Escriben Alejandro Bodart y Vicente Gaynor
Miles de cubanos salieron a las calles el domingo 11 de julio, protestando por la falta de comida, de medicamentos y los prolongados cortes de luz en medio de una profunda crisis económica, agravada por la pandemia y el bloqueo canallesco del imperialismo yanqui. El régimen respondió con una brutal represión, dispersando las movilizaciones con palos, gases lacrimógenos y cientos de arrestos. El presidente Miguel Díaz-Canel tildó a las protestas de “acciones de desestabilización política” impulsadas por Washington y llamó a sus seguidores a salir a las calles a enfrentarlas.
Desde ya que el imperialismo intenta aprovechar la movilización y su permanente intervención encuentra expresión en algunas consignas y carteles que se han visto, como “abajo el comunismo” o “Patria y Vida”, en referencia a la canción compuesta por músicos gusanos en Miami. Pero es falso que sea el imperialismo el impulsor de la masiva y extendida movilización que estamos presenciando. Es el hartazgo auténtico y espontaneo del pueblo trabajador cubano contra la opresión burocrática y la bronca contra el ajuste que viene aplicando el régimen lo que provocó este levantamiento de características históricas.El bloqueo que sostiene Estados Unidos contra Cuba desde hace décadas juega un rol muy importante en las penurias que se viven en la isla. Pero ha sido la política de restauración capitalista y el ajuste salvaje del propio régimen durante los últimos años el que ha deteriorado de tal forma las condiciones de vida que esta se ha vuelto insoportable para la mayoría de la población.
El proceso de restauración se viene acelerando en la última década, a partir de las reformas de Raúl Castro que implicaron el despido de 600.000 empleados públicos entre 2010 y 2014, el ingreso de la actividad privada en ramas como la hotelería y el transporte, la ley de inversiones de 2014 que autorizó el ingreso de empresas con el 100% de capital extranjero y la entrega a productores privados de un tercio de las tierras estatales en usufructo, entre otras medidas, coronadas por la reforma constitucional de 2018 que otorgó reconocimiento constitucional a la propiedad privada de los medios de producción y la inversión extranjera.La creciente apertura capitalista ha intensificado la dependencia económica de los dólares que ingresan por el turismo, por lo cual la retracción producto de la pandemia asestó un golpe durísimo a la economía de la isla.
Y el gobierno cubano respondió al estilo de los mejores gobiernos capitalistas: ajustando nuevamente al pueblo.En diciembre, Díaz-Canel y Raúl Castro anunciaron una unificación de la tasa de cambio que significó una devaluación de 2400%. El 1 de enero, aniversario de la revolución, entró en vigencia un paquete de medidas de “supresión de gratuidades innecesarias” que redujeron drásticamente las políticas sociales y públicas.La profundización de la crisis económica ha generado una combinación de inflación, desabastecimiento de comida y otros bienes básicos y largos “apagones” de energía durante los días más calurosos del verano, al mismo tiempo que la pandemia de Covid llego a un pico, superando los 6000 contagios diarios.Este desastre, junto al hartazgo acumulado contra el autoritarismo del régimen de partido único, es el que ha llevado a miles de cubanos a lo largo y ancho de la isla a salir desesperadamente a las calles a exigir respuesta al hambre y la carestía que están sufriendo.“Estamos pasando por tiempos realmente difíciles”, dijo la profesora de baile Miranda Lazara, “Necesitamos un cambio de sistema”. Otro manifestante dijo, “Estoy aquí por hambre, porque no hay medicinas, por cortes de energía, porque falta de todo”.
Por supuesto, Estados Unidos intentará sacar provecho de la bronca legítima del pueblo cubano, como hace en todo el mundo contra los gobiernos con los que confronta. Es indispensable oponerse a cualquier injerencia del imperialismo y denunciar el cinismo del principal ajustador y violador de derechos humanos del mundo. Pero no por eso se puede apoyar al gobierno y el régimen cubano, que se ha embarcado en una restauración capitalista el estilo de China, ajuste tras ajuste mediante y una represión desenfrenada a su pueblo cuando reclama en defensa de sus derechos.
El imperialismo se fortalecerá en Cuba en la medida que el gobierno continúe desilusionando a su pueblo y los revolucionarios no se postulen como una alternativa a la restauración y a la falta de libertades de los trabajadores para decidir su destino. El imperialismo intentara aprovechar la situación para avanzar en su agenda. También es posible que el régimen termine apareciendo como única alternativa al imperialismo y derrote las movilizaciones, imponiendo una represión y un ajuste más cruento, como hemos visto en Nicaragua y Venezuela. Nosotros apostamos a que la movilización gire hacia la izquierda y avance hacia una revolución política que recupere un rumbo socialista e instale un régimen de democracia obrera en Cuba. Para que esto suceda es fundamental que los revolucionarios apoyemos los legítimos reclamos del pueblo cubano, y a los militantes de izquierda que están a la cabeza de las mismas y son reprimidos y encarcelados por el régimen.
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De hecho, no son agentes de la CIA los que han sido arrestados, sino activistas socialistas como Frank García Hernández, historiador marxista y miembro de Comunistas Blog, Maikel González Vivero, activista LGBT+ y director de la revista Tremenda Nota, o Antonio Pérez Fernández, estudiante que ya había sido arrestado por portar un cartel que decía “socialismo sí, represión no”. Seguramente si estaría viva también estaría arrestada nuestra querida compañera y amiga Celia Hart.Desde la Liga Internacional Socialista, nos oponemos a toda injerencia imperialista, defendemos la independencia de Cuba incondicionalmente y luchamos por derrotar el bloqueo criminal de Estados Unidos. A su vez, apoyamos el derecho del pueblo cubano a manifestarse en defensa de sus legítimos reclamos y en contra del ajuste y la restauración capitalista que impulsa el gobierno y el régimen burocrático. Exigimos la libertad inmediata de los presos por manifestar y defendemos sus reclamos y las libertades democráticas que el régimen les niega.