Una mención es por la serie exitosa de HBO que remite a la catástrofe del reactor nuclear 4 en Ucrania, en 1986. La segunda, los basureros, aluden al desastre socioambiental de la gestión Putin. En ambos casos los contrastes entre burócratas, capitalistas y la gente común, trabajadora. Nuestra reflexión y la propuesta de acción militante.
La serie es impresionante. Por la fuerza expresiva del relato y por el rigor histórico que ofrece, por momentos. HBO es propiedad de la Warner, por lo tanto, eslabón clave de la industria audiovisual capitalista estadounidense. Los cinco capítulos de “Chernobyl” tienen a priori un objetivo: desacreditar el socialismo como sistema obsoleto e incompetente, decadente, trágicamente utópico. Sin embargo, el desarrollo de la obra corrobora una tesis distinta: Chernobyl, sus miles de muertos y alcance dramático, se explica por la burocracia estalinista. Es decir, no es el resultado del socialismo a secas, es más bien la consecuencia de su negación antagónica, la dictadura de la burocracia estalinista. La obra desenmascara aspectos impresionantes del modelo estalinista en la ex – URSS:
- La ignorancia prepotente de la camarilla gobernante, usurpadora, del PC.
- El ocultamiento de todas las luces de alarma de la ciencia honesta, personificada en el profesor Legasov.
- La carrera absurda por la competencia en capacidad de producción, medida en PBI, de la ex – URSS contra EEUU.
La dignidad de la clase obrera, sus múltiples pruebas de solidaridad, humanidad y coraje personal que aminoraron el impacto mortal en miles. - La total y completa anarquía burocrática de la producción, sin participación obrera en la planificación y control. Incluso, en momentos extremos donde primó la verticalidad estalinista.
Finalmente: más allá de lo que se opine sobre la energía nuclear, en manos de la pérfida casta del PC fue una bomba atómica contra el pueblo. Un dato llamativo final, sintomático. Las reacciones furiosas contra la serie de HBO provinieron en primer lugar del PC actual de Rusia (eso es casi lógico). Lo sorpresivo es que el propio Putin amenazó con una versión rusa del estallido del reactor, furioso ante lo que considera una calumnia contra su país y quizá contra su propio pasado, ya que el presidente de Rusia fue agente de la KGB. La tesis del gobierno ruso es la repetición heredada de la vieja nomenklatura que responsabiliza a la CIA por una infiltración que habría provocado todo. Mientras tanto, voces autorizadas (y perseguidas) de la Academia de Ciencias de Moscú calcula en más de 200.000 los muertos de Chernobyl, cifra equivalente a lo que provocaron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Rusia, depósito de basura
La combinación de estancamiento económico, corrupción y autoritarismo, está erosionando la figura de Putin. Su programa capitalista incluye opresiones y desigualdades internas en varios sentidos. Por un lado, es Rusia contra las viejas repúblicas de la URSS, con las que tiene establecidas reglas asimétricas y de subordinación en la relación comercial. A la vez, existe una tensión entre Moscú y la periferia, ya que la gran capital produce millones de toneladas de basura que deposita en gigantescas montañas de desperdicio a cielo abierto en las regiones cercanas. La recolección y transporte es un gran negocio capitalista, por eso el gobierno de Putin no promueve la separación en origen, el reciclado y un servicio estatal con control social del mismo. Multiplica así, basureros en Rusia e incluso ha ofrecido el territorio del país para depósito de residuos nucleares a las potencias europeas. Después de atravesar territorios hostiles, el proyecto se intenta montar con un relleno sanitario en Shies (o Shiyes) a 30 kilómetros al norte de Moscú. La población activa de la zona, en especial los jóvenes, fueron construyendo un movimiento de protesta contra este atropello. Reclaman plebiscito, para que decida el pueblo. Moscú lo rechaza. Hace un tiempo hubo una audiencia y los vecinos de Shiyes quedaron afuera, mientras veían desfilar micros con obreros desocupados para garantizar un fraude. La protesta rechaza la promesa de puestos de trabajo y otras compensaciones para los vecinos. Putin y sus amigos empresarios hacen negocio con la salud popular y además reprimen violentamente. Ayer en la ex – URSS los burócratas y todo el régimen, provocaban con su desidia lo que terminó en Chernobyl. Ahora, el gobierno autoritario de Putin, reprime la lucha socioambiental en Shiyes. Por eso, hay que amplificarla internacionalmente con una campaña de pronunciamientos exigiendo el cierre del basural tóxico. La Liga Internacional Socialista asume esa tarea de solidaridad militante (link campaña internacional).
Socialismo con democracia, planificación sustentable
El balance socioambiental del estalinismo es pésimo. Pero eso no desacredita al socialismo como sistema, sino a su distorsión cualitativa, que fue la dictadura de la burocracia. La anarquía productiva o la planificación burocrática (que al final son lo mismo), tenía como incentivos una serie de privilegios con primas económicas que cobraban los jefes en función del volumen producido. Una carrera de irracional productivismo, cerrazón e incompetencia. Conservamos en cambio, la apertura de Lenin en medio de la revolución y la guerra civil, a facilitar experiencias a gran escala en reservas de miles de kilómetros a pedido de científicos que lo planteaban como proyecto. El capitalismo, de suyo, sobrepasa en capacidad de daño socioambiental al socialismo burocrático. En este caso, por la lógica de la ganancia privada.
Por todo esto, en primer lugar, queremos levantar la causa del activismo que en Rusia protesta contra los basureros y en particular el de Shiyes. Vamos a llevar a los lugares de trabajo, universidades y barrios, esta bandera como nuestra.
Por otra parte, queremos sí señalar algunos aspectos de nuestra política general en materia de medioambiente:
- El capital opera con la razón de la ganancia, por lo tanto, depreda y contamina. Estas consecuencias no se pueden erradicar sin cuestionar el sistema vigente y su democracia.
- Cuestionamos toda la experiencia ecológica del estalinismo. No es nuestra referencia, al contrario.
- Nuestro planteo es producir sin depredar, con planificación democrática y ecosocialista en materia ambiental. A la vez incorporar tecnología, pero al procesamiento, el reciclado, el recupero.
- Asumir el parámetro de calcular la producción sin dilapidar bienes comunes, sino en base a las necesidades sociales (no del mercado). Así, se reduce objetivamente el volumen material producido.
- Incorporar en la formación escolar a todos los niveles, Educación Socioambiental.
- Democratizar todo, incluyendo además de suprimir los salarios de privilegios de todos los funcionarios, establecer con carácter vinculante la consulta popular.
En definitiva: en lo inmediato vamos a militar la campaña contra el basurero tóxico de Putin; y a la vez, queremos divulgar nuestra visión anticapitalista y ecosocialista de la relación entre la producción social y su impacto ecológico. Es una necesidad para la clase obrera, la juventud y los pueblos.
Mariano Rosa.