Un nuevo modelo de internacional para la revolución y el socialismo

Por Martín Miranda en el periódico Alternativa Anticapitalista Nº5

Frente a la crisis capitalista y las falsas alternativas

Nunca antes en la historia de la humanidad la lucha de clases ha tenido un carácter tan definidamente global como en la actualidad. Incluso teniendo en cuenta el desarrollo de dos guerras mundiales y la disputa entre la Unión Soviética y el Imperialismo y sus áreas de influencia. Hoy la crisis se expande y las rebeliones se expanden con ella, la respuesta del movimiento de masas a los planes de ajuste y la represión escala en distintos niveles. Resurgen formaciones políticas de ultra derecha, el “centro” político batalla por no desaparecer mientras la situación se polariza a nivel social sin que los extremos tengan definidas direcciones capaces de representarlos cabalmente. Frente a esto ¿Cómo respondemos las y los revolucionarios?

Por Martin Miranda

La dinámica de los acontecimientos es acelerada, no hace más de un puñado de años que finalizaba el ciclo de los autodenominados “gobiernos progresistas” en América Latina. Trump llegaba al poder en los EEUU, Bolsonaro hacía lo propio en Brasil y Boris Jonhson también daba la “sorpresa” en Reino Unido luego de una poderosa campaña por el Brexit que lo catapultó como figura.

Muchas corrientes políticas se apuraron a advertir sobre el advenimiento de la “noche negra” de la derecha, fundamentalmente aquellas que escondían sus propias responsabilidades en esa coyuntura, las que les abrieron la puerta por los fracasos rotundos de sus gobiernos que jamás se atrevieron a superar los límites del capitalismo imperialista y ahorcaron el impulso de masas que recorrió regiones enteras del mundo desde finales de los ´90. Estas direcciones fueron además las que trabajaron para convencer al movimiento de masas de que el consumo era la expresión del nuevo mundo que proponían. Para sostenerlo, siempre limitada y esporádicamente, le dieron vía libre a la fase extractivista del capital que clavó sus garras en lo profundo de los territorios a lo largo de todo el continente americano con particular intensidad. Fracking, mega minería, agro negocio, especulación inmobiliaria y extractivismo urbano. En definitiva, se encargaron de que las condiciones económicas de la dependencia se consolidaran y extendieran, dotaron a las corporaciones de un dominio aún superior de los resortes fundamentales de la economía y reservaron para sí la potestad de repartir algunas de las migajas, con una alta cuota de apropiación de esas migajas para su enriquecimiento.

Así es que los Trump y demás expresiones de la derecha no salieron de la nada, fueron el resultado de un proceso conducido por expresiones políticas que adaptaron el discurso y la piel para colocarse al frente, pero cuyo principal objetivo fue desviar la energía de las masas al callejón sin salida del reformismo versión populista. 

Quienes conformamos hoy el Movimiento Anticapitalista, somos parte de una corriente que polemizó duramente con aquellas expresiones que veían en los triunfos electorales de la derecha solo la expresión negativa y pronosticaban largos años de impasse en la lucha de clases y también lo hicimos con los sectores que luego del fracaso del reformismo progresista (con sus variantes y colores) nos planteaban que la única forma de enfrentar a la derecha era repetir esas experiencias. Camino que podemos ver a donde lleva si seguimos la situación de Argentina y algunos como el PC y el Frente Amplio proponen para Chile.

Sobre la base de entender que esa coyuntura expresa el fracaso de lo anterior y que cuando los gobiernos pasaran del discurso a la aplicación de sus planes se intensificarían los enfrentamientos, las rebeliones y las revoluciones decidimos tomar impulso en el reagrupamiento internacional de las y los revolucionarios para actuar en este escenario. 

¿Por qué una internacional revolucionaria?

