Nuestro homenaje, a 80 años del asesinato del compañero León Trotsky

Por Camilo Parada Ortíz, Movimiento Anticapitalista

“El socialismo no puede ser nada más que mundial. Todos los intentos de hacer socialismo nacional han fracasado, porque la economía es mundial y no puede haber solución económico-social de los problemas dentro de las estrechas fronteras nacionales de un país.” (Nahuel Moreno En Cuadernos de Correo Internacional.)

80 inexorables años han transcurrido desde que el maldito piolet stalinista ejecutara quizás al último bolchevique de la Revolución de Octubre, creo que es importante detenerse en la arista del termidor contrarrevolucionario de Stalin, el asesino de Trotsky, más allá de la maquina de matar destinada a la ejecución que era Ramón Mercader, al buscar acabar con el impulso de la revolución socialista.

En su exilio mexicano, consciente de que el cerco criminal del estalinismo se estrechaba, concentró sus energías en profundizar tres puntos.

El primero, refiriéndonos a Trotsky, busca aclarar cualquier tipo de amalgama entre revolución y contra-revolución, es decir, marca un linde entre los primeros momentos de la Revolución de Octubre de 1917 y la burocratización totalitaria de Stalin, en medio del segundo proceso de Moscú, que buscan eliminar a la vanguardia revolucionaria de la dirección del Partido Bolchevique, a los militantes afines a Trotsky y a los grandes líderes del Ejercito Rojo, acusándolos de contrarrevolucionarios, obteniendo confesiones a través de la tortura, la gran mayoría de revolucionarios acusados terminarían fusilados.

El mensaje es claro y va dirigido a Trotsky y a cualquier voz disidente dentro del Partido, todo esto en medio de un importante resurgir de la lucha de clases a nivel internacional, el estalinismo pone en marcha el termidor. Difamando en el mejor de los casos, asesinando, encarcelando en campos de trabajo y exterminio, exiliando, a la vanguardia de la Revolución de Octubre, paralelamente, Stalin insta a los partidos comunistas a purgar cualquier voz que se levantara contra la deriva totalitaria y burocrática que emprendía la URSS, la meta del terror, es borrar el ala revolucionaria del Partido, impedir que la clase trabajadora fuera el sujeto revolucionario e internacionalista, es importante remarcar en este punto, el silencio cómplice de la socialdemocracia y del campo capitalista, que veían con buenos ojos purgar a les revolucinaries, una paradoja que era de todo el gusto de la reacción y del reformismo.

Frente a esto, León Trotsky, desde su exilio en Coyoacán, convoca en 1937, una comisión investigadora para responder a las graves acusaciones que se ciernen contra él y su hijo León Sedov, expresadas en la condena a muerte; se trata de la Comisión Dewey, a los largo de quinientas páginas, de forma detallada, desmonta los procesos, devela los mecanismos de falsificación y la impostura tanto política, judicial como ética.

El segundo punto hace referencia al estudio de condiciones objetivas y subjetivas que según él llevan a una segunda guerra mundial, inflada por los nacionalismos que al mismo tiempo impiden la expresión más genuina de la lucha de clases, poniendo un prisma chauvinista, sumada a la nefasta influencia de la burocracia soviética sobre el movimiento obrero, en este punto y visto a posteriori, tenemos que reconocer que Trotssky se equivocó al imaginar que a través de la guerra el estalinismo caería, como cayó el bonapartismo en los conflictos franco-prusianos del 1870. De hecho el triunfo de la URSS contra la Alemania nazi otorga un segundo impulso a la burocracia estalinista.

