El país de las AFP, un gobierno en crisis y el parlamento limitado

Por Joaquín Araneda y Martín Miranda, Movimiento Anticapitalista.

La votación del 8 de julio dejó con sabor amargo a la derecha y al gobierno, los matices se transformaron en grietas, mientras que la izquierda parlamentaria de presentaba como opción con una medida para la crisis. Lo que subyace y lo que se esclarece en el debate sobre el retiro del 10%.

¡La histeria empresarial!

“Aún es tiempo de rectificar el rumbo”, así se titula la columna publicada en El Mercurio adscrita por 15 presidentes de asociaciones empresariales, en ella, las palabras de Juan Sutil, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, son ejemplificadoras sobre la visión de los capitalistas ante la iniciativa de retiro del 10% al ver con “profunda preocupación cómo se está incubando una estocada a las pensiones de las trabajadoras y trabajadores chilenos, y de paso, a un pilar de la institucionalidad de larga data”. La pregunta sería ¿es para tanto?.

Nuestra opinión radica en que por un lado, Sutil tiene razón en que las AFP son un “pilar de la institucionalidad de larga data”. Veamos, el sistema de las AFPs fue impuesta a sangre y fuego por la dictadura y perpetuada por los gobiernos de la Concertación y la derecha. Un proceso de larga data que involucra en primer lugar, la hipoteca del futuro de millones de trabajadores y trabajadoras que viven de su trabajo, ya que la naturaleza del sistema está determinado por la capitalización individual que posteriormente se tranza en la bolsa, por lo tanto funcionan como bicicleta de capitales para financiar y especular, ahorros transformados en capital ficticio por las aseguradoras, mientras que niegan la posibilidad de un jubilación digna.

Y siguiendo con la premisa de Sutil, habría que decir en un segundo momento que no, no es para tanto, pues continuando con sus dichos, la reforma que permite el retiro del 10% de las AFP, no implica que los capitalistas toquen sus fondos, al contrario, es un autoprestamo afianzado en la lógica de capitalización individual, por lo tanto está lejos de generar las bases de una salida favorable a las mayorías sociales y a su vez, polarizan en el parlamento una medida que que no tocan sus intereses de base al empresariado. Pero sí, es parte integral de la acumulación capitalista local que además, generó toda una institucionalidad afín a dichos propósitos.

La derecha y el gobierno en crisis

Luego de su aprobación la bolsa golpeó a nivel bursátil, según el IPSA (Índice de Precios Selectivos de Acciones), hubo un retroceso de que rondó el 3%. Y según el JP Morgan, proyectando el peor escenario para los accionista, el cual sería un retiro 100% de lo permitido, las AFP tendrían una pérdida de $US 15.000 millones.

El negocio, por mínimo que sea, se toca y el proyecto integral del gobierno tambalea, ya que no le asegura al mundo empresarial la completa institucionalidad para acaudalar con la libertad de los últimos 30 años. Un proceso continuo desde el 18 de octubre, en dónde la revancha histórica del pueblo chileno atrincheró a Piñera, así acumula un nuevo a golpe la imagen del gobierno, sus aliados se alistan para no sufrir los embates.

Blumel manifestó que el acuerdo con la oposición para abordar la crisis está siendo afectado, ya que los US$ 12 mil millones que firmaron para bonos, no implicaba retoques constitucionales, de esa forma intenta poner freno, no a quienes con la derecha pactaron, sino a sus propios socios de rectificar la aprobación del proyecto, mismo tono tomó Briones, al plantear que está en peligro todo ese fondo, ya que habría que reponer a las AFP.

No es nuestro proyecto

Como lo hemos expresado, el proyecto que obtuvo una primera aprobación en diputados está lejos de ser nuestro proyecto, lo cual no significa entender que pueda generar una importante expectativa en amplios sectores de las mayorías, sometidas a la violencia de la crisis económica y sanitaria.

