El viernes 17 de julio el directorio de Codelco decidió el cierre de las operaciones de fundición en Ventanas abriendo una polémica que cruza la comunidad, las y los trabajadores y las perspectivas de un desarrollo no contaminante y con base en las necesidades de las mayorías populares, más allá de los intereses del gobierno y las empresas privadas que azotan la Zona de Sacrificio de Quinteros – Puchuncaví, en este caso.
Por Camilo Parada e Ivan Mul, Movimiento Anticapitalista
La situación actual
En época de crisis ecológica las expresiones más brutales del experimento neoliberal y extractivista de nuestro país surgen con todas sus fuerzas destructivas, manifestando que la irracionalidad del capital a través de sus representantes de turnos es fomentar la ganancia privada a costa del trabajo, la salud y la vida de las mayorías populares potenciando el sacrificio de los territorios. El caso de Quinteros – Puchuncaví es uno más en la larga lista de las consecuencias de un modelo a costa del despojo y saqueo de los bienes comunes.
Es por eso que el cierre de la fundición de Codelco Ventanas abrió un importante debate, ya que el discurso del gobierno de Gabriel Boric para justificar el cese de operaciones fue en nombre de reparar las condiciones ambientales de la zona, mientras que omitió que Ventanas está en un parque industrial minero, energético y portuario en dónde no sólo está la estatal de Codelco, sino que hay un extenso enclave que contempla a 14 empresas, la mayoría privada.
“En la zona de Ventanas actualmente operan 14 industrias que en conjunto producen un inquietante cóctel de contaminantes: arsénico, cobre, plomo y mercurio, entre otros materiales particulados. Pero cuando se habla de la presencia del SO2 en los cielos de Puchuncaví, las miradas se dirigen principalmente a dos empresas. Hacia la termoeléctrica AES Gener, porque al quemar el carbón que es utilizado para la generación de energía, también funde el azufre que viene contenido en este mineral, generándose SO2. Y hacia Codelco Ventanas, porque en el proceso de fundición para lograr la purificación del cobre también se funde el azufre que viene con el metal rojizo, con la reacción señalada” (Ciper, 2011).
Codelco y su fundición de cobre claramente es parte del problema, pero no es la única empresa, el cordón industrial contempla a grandes multinacionales como las termoeléctricas a carbón de la transnacional AES Corporation (ya siendo responsabilizada por las intoxicaciones masivas), también operan instalaciones contaminantes de Copec, Cementos Bio Bio, ENAP, Endesa, Epoxa, Gasmar, GNL, Puerto Ventanas, Oxiquim y Shell. Esta situación es la que ha provocado la intoxicación en el llamado “Chernobyl chileno”, por lo tanto, la intromisión del gobierno en la empresa estatal no involucra la activación en una deuda ambiental que toque todos los intereses en disputa afavor de la desintoxicación de la zona de sacrificio para aportar a la salud y vida de la comunidad, al contrario, tras el velo del relato verde del proyecto progresista – neoliberal se expresa la lógica privatista y entreguista, así lo ejemplifica el ex presidente de Codelco, Oscar Landerretche, que años antes había expresado que se viene barajando el cierre de Ventanas y que “nada de la producción de Codelco se ha procesado en Ventanas en 15 años”, demostrando que hay un problema principalmente económico que genera la lógica de su cierre actual, ya que la baja productividad de la empresa debido al desfinanciamiento en la industria nacional conllevando a la obsolescencia tecnológica, contaminante y de baja rentabilidad, consolida la búsqueda de nuevas fuentes especulativas extendiendose la oferta a transnacionales, este hecho se demuestra con la apertura a capitales chinos en dónde la extracción industrial del concentrado de cobre despliega nuevos mercado para el despojo local, mientras que asociado a las políticas de continuidad neoliberal y extractivistas del gobierno de Boric son aprovechadas por las multinacionales que aumentan su rentabilidad debido al “regalo” de minerales asociados como el oro o el níquel que no son contemplados en la extracción masiva que regula al cobre. Es decir, desfinanciamiento y obsolescencia de tecnología contaminante local para especulación extractiva para multinacionales, debacle ambiental en todos los casos.