La actividad internacional y la ofensiva de salir a la palestra internacional a impulsar con fuerza esta visión del mundo y la pelea por explicar la necesidad de una organización internacional militante y con activa participación en los procesos, distante del modelo propuesto por el Secretariado Unificado, de disolución en corrientes de opinión al interior de los partidos amplios o formaciones reformistas alrededor del planeta, disolviendo su estructura orgánica y profundizando la verticalidad burocrática de un centro enclavado en Europa que propala línea general para todo tiempo y lugar cual si se tratara del olimpo trotskysta, nos permitió darle nacimiento en primer lugar a Anticapitalistas en Red, una articulación inicial de distintos partidos y grupos con una tradición común en la corriente Morenista para luego dar un salto de calidad a construir la Liga Internacional Socialista a partir del desarrollo propio pero, sobre todo, del inicio de un productivo trabajo en común entre partidos y organizaciones provenientes de distintas tradiciones en el marco del trotskismo e incluso de otras corrientes. Así luego de un acuerdo fundacional con el MST de Argentina, el SEP de Turquía, nuestro partido y partidos y grupos de distintos países de América y Europa dimos el primer paso. A lo largo del último año y medio de desarrollo este paso se ha transformado en un salto, alcanzando un crecimiento que puede contarse en múltiples países en los 5 continentes, con desigualdades y muchos desafíos, pero logrando algo muy importante que pocas corrientes pueden mencionar y es motivo de orgullo. En el proceso de rebeliones y revoluciones que sacudió al mundo a finales del 2019 la LIS y sus secciones tuvieron una participación en primera línea.

La pandemia imposibilitó por el momento la realización de nuestro primer congreso mundial, aunque ya se encuentra en desarrollo el pre congreso. Pero el crecimiento es, aunque todavía lejano a nuestro objetivo de transformarnos en una fuerza decisiva para la revolución a nivel internacional, muy importante. ¿Cuál es la explicación?

Situación objetiva, política correcta y audaz y un modelo organizativo novedoso

Como lo explicamos en numerosos artículos, exposiciones y debates entendemos que en el marco de una profunda polarización social nos encontramos en una situación internacional que muestra una ofensiva de la lucha de masas contra los planes de ajuste de los gobiernos y organismos internacionales. La definimos como una situación pre revolucionaria, donde las condiciones objetivas para terminar con el capitalismo están más que maduras, aunque sin desarrollarse suficientemente la dirección revolucionaria para lograr esté objetivo.  Por eso a pesar de que se han desarrollado y se desarrollan rebeliones y revoluciones aún no se pueden “coronar” en triunfos categóricos y transformaciones socialistas. Sin embargo, esta condición necesaria da paso a lo que constituye la tarea fundamental de la etapa, que es justamente la construcción de partidos revolucionarios militantes, con una estructura para la acción en esos procesos y un método centralista y democrático para disputar la dirección de la clase trabajadora y el movimiento de masas en todo el mundo, aplicando para ello las tácticas necesarias en cada caso. Esa es nuestra estrategia permanente, pero cobra hoy un valor definitorio.

Esa construcción tiene una expresión internacional en la Liga Internacional Socialista, donde logramos articular distintas tendencias y expresiones sin repetir el viejo modelo de un partido que dirige a una serie de satélites en distintos países que tanto daño le ha producido al movimiento Trotskysta en la historia. Esta copia burocrática del modelo en el que el estalinismo transformó a la III Internacional no tiene razón de ser y en ese marco polemizamos con corrientes como el PTR, que actúan sobre la base de la repetición mecánica de políticas impulsadas desde el “faro” argentino o la “red internacional de diarios” que se alimenta de la misma fuente. Nuestro modelo es diferente, convivir con diferencias y generar confianza entres distintas expresiones políticas, lo cual no significa no debatir, todo lo contrario. Marchamos hacia un congreso donde se expresarán seguramente muchos debates, pero donde se consolidará la integración de distintas expresiones y corrientes y a partir de ello avanzaremos en la generación de confianza, lo cual es clave para la acción política común.

Desde el Movimiento Anticapitalista estamos orgullosas, orgullosos y orgulloses de ser parte de esa experiencia y si bien estamos dando los primeros pasos, somos optimistas de que podremos avanzar y que las peleas definitivas por el futuro socialista de la humanidad nos encuentren en primera línea.