Se acerca una nueva huelga mundial por el clima. Nuestra agenda anticapitalista ecosocialista

Por Joaquín Araneda, Movimiento Anticapitalista

El viernes 24 de septiembre se convoca a una nueva huelga mundial por el clima. El cuadro actual es de emergencia, la fecha debe ser el punto de partida para cuestionar la raíz del problema y avanzar en impulsar una fuerza transformadora en clave verde y roja: anticapitalistas ecosocialistas para transformar todo.

Una ola verde recorre el mundo: la juventud contra la debacle ambiental

La acción internacional por el clima sintoniza con una nueva sensibilidad ecológica de cientos de miles por todas partes, en especial de la juventud, incitadores de la jornada. Y no es casual, el cambio climático es un hecho incuestionable, un proceso global que pone en duda la vida sobre el planeta y desde hace décadas se viene alertando, incluso desde la propia ONU a través del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), quienes avizoran desde los 80’ que un calentamiento del 1,5 C° de la Tierra será un punto de inflexión a nivel social (acortando cada año la brecha de acción), ya que la alteración climática afectará directamente a la población producto de la sequía, el calor e inundaciones, derivando a desplazamiento masivos en busca de agua y alimento, incluso las enfermedades zoonóticas son cada vez más recurrentes como la actual pandemia de Covid-19 debido a la ruptura de equilibrios de los ecosistemas previamente no explorados (explotados) ocasionando el salto de enfermedades de origen animal al ser humano.

Un fenómeno que estamos presenciando y que no encuentra salida en los parámetros actuales. Así lo volvió a sentenciar a principios del 2021 un grupo de científicos de las universidades de Stanford, Flinders y de California al afirmar que vamos a un futuro espantoso ya que “la formulación de políticas globales está muy lejos de abordar las amenazas existenciales”[i]. Esta situación, ampliamente estudiada por las propias instituciones del capital, encuentra en ellas sus propios límites por las lógicas de producción y reproducción del sistema en base a la maximización de la ganancia y la acumulación de unos pocos, Marx describía hace más de un siglo que “en el desarrollo de las fuerzas productivas se llega a una fase en la que surgen fuerzas productivas y medios de intercambio que, bajo las relaciones existentes, sólo pueden ser fuente de males, que no son ya tales fuerzas productivas sino más bien fuerzas destructivas [ii] y en ese sentido afirma que el capitalismo agota las dos fuentes de riqueza social: la naturaleza y el ser humano. Aquellas coordenadas anticiparon un proceso que en la actualidad lamentablemente recorremos.


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Es decir, el capital poco y nada tiene que ofrecer, al contrario, sustenta una hoja de ruta clara: saqueo de los bienes comunes en base a la sobre explotación de las y los trabajadores, estimula el sobreconsumo y todo esto sustentado en una matriz energética y productiva a base de combustible fósil, no renovable y ni sustentable. Por lo tanto, un círculo que deriva a más dióxido de carbono en la atmósfera, dando como resultado el llamado “efecto invernadero” que aumenta la temperatura media del planeta, factor que cuestiona las propias bases de los ecosistemas y que hoy se traduce en cuestionar la propia vida sobre la Tierra. En síntesis, nada es casual, las actuales generaciones no tenemos futuro posible si no activamos el freno de mano para desmantelar el capital.

Extractivismo y cambio constitucional en debate

El escenario crítico a nivel global encuentra una relación particular en América Latina y en nuestro país, el modelo de despojo de los bienes comunes a gran escala o, en otras palabras, el extractivismo. Las transnacionales tensionan los territorios con más megaminería, más agronegocio, más forestales y más especulación inmobiliaria en las ciudades, mientras que el gobierno y sus socios en el parlamento aprovechan la pandemia de profundizar el plan del saqueo: Putaendo con Vizcachitas, Dominga atentando un santuario de la naturaleza, incentivo a la cementación urbana, mientras Alto Maipo en Santiago continúa avanzando en un momento de ampliación de la sequía niveles históricos. Estamos en una crisis ecológica ¿Cómo revertir esta deriva?

Es evidente que para responder a esta pregunta debemos considerar el problema a nivel mundial potenciando un desarrollo internacionalista al coordinar acciones globales, a su vez, es central recuperar el grito mayoritario de la rebelión: no son 30 pesos son 30 años. En este punto, destrabar la responsabilidad de todos los representantes del régimen político que consolidaron el modelo de Pinochet, que a punta de fusil comprometió todos nuestros territorios al convertirlos en un verdadero laboratorio neoliberal y extractivista. Aquellas son las bases del modelo chileno defendido por la derecha y la ex concertación, evidentemente con ellos no hay solución alguna.