Bajo esta lógica se explica el abandono a las y los trabajadores de Codelco que están en total incertidumbre frente a la decisión al gobierno del Frente Amplio y el PC junto a la ex Concertación, sin contemplar un plan de reconversión laboral ni productivo, al igual que la comunidad de la zona que seguirá con los efectos contaminantes de las empresas transnacionales que saquean el territorio. La justicia ambiental está lejos de los intereses capitalistas, al contrario, es necesario un plan que contemple a las y los trabajadores junto a la comunidad de Quinteros – Puchuncaví para avanzar en una perspectiva post extractivista en beneficio de quienes vivimos de nuestro trabajo.
El cierre del gobierno
Por todo lo anterior, es claro que el gobierno intenta con el cierre apropiarse de un perfil ambiental que no está presente en el conjunto de su programa más que como decorado. Es por eso que el anuncio se da sólo sobre el proyecto que está bajo control estatal y no sobre los otros emprendimientos privados de la zona, es por eso que se centra en esta zona y no en el conjunto de enclaves extractivistas que existen de sur a norte en el país y es por eso que se trata de una medida inconexa e inconsulta.
El cierre viene a fortalecer además un perfil “progresista” que no puede mostrar en su proyecto económico y mucho menos aún en el tratamiento a los flagrantes casos de violaciones a los derechos humanos de los últimos meses. Es decir, se trata de una medida efectista que lejos está de constituir una solución al problema de la contaminación y que además puede profundizar otros problemas en la zona como el del empleo, la pobreza, etc. Generando finalmente un descreimiento en la posibilidad de un modelo de desarrollo alternativo que no esté guiado por la ganancia empresaria sino por las necesidades sociales.
Esta orientación no es exclusiva del gobierno de Boric, los gobiernos “progresistas” de la región no se han diferenciado en cuanto a las actividades extractivas de sus pares más de derecha. Las multinacionales aliadas en muchos casos a capitales locales actúan en todo el continente con una matriz clara y definida en otras latitudes, donde las y los trabajadores y los pueblos no tienen posibilidad de opinar y al mismo tiempo somos quienes sufrimos mayoritariamente las consecuencias. En este caso y con este contexto, la política del gobierno se podría comparar a quien pretende curar el cáncer aplicando dosis de aspirinas, lo que no solo no cura la enfermedad, sino que por la vía de no tratarla correctamente termina permitiéndole avanzar, por más que en sí misma la aspirina no sea “mala”.
Nuestras propuestas
Frente a este escenario y con la ventaja de que el tema se ha transformado en un debate nacional nos proponemos aportar una serie de miradas que parten de las críticas precedentes y apuntan a que la calidad de vida y la autonomía de las comunidades se ponga en el centro de la escena. Para lograrlo no hay una única medida posible, sino que es necesario un programa.
Suspensión de todas las actividades contaminantes, de carácter estatal y privado, en la zona: creación de una comisión entre la comunidad, trabajadores, profesionales de universidades públicas y organizaciones sociales para analizar y diseñar un plan económico productivo para la región que incluya el análisis, saneamiento y reorganización al servicio de las necesidades sociales y no de los intereses del capital, reconvirtiendo la zona productiva bajo un plan que incluya al conjunto de las y los trabajadores con capacitación para ocupaciones en procesos no contaminantes, y continuidad salarial por parte del estado hasta su implementación definitiva.
Esta política es una posibilidad, es por eso que el constante apoyo a la movilización minera es fundamental sumar la perspectiva de unidad entre los sectores afectados de la zona, abriendo espacios de confluencias y apoyo solidario para activar un verdadero plan económico que ponga en el centro la vida, la salud, el trabajo y la naturaleza lejos de los intereses del 1%.