Por Joaquín Araneda, Movimiento Anticapitalista
Hace pocos días se vivió en Iquique hechos repudiables por un grupo de personas incitados por la derecha conservadora envalentonada por la política antiinmigrante del gobierno. Enfrentar la xenofobia con solidaridad activa: impulsar coordinaciones y movilizar para que el fascismo no pase.
La crisis sobre una clase sin fronteras
En los últimos años hemos visto cómo las olas migratorias se han intensificado, tanto en el país como en el resto del mundo. Una situación que es manifestación de la crisis global que enfrenta el capital y que sus representantes buscan descargar sobre las mayorías sociales que vivimos de nuestro trabajo, expresando el rostro más brutal del sistema y que se concreta en guerras, planes de austeridad contra el trabajo, aumento del autoritarismo y crisis ecológica, entre otras situaciones causales de la migración forzada de millones por el mundo.
Así mismo, un sostén ideológico del capitalismo es el nacionalismo que fomenta la xenofobia, aunque siempre enmarcada contra el pobre, ya que el discurso tras la bandera de los “nacionalistas” es promover el saqueo transnacional y el interés del gran capital que no reconoce fronteras, elementos de falsa idea que busca dividir a la clase trabajadora, es por eso que es el inmigrante pobre el que molesta y no los exfoliadores del territorio y explotadores de las y los trabajadores. Aquella definición es la que encarna Piñera al situar su política inmigratoria en las deportaciones masivas, política que se viene intensificando con cierta fuerza desde el 2017 hasta la fecha, esquema que suma tras el discurso que “limpia” el país de quienes roban, matan o trafican, aunque, incluso bajo sus propios índices, esta justificación ideológica no tiene sustento con la realidad, es menor al 3% los hechos asociados a estas falsas ideas.
Por otra parte, estamos atravesando un proceso de mayor polarización social, en dónde las expresiones políticas a izquierda y a derecha encuentran mayor eco para dar salida a la situación material de las mayorías. Esta tensión claramente está corrida hacia la izquierda con un peso de las calles y en consecuencia de aquello, la burguesía experimenta para responder. En este punto, Piñera y su política antiinmigrante envalentona a la derecha conservadora como al Partido Republicano de Kast, al igual que grupúsculos fascistoides como el Movimiento Social Patriota, que apoyados en sus discursos contra el inmigrante pobre activan hechos como los vividos este fin de semana quemando campamentos, juguetes y ropa de comunidades venezolanas en Iquique, todo esto con el beneplácito de las fuerzas represivas. Si bien, son expresiones minoritarias, es central responder con contundencia y no dar espacios a la xenofobia y sus organizadores para atentar contra la migración.
Posibilistas en tiempos de polarización
Las acciones de la brutalidad en el norte evidentemente obligó a posicionarse a diversos sectores, desde la ONU, alas al interior del gobierno y también, a las cartas presidenciales que están en carrera y que responden a un proyecto que necesita mostrarse como buenos administradores del sistema como es el caso del candidato del FA-PC, Gabriel Boric, que en su paso por Iquique planteó que «El problema que tenemos en Chile es que tenemos un Gobierno irresponsable, que fue a Cúcuta a invitar a la migración y después no se hizo cargo, y abandonó a los migrantes y a las comunidades donde llegaban. Eso genera enfrentamientos que no queremos ver, las escenas que vimos ayer en Iquique son desgarradoras». Es evidente que el gobierno es su principal responsable, aunque también es cierto que el Frente Amplio es el principal gestor para que Piñera se mantenga en el poder y a su vez, en las líneas de Boric se sigue canalizando a las instituciones que hasta ahora han sido las promotoras de la brutalidad.
Y es en ese sentido que el proyecto del candidato de Convergencia Social como rotulador de la reconfiguración del régimen en tiempos de crisis de representatividad, lo conduce a tener “buenos modales” con lo actual y todo buen modal con lo actual, es sinónimo de mantener todo en orden, por lo tanto, dichas declaraciones no pueden estar disociadas con la política de firmar el Acuerdo por la Paz, su programa de gobierno garante de la represión y así mismo, de las definiciones en el debate presidencial cuando fue interpelado por el ultraderechista de Kast por reunirse con el Comandante Ramiro, a esto Boric respondió: «Cuando me equivoco soy capaz de reflexionar de mis errores y pedir perdón» y luego complentó con un no sé y no respondo. Este rol, de “pacificador” de las calles y de cambios“a medida de lo posible” es propenso a dar espacios a los sectores fascistoides como Kast, quien juega de “outsider” y que al defender con vehemencia el capital (polarizando), no encuentran respuestas en personajes como Boric, ya que ir contra lo que representa el candidato de los Republicanos es concentrar fuerzas contra la impunidad, los cambios para las mayorías y de repudio activo que atentaría con el “orden” y su estabilidad. Además es evidente que el canal institucional tributa para este juego, hoy activar las calles es central como mecanismo de freno y demostrar que las fuerzas siguen siendo de las calles.
La clase obrera es una y sin fronteras: comité de solidaridad y movilización para enfrentar la xenofobia y a los fachos
La migración es un derecho y por lo tanto, hay que defenderla, sobre todo en un marco de crisis global del capital que atenta contra las y los trabajadores del mundo. Desmantelas las políticas de Piñera de deportación forzosas y de militarización fronterizas es de primer orden, así mismo exigir un plan integral que fomente la inclusión social de las y los inmigrantes y de las comunidades que lo acogen, es decir, libre tránsito, residencia, trabajo, vivienda, salud, vacunación, educación y derechos humanos en un proceso regional de desarrollo por sobre las fronteras.
Esta perspectiva es de urgencia, no podemos dejar pasar al fascismo xenófobo. Para que la demostración que hicieron en Iquique no se repita y a su vez, conquistar los plenos derechos de todas y todos migrantes y de las localidades que los reciben, desde el Movimiento Anticapitalista proponemos impulsar un Comité de Solidaridad activa que organice la movilización, la autodefensa contra los grupos fascistoides y la coordinación internacional y seamos muchas y muchos que digamos: ¡No Pasarán! ¡La clase obrera es una y sin fronteras!