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Es claro que hemos dado pasos contra los representantes del saqueo a tal punto, que temerosos de perder sus intereses, en plena rebelión debieron firmar desde Boric por el FA hasta la derecha pinochetista el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, pacto que entre sus cometidos estaba salvar a Piñera de caer producto de la movilización y también, poder garantizar un cambio a medida de lo posible. Desde aquel momento han pasado casi dos años y muchas cosas han sucedido, la pandemia, el plebiscito y la irrupción de independientes en la votación para la Convención Constitucional, en tanto que ya pasaron meses desde la instalación de la CC que aún está entrampada en su reglamentación, hecho que deslumbra sus propios límites. Por un lado se comienza a ratificar el antidemocrático 2/3 y en dicho contexto sentencian su soberanía al garantizar el Acuerdo por la Paz, es decir: avalando los estrechos márgenes de cambio posible, un entramado que cuenta por no poder tocar los Tratados de Libre Comercio que sustentan el saqueo transnacional.

Aunque todo ha sido una paradoja: mayoría que se reclama de izquierda, minoría de derecha y votar por mayoría simple el 2/3 que esta semana debería cerrarse. Entonces, cabe la pregunta ¿cómo logra la derecha sostener el Acuerdo? Y la respuesta viene por el rol de la izquierda parlamentaria que actúa como contenedor y aleccionador de todo intento que pueda molesta al capital, es por eso que en el programa de gobierno de Gabriel Boric se acota a las medidas de incentivo al privado para regular el extractivismo, sin cuestionar ni proponer medidas de fondo que activen un verdadero cambio de paradigma a nivel productivo y energético, una vez más, administrando a las vías “de lo posible” un problema sistémico para que todo siga igual.

Nuestra agenda: activar y militar ecosocialismo

Para un problema sistémico se necesita un antídoto anticapitalista. No basta con “bañados verdes”, al extractivismo no se le reforma. Necesitamos un cambio radical, un verdadero freno de mano a la deriva ecológica y la política de ecocidio del gobierno de Piñera al servicio del 1%, comenzando por potenciar toda lucha socioambiental, coordinándolas y unificando fuerzas para detener proyectos como Vizcachitas o Dominga, en simultáneo agitar con movilización a la propia Convención y hacer lo contrario a los “malmenoristas” adaptados a la instituciones del régimen, único camino para que el cambio constitucional tenga un ápice de intereses para las mayorías. A su vez, mientras activamos la acción constante y callejera, debemos potenciar una musculatura propositiva de transformaciones, militantes del cambio social en clave verde y roja. Es por eso que nuestra agenda apunta a un programa radical que te invitamos a construir:

  • Combatir el extractivismo. Prohibir los proyectos de megamineria, foretales, agrotóxicos y especulación inmobiliaria. Nacionalización y estatización de nuestros bienes comunes, comenzando por el agua. Ley de emergencia climatica para la reducción cualitativa e inmediata de la emisión de gases de efecto invernadero, en el camino de su eliminación.
  • Cambio de matriz energética a energías limpias y renovables. Reconversión productiva de las industrias contaminantes y laboral/profesional de sus trabajadores y trabajadoras con garantía de continuidad salarial por parte del Estado. Plan de transición, bajo control social y territorial, del actual modelo energético y productivo a otro basado en energías limpias y renovables.
  • Producir alimentos con agroecología y soberanía alimentaria, planificación democrática y social. Reemplazar la industria publicitaria por una democratización mediática para informar y hacer públicos todos los debates. Reducir las etiquetas y empaquetados al mínimo necesario.
  • Ciencia y tecnología como bien social, no como un negocio. Investigaciones a cargo del Estado con colaboración internacional. Nuevas tecnologías al servicio de aliviar el trabajo humano. Romper con la obsolescencia programada.
  • Gestión de residuos urbanos con separación en origen, recolección estatal diferenciada y plantas de reciclaje. Minería tecnológica, para recuperar y reutilizar material ya extraído. Educación socio-ambiental en todos los niveles.
  • Otro plan económico. Nacionalización del comercio exterior y la banca. Reducción de la jornada laboral y reparto de las horas de trabajo, con salarios acordes al costo de vida.

El 24 de septiembre súmate y marcha con nosotras y nosotros para hacer posible lo necesario, impulsemos una fuerza anticapitalista y ecosocialista para transformar todo y construir un modelo para el 99% junto al Movimiento Anticapitalista. No hay planeta B.


[i] https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fcosc.2020.615419/full

[iii] Marx & Engels, Obras Escogidas en tres tomos (Editorial Progreso, Moscú, 1974), t. I.