El tercer punto, a nuestro parecer el más importante y del cual hay que seguir sacando lecciones, es el incansable trabajo para fundar una nueva internacional, tarea que se lleva a cabo el 3 de septiembre de 1938, en una reunión clandestinas en la casa de Alfred Rosmer, situada en las afueras de París, se funda la IV Internacional, con la participación física de delegados de organizaciones de once países, pero que cuenta con la adhesión de 28 países en total. La reunión aprobó el documento presentado por Trotsky quién no pudo estar presente, «La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional», un texto esencial del marxismo revolucionario que mantiene toda su actualidad, más conocido como Programa de Transición. [1] La IV Internacional se levantaba como un la herramienta necesaria para les revolucionaries en una época convulsionada por la subida de los nacionalismos reaccionarios y del terror estalinista.

Reivindicamos la figura de Trotsky alejándonos de todo culto a la persona, pero reconociendo la justeza de su pensamiento, en ese sentido, concluimos con él: “Sólo estudiando los procesos políticos sobre las propias masas se alcanza a comprender el papel de los partidos y los caudillos que en modo alguno queremos negar. Son un elemento, si no independiente, sí muy importante, de este proceso. Sin una organización dirigente, la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor.”[2]

Defendemos el carácter internacionalista y democrático de la necesaria revolución socialista, le sumamos sin apelaciones desde este sur combativo, nuestro ecosocialismo, porque queremos una revolución que sea para el conjunto de la vida, que cuide los equilibrios ecológicos, luchamos por un socialismo del buen vivir y contra el alma destructiva del capitalismo, que lleva el productivismo y la lógica expansiva de la acumulación en su adn, es la lógica asesina de los poderosos y los defensores del sistema, cuyo único norte es el todo crecimiento, la competitividad, la acumulación a toda costa.

Numerosos han sido los esfuerzos de estos mismos capitalistas de presentar una máscara que no hace más que focalizar las responsabilidades de la crisis ambiental en las prácticas individuales, obviando el carácter sistémico de esta misma crisis, no hay capitalismo verde posible, porque el capitalismo es destructor en su naturaleza. Esto redobla nuestra crítica a la propiedad privada, a los modos de producción, anteponemos en este sentido el valor social y de uso, antes que el valor mercantil, somos plenamente conscientes que es de forma colectiva y democrática que salimos de esta, y no nos referimos a la democracia burguesa representativa, sino a una democracia obrera, de las y los trabajadores, porque somos nosotres quienes debemos decidir qué se produce y qué no, analizando todos los costos, tanto sociales como ecológicos, en ese sentido también luchamos por la reducción del tiempo de trabajo, para que tengamos espacios de ocio, de creatividad, de amor, espacio social, tiempos compartidos. Nuestra crítica marxista al capital busca una sociedad alternativa donde replanteemos todo y dentro de ese todo también está el productivismo, que digámoslo, produjo catástrofes ambientales en los llamados socialismos reales de las burocracias estalinistas.

Nuestra organización revindica la figura de Trotsky trayéndolo al presente, de forma crítica, asumiendo las distintas crisis de nuestra corriente. En este sentido nos organizamos por un feminismo anticapitalista frente al feminismo liberal, que busca una igualdad formal que se traduce finalmente en la igualdad para las élites, nuestra búsqueda por la igualdad no se limita a una igualdad engañosa para un grupo de privilegiadas, nuestro feminismo es anticapitalista, libertad e igualdad son conceptos que van de la mano, no son neutros, nosotres buscamos la transformación de las relaciones, de los roles de género, de la sociedad, del control de los medios de producción, un feminismo contra todo tipo de explotación, de destrucción del medioambiente, de imperialismos, que no niegue la realidad, por ejemplo, de las trabajadoras sexuales.

La lucha de clases, el ecosocialismo, el feminismo combativo, las luchas disidentes, son finalmente la trenza de una lucha por otra sociedad, por un horizonte socialista, la lucha anticapitalista y antipatriarca es nuestro homenaje a 80 años del asesinato del compañero León Trotsky.


[1] http://anticapitalistas.cl/2020/08/18/la-fundacion-de-la-iv-internacional-y-la-vision-estrategica-de-leon-trotsky/

[2] Prólogo a la Historia de la Revolución Rusa. Trotsky. 1932-33