Entendemos las expectativas y el “sentimiento anti AFP” que estas representan, sin embargo, es fundamental entender hasta el final las limitaciones que el proyecto expresa, repasemos:

  1. Es un auto préstamo sometido a las leyes de la usura: El retiro del 10% de los fondos propio, capturados por las AFP, implica un préstamo otorgado con nuestro propio dinero. Esto significa que las empresas pretenderán cobrarnos intereses por prestarnos nuestro propio dinero. Conociendo a los representantes del régimen, seguramente harán todo lo posible para que así sea.
  2. No afecta los intereses de los que más tienen: El proyecto lejos de recuperar el conjunto de los fondos con los cuales las AFP hacen negocios o afectar los intereses de las grandes empresas como LATAM, Cencosud y otras que se han beneficiado de sus préstamos, pone el foco en los dineros individuales de los y las trabajadoras, para que seamos nuevamente las y los que paguemos la crisis, retirando dineros y volcándolo al consumo. Dirigentes que se dicen “comunistas” defienden esta estafa como si fuera un paso radical, pero, la verdad, de radical no tiene nada.
  3. Es insuficiente en el alcance: La iniciativa excluye a enormes sectores de la clase trabajadora, que no tienen fondo alguno para retirar. Trabajadorxs honorarixs, precarizadxs, cuenta propistas, etc. Continúan completamente desamparadxs. Por lo tanto, presentarla como “la medida” es una desproporción que solo muestra que el horizonte que defienden los “izquierdistas” parlamentarios es bastante limitado.

Ante una crisis “inédita” hacen falta medidas excepcionales

Es lógico que la derecha se tire de los pelos y ante la más mínima complicación a sus negocios, evidentemente el retiro masivo de los fondos de las AFP expondría con toda claridad que nuestros dineros no “existen” más que en los giros especulativos de estos verdaderos delincuentes de guante blanco.

Lo que no resiste ninguna lógica es la actitud de la “izquierda” parlamentaria, que solo puede llamarse a sí misma de esta forma pues a su derecha ocupan puestos personajes como Coloma, Hoffman o  Van Rysselberghe. El PC o el Frente Amplio a lo sumo pueden mostrar un rosa amarillento en sus planteos políticos. Aquellos que mandaron a callar la voz de las calles cuando millones nos movilizamos en todo Chile contra las AFP desarrollando un movimiento que fue uno de los que decantó en la rebelión del 18O, aquellos que en esa misma rebelión cocinaron el pacto y salvaron a Piñera y su régimen podrido, heredado de las mismas entrañas de la dictadura, tienen de izquierda lo que Desbordes de progresista.

La adaptación de estos partidos y frentes, que festejan ganar las “batallas de otros” como dice alguno en tono crítico, mientras ve cómo puede sumarse a la fiesta, solo muestran su completa adaptación al régimen y por lo tanto su incapacidad para dar respuestas en el marco de los tiempos históricos que vivimos.

La combinación de pandemia y crisis económica, la histórica y profunda crisis en la que se encuentra el sistema capitalista no puede resolverse con medidas parciales, al menos no favorablemente para las mayorías trabajadoras.

Ante esta situación “inédita” lo que necesitamos son medidas excepcionales y contundentes y que pongan el centro en que la crisis la paguen los responsables de provocarla.

Un fuerte impuesto a las fortunas; la prohibición de despidos, suspensiones y rebajas salariales; la condonación de todas las deudas educativas; la implementación de una renta universal básica no menor a $500.000 y por supuesto la expropiación de todas las empresas que incumplan estas medidas, poniéndolas a funcionar bajo la gestión de sus trabajadorxs son medidas por las cuales empezar a darle una respuesta acorde a la situación. Por supuesto en ese marco recuperar por completo todos los fondos “expropiados” por las AFP y poniendo en pie un verdadero sistema de pensiones solidario, estatal dirigido con la misma lógica expresada anteriormente, debe ser otro paso fundamental para desmontar el Estado rentista, parasitario del cual se benefician los especuladores.

Para lograrlo, necesitamos fuerza y organización y una dirección política que pelee por esto y no un puñado de políticos de buenos modales que se pintan de rojo para conmemorar alguna fecha ilustre y luego actúan todo el año como rueda de auxilio de la gran burguesía.

Desde el Movimiento Anticapitalista acumulamos fuerzas para jugar ese rol, te invitamos a sumarte a esta construcción.