Por Joaquín Araneda, Movimiento Anticapitalista
Se aprobó en particular la reforma que permite el retiro del 10% de los fondos de las AFP en situación de crisis, ahora avanza al Senado. Un profundo golpe al gobierno abre las grietas del conglomerado de derecha. La antesala, una noche con cacerolas y barricadas, demostración social para ir por todo. Hay que arrebatarles la totalidad de nuestros ahorros, el desafío, nuestra apuesta.
El pesar de Piñera
La presión del Gobierno apostaba a “enmendar” a sus socios de “Chile Vamos”, coalición que acrecentó su crisis posterior a la votación del 8 de julio. Una jugada que no impidió que la votación del retiro de hasta el 10% de los fondos de AFP obtuviera 95 votos a favor, 36 en contra en contra y 22 abstenciones. De esta forma fue aprobada en particular y avanza al Senado.
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Como ya lo hemos dicho en artículos previos, la propuesta de la oposición es mínima y no implica una verdadera medida para enfrentar la crisis. Aunque también enreda los intereses de los dueños de las AFP, lo que explica la férrea oposición de los gremios empresariales y del propio gobierno. Se estima que las aseguradoras de los fondos acaudalan una cifra equivalente al 80% del PIB del país, una forma de apropiación que les es permitido por todo el armazón institucional creado en dictadura y mantenido hasta la actualidad, negocio redondo con el ahorro previsional de de las y los trabajadores.
La presión social puede más, el lobby parlamentario no
Si un hecho marcó el debate fue la presión social que se hizo sentir las horas previas, barricadas y cacerolazos, desafiando el toque de queda producto a la pandemia. Una demostración que aún existen reservas de la rebelión.
Aquel caudal profundizó la crisis en la derecha, el fantasma de la rebelión tomó artículos en periódicos burgueses, mientras que un sector del oficialismo presionaba contra el avance del proyecto, otro se despegaba de la figura de Piñera.
Lamentablemente desde los sectores de la izquierda parlamentaria, el Frente Amplio y el PC, encuentran sus limites en el Congreso, adecuando demandas al lobby parlamentario que lejos están de expresar las iniciativas que pueden surgir del pueblo movilizado. Incluso más, el aire triunfalista de estos sectores por el avance del proyecto y debido a apoyarse en los canales institucionales actuales, logró que la derecha frenara el “Fondo Solidario”, un retroceso, ya que era la indicación para que los empleadores y el Estado repongan los fondos que eventualmente fueran retirados. De esta forma intentaran involucrar algún requisito para que sean las y los trabajadores quienes paguen la reposición de sus propios ahorros, una vez más.
Como los portuarios y con cacerolas. Vamos por todo
Es una lección importante lo que sucedió con el rechazo del “Fondo Solidario”, ya que la institucionalidad parlamentaria a través de los procesos legislativo les permite incluir “letras chicas”, incluso por más mínimo que sea el proyecto, como es el actual caso, de esta forma los capitalistas garantizan que no se mermen sus intereses.
Es una realidad, el parlamento y las instituciones capitalistas no expresa la voluntad democrática de las mayorías sociales, ya lo vimos en plena rebelión, no hubo aceptación deportiva del poder para admitir los cambios que las calles planteaban. Por lo tanto, la activación social y democrática, contraria a la pasividad de la burocracia sindical que controla el PC, es fundamental para avanzar.
¿No sería distinto si paralizaba la CUT, tal como lo hicieron los portuarios?. La confluencia de la radicalidad de la juventud que prendió barricadas mientras sonaban las cacerolas con la organización de la clase obrera es decisiva. Piñera está en la lona, es un gobierno débil, hay condiciones de sobra para ir por todo: por un nuevos sistema de seguridad social, sin AFP y sin especuladores. En definitiva, el debate por el 10% demostró que el pueblo puede ir por más.
Y para eso tenemos que prepararnos y construir alternativas, nuestra obsesión como Movimiento Anticapitalista es superar la política “a medida de lo posible”, a toda esa izquierda posibilista. En tiempos de crisis, ser anticapitalista se hace una necesidad, porque ser de izquierda no es tranzar en el parlamento ni apernarse en la dirigencia sindical burocrática, es la lucha por los derechos más básicos y elementales, arrebatarles todo lo que es nuestro, a través de la movilización y auto-organización social.
Ese es el desafío y nuestra apuesta, son ellos o nosotres. Súmate y hagamos fuerte estas ideas para que de una vez por todas la crisis la paguen los capitalistas. Nuestras propuesta como Movimiento Anticapitalista.