil por sobre el valor de uso y el valor social, poniendo en riesgo la supervivencia humana y la de un gran número de otras especies y ecosistemas, y atacando principalmente a las poblaciones más pobres, a las mujeres y cuerpas feminizadas, al sur moreno, a los pueblos originarios, a los países coloniales y postcoloniales.

Frente a este apabullante principio de realidad, no hay ningún candidato o candidata presidencial que apunte al epicentro de la problemática, más allá de algunas referencias timoratas y para la galería por parte de les reformistas Gabriel Boric o Yasna Provoste, incluso del candidato de derecha Sebastián Sichel, esto termina siempre en un capitalismo verde, en ese intento deficiente de camuflar la realidad con propuestas que no se atacan al sistema que está destruyendo a una velocidad insoportable los equilibrios ecológicos que hacen posible la vida, por ejemplo, proponiendo crear institucionalidades medioambientales, financiamiento de áreas protegidas, corredores biológicos, etc. No es que no sean necesarios, es que son completamente insuficientes, cambiar la institucionalidad, hablar de transporte verde, de empleos verde, no ataca las fuentes de la catástrofe ambiental: los modos de producción capitalista, no hay ninguna candidatura ecosocialista, es más, el autoproclamado candidato de izquierda Eduardo Artés propone desarrollo de energía nuclear, con las consecuencias en tratamiento de desechos que ya todes conocemos.

No nos hacemos ninguna ilusión en los defensores del régimen, en quienes firman y formulan pactos para frenar la revuelta popular y blanquear a los violadores de derechos humanos, nuestro sur se enfoca en las luchas concretas, reales, en el pueblo, en las mujeres de la clase trabajadora, en las experiencias de auto-organización, no estamos inventando nada, los diferentes frentes de combate y resistencia están acá frente a nosotres, y participamos en cada una de esas luchas, aportando radicalidad, organización, solidaridad, la más radical de las democracias y disciplina revolucionaria, con perspectiva a corto, mediano y largo plazo, siempre de abajo hacia arriba, aprendiendo de todas las experiencias, sin dogmatismos ni ideas preconcebidas, desenrollando el hilo rojo entre todas las luchas por la liberación, contra toda alienación, por la emancipación total de todas y todos.

Frente a la capitulación de las izquierdas reformistas, ya sea la ex Concertación o el Frente Amplio,  en la lucha por otro sistema, anteponemos una resistencia real al capitalismo y no meros disfraces, apelando a experiencias unitarias desde abajo, populares, debatiendo las tácticas reales para dar vuelta todo, porque bajo el engranaje opresivo del capital no hay alternativa posible, no vamos a esperar que los representantes del 1% reaccionen cuando vean que sus ganancias peligran, tomamos la iniciativa porque al final se trata, parafraseando a Rosa Luxemburgo de Ecosocialismo o Barbarie.

Hacemos un llamado a todas las fuerzas, organizaciones, luchadoras y luchadores ambientales a sumarse con fuerza a un programa de transición ecosocialista, que combata de manera frontal cualquier intento de mascarada de capitalismo verde y de productivismo, tanto de derecha como de izquierda, que lleve a cabo la más profunda democracia, donde todes planifiquemos qué es lo que realmente necesitamos, poniendo por delante el valor social y no el valor de cambio que solo beneficia a las minorías privilegiadas de siempre, proponiendo otra matriz energética, luchando para destruir este sistema asesino con la movilización permanente de las mayorías sociales, porque no tenemos Planeta B y los cambios son ahora.

Súmate a construir ecosocialismo junto al Movimiento Anticapitalista, súmate a la Huelga Mundial por el Clima y militar para dar vuelta todo[iv]


[i] Marx, Karl. El Capital. Tomo III.

[ii] Cinzia Arruzza, Nancy Fraser y Tithi Bhattacharya

[iii] https://marxismocritico.com/2017/11/29/marx-en-el-antropoceno-valor-fractura-metabolica-y-el-dualismo-no-cartesiano/

[iv] http://anticapitalistas.cl/2021/09/22/se-acerca-una-nueva-huelga-mundial-por-el-clima-nuestra-agenda-anticapitalista-ecosocialista/