Por C.M , Movimiento Anticapitalista.
Ante una pandemia que tiene a millones en el mundo en cuarentena, con una profunda crisis sanitaria, se le suma el avance imparable de la crisis económica que ha llevado al gobierno de Piñera a levantar un plan de políticas que busca “resguardar los puestos de trabajo y los ingresos de las y los trabajadores”. La llamada “ley de protección al empleo” que entró en vigencia durante las primeras semanas de abril, ya se encuentra en curso y se enmarca en una arremetida más de políticas anti-obreras y de ajuste contra el conjunto de las y los trabajadores
Una política de salvataje
El decreto de la Dirección del Trabajo, la Ley de Teletrabajo, la Ley de Protección del Empleo (votada por el PC) y la política criminal de no anunciar una cuarentena nacional total, son algunas de las medidas contra la clase trabajadora que ha impulsado el gobierno de Piñera, legalizando la suspensión del pago de las remuneraciones, la suspensión contractual en período de cuarentena o por acuerdo con el trabajador, este último para que se acojan al seguro de cesantía. A la fecha, ya han sido más de 23 mil empresas que se han acogido a esta ley, dejando a cerca de 350 mil trabajadores sobreviviendo con sus propios ahorros del seguro de cesantía y resguardando las ganancia de los principales monopolios económicos del país, pues ¿quiénes se han acogido a esta ley? Principalmente, los consorcios de las grandes multitiendas como Paris y Ripley, así como también las grandes cadenas de comida rápida. O sea, esencialmente el sector del comercio asociado a los grandes capitalistas de este país, que año a año dan cuenta de las millonarias ganancias que tienen.
Una arremetida patronal
En este marco, se visualiza una arremetida sin control contra el conjunto de la clase obrera que lleva semanas copando filas para cobrar el seguro de cesantía y denunciado la ola de despidos que se han generado durante este último mes, se avizora que rápidamente las cifras de desempleo superarán las dos cifras. Por otra parte, las y los trabajadores que continúan ejerciendo sus empleos denuncian las precarias condiciones en las que se encuentran, exponiéndose día a día a la posibilidad de contagiarse con el virus.
Esta situación se agudiza aún más para el conjunto de la clase trabajadora que ha sido puesta en jaque: la vida o los sueldos. Es en esta lógica que se ha montado la estrategia de salvataje de este gobierno que va al son de los empresarios, poniendo sus ganancias por sobre nuestras vidas, así lo reafirma la Cámara del Comercio de Santiago que sostuvo que: “No podemos matar la actividad económica por salvar vidas, después lamentaremos que gente muera de hambre”. Evidentemente, estamos frente a una arremetida patronal amparada por el gobierno y los partidos del régimen.
Otro de los puntos que pone en evidencia la situación laboral del país es la condición de extrema precariedad que están enfrentando las y los trabajadores de la salud, la primera línea frente a la pandemia. Esto demuestra que el desmantelamiento de la salud publica está completamente relacionado con la falta de insumos básicos. La campaña “no queremos aplausos, queremos insumos” hace eco cada día con más fuerza, en exigencia a una inyección de presupuesto estatal a la salud pública y así frenar las muertes en las salas de espera y que no sean los propios trabajadores quienes fabriquen los insumos, mientras que son el sector con mayor tasa de contagio. Todo el presupuesto que el gobierno ha destinado para enfrentar la pandemia y reactivar la economía, no tiene otra línea que destinar 4.7% del PIB para los empresarios y no en defensa de la vida del conjunto de la clase trabajadora.
Activar la huelga en defensa de la vida y el trabajo. Necesitamos otro modelo sindical.
El silencio cómplice de la CUT y Unidad Social a ayudado al gobierno ha impulsar estas políticas en completa impunidad. Es tarea urgente que sea la lucha y organización de las y los trabajadores que impulse una salida a esta crisis, por lo tanto, un rol activo y de democracia interna y de base. Si nos obligan a trabajar, que seamos nosotras y nosotros quienes decidamos en asambleas cómo enfrentar la paralización de los despidos, organizar la lucha por insumos básicos, oponernos a la precarización de la vida.
Esta crisis no la deben pagar las y los trabajadores. Por eso, es central la lucha por la huelga general como la principal herramienta que tenemos para enfrentar los embates patronales acompañado de un plan de lucha. Necesitamos otro modelo sindical al servicio de las y los trabajadores para que la crisis no la paguemos quienes trabajamos. ¡Huelga general ya! Por la vida, la salud y por el derecho al trabajo digno.
Artículo de nuestro periódico Alternativa Anticapitalista. Puedes revisarlo aquí: http://anticapitalistas.cl/periodico/