Elección de gobernadores: reconfiguración política y desafíos

Por Joaquín Araneda, Movimiento Anticapitalista

La segunda vuelta para gobernadores acaba de concluir, su punto de mayor atención lo marcaba la disputa entre el Frente Amplio y la Democracia Cristiana en la RM. Reconfiguración, polarización y carencia de alternativa son tensiones en este capítulo del año electoral.

Resultados

Para afrontar los resultados de la segunda vuelta a gobernadores es necesario inscribirlas en un año marcado a nivel electoral y cruzado por la irrupción de las calles en la escena política. Telón de fondo que fue antecedido por las elecciones del 15 y 16 de mayo que resaltó la derrota de la derecha, el retroceso electoral de la ex Concertación y la irrupción del fenómeno independiente, un terremoto electoral que inevitablemente tuvo una expresión este fin de semana, aunque con sus particularidades que en última instancia se expresó en el resultado. Es así que la ausencia de nuevas referencias opacó las disputas por fuera del duopolio, mientras que las candidaturas en carrera poco eco tuvieron en el “nuevo” electorado, una falta de alternativa que deslumbró la política del “menos malos” que no encontró correspondencia posterior en el resultado electoral, específicamente en la Región Metropolitana entre Karina Oliva (FA) y Orrego (DC). La tendencia fue la abstención, la derecha recibió un nuevo golpe y la ex Concertación marca el retroceso.

El mapa quedó compuesto por una sola gobernación para Chile Vamos correspondiente a la Región de la Araucanía, en donde Evópolis logra quedarse el gobierno regional con un 58,21%. El resto del país suma treces mandatos para Unidad Constituyente (ex – Concertación) y el Frente Amplio quedó con dos. Aunque los datos expresan que la abstención fue el denominador común a lo largo del país, sólo votaron 2 millones y medio de personas, es decir menos del 20% del padrón electoral, mientras que la ex Concertación logró imponerse en un escenario de poca movilización electoral.

La Región Metropolitana, la DC y el “malmenorismo”

La tónica y el debate público lo ocupó la Región Metropolitana bajo la disputa entre el DC Claudio Orrego y Karina Oliva del FA (Comunes), aunque más allá de los números, la dinámica condensó la reconfiguración del mapa político, ya que acusando recibo del golpe electoral del 15 y 16 de mayo, la ex Concertación concentró sus esfuerzos en levantar una candidatura que aglutinara el centro político y a su vez, bajo el fantasma de relegar “los 30 años” la derecha cerró fila aunando esfuerzos para impulsar el triunfo de Orrego. El ejemplo de las dos derechas para defender el proyecto pos dictadura tuvo una expresión clara en esta pasada, así la DC – PS – Evópolis – RN y la UDI lograron unificar un apoyo común por la DC. No es de extrañar que en las “comunas del rechazo” se impusiera con amplia mayoría a favor de Orrego, un hecho que terminó significando su triunfo electoral.

El Frente Amplio por su parte utilizó la candidatura de Karina Oliva para disputar ese centro político, si bien con un discurso de renovación apuntaba a un electorado que viene rompiendo con la ex Concertación, también intentó asumir vocería en “contra de”, una contradicción que no logró encantar el hastío contra los partidos de los 30 años y la bronca acumulada contra la DC. Un esquema que muestra los límites del proyecto del Frente Amplio que se viene profundizando desde la deriva que los llevó a ser parte del Pacto por la paz y la nueva constitución, ya que constantemente se esfuerzan por mostrar gobernabilidad en un escenario de crisis. Por lo tanto, en vez de profundizar el quiebre con el régimen, su discurso se asimila cada vez más a los viejas variantes, reduciendo su espacio para acumular en la polarización que se acrecienta.


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Pero la crítica va más allá del Frente Amplio, el Partido Comunista en estas elecciones apoyó a Karina Oliva e incluso las candidaturas presidenciales de ambos sectores, Jadue y Boric, asumieron unitariamente el apoyo al FA. Ese esfuerzo no tuvo relación a la táctica electoral fuera de la RM. El PC sin problemas apoyó las candidaturas de Unidad Constituyente en general y en particular a la DC en dónde se presentaron, esta orientación con fronteras difusas la sintetizó la diputada comunista Karol Cariola al declarar: «Claudio Orrego no es el enemigo ni representó al neoliberalismo en esta elección» (En el programa Estado Nacional de TVN 13/06). Rara reflexión para uno de los principales representantes de la consolidación del modelo heredado de la dictadura.

Una primera conclusión es que en medio de un proceso de polarización fomentada por la irrupción de la rebelión y potenciada por la crisis económica que atravesamos, es que queda poco margen para proyectos difusos en su política, es así que el FA no logró potenciar electoralmente el repudio a los 30 años y a su vez, la falta de una alternativa alentó a posicionarse por lo menos malos, aunque sin eco en la movilización electoral. Esa es la carencia sustancial de proyectos afines al FA y la contradicción fundamental del PC, en vez de potenciar la dinámica emprendida de las calles, asumen el desafío de presentar gobernabilidad junto a los viejos partidos. Una segunda conclusión, es que más allá que triunfara la DC en la RM, Orrego tendrá que asumir en un escenario de profunda desafección social, es por eso que la derecha apoyó sin temor su candidatura, reforzando el propio carácter histórico de la DC como plataforma de contención a los procesos de algidez de la lucha de clases, sin temor en ir a la izquierda con total de apaciguar ánimos y sin temor de virar a la derecha cuando se asoman recambios. El democratacristiano deberá enfrentar una gobernación en donde las calles estarán presente.

De la lucha callejera a tomar la política. El desafío para barrer los 30 años

Como decíamos previamente, las elecciones no se pueden analizar sin el proceso más general, hoy la ausencia de alternativa en las elecciones y la política de lo menos malo no entusiasmó al pueblo. En cambio, las elecciones del 15 y 16 de mayo nos presentamos diversas alternativas: independientes, movimientos sociales y la izquierda anticapitalista, expresando un alto nivel de adhesión y que la continuidad de la rebelión no se limita al “malmenorismo”.


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Aquel proceso es el que se tiene que desarrollar, asumiendo el desafío de transformar aquella experiencia en un motor político y social avanzando en una nueva síntesis común que permita la integración unitaria de todos los sectores independientes al régimen de los 30 años y en dicha sintonía, incitar espacios democráticos para que cada voto se convierta en organización social para robustecer los procesos de cambio. Avanzar en dicho camino no es una tarea para el mañana, es de urgencia anticiparnos y dejar atrás los vicios de la vieja izquierda para poder alentar que las alternativas transformadoras se conviertan en opción real para las mayorías y de esa forma enterrar definitivamente el “malmenorismo” y los partidos de los 30 años. Es posible y necesario, desde el Movimiento Anticapitalista estamos abiertos a dicha experiencia y te invitamos a sumarte con nosotras y nosotros para hacer fuerte estas ideas.