El Frente Amplio y la Izquierda chilena ante Venezuela

La crisis que atraviesa Venezuela ha marcado la agenda a nivel mundial, una tensa situación que suma un salto en la confrontación con la autoproclamación de Guiadó apoyado por EEUU, la Unión Europea y los gobiernos de la región. Polarización que expresa la debacle del régimen de Maduro, que atrincherado junto a la casta burocrática del PSUV y de militares aferrados al poder, reciben el apoyo de Rusia y China con el afán de mover las piezas a favor de sus intereses en la disputa del territorio caribeño. La pauta de Trump no es otra que recuperar la hegemonía que se disputa sobre el petróleo y los recursos naturales, que hoy producto de las políticas de Maduro han abierto los canales del saqueo con el extractivismo consumado en el Arco Minero del Orinoco y dimitiendo soberanía con auspicios de transnacionales para Zonas Económicas Especiales. La injerencia con el balbuceo democrático a través de un peón como lo es Guaidó, el “presidente a cargo” sin ser elegido, define las condicione históricas que carga el imperialismo cuando asecha Latinoamérica. El rechazo a cualquier forma de intervención debe ser clara, ninguna política de injerencia solucionará el colapso económico y social que sufre el pueblo venezolano.

En nuestro país, como es de esperar Piñera actúa al alero del Grupo de Lima volcando rápidamente su apoyo a Guaidó, trazando una ubicación política que encuentra a la totalidad de la Derecha y sectores de la ex-Nueva Mayoría como el PPD, la DC y personajes del PS. No era de esperar otra posición de quienes han sido el sostén de la democracia heredada de la dictadura bajo el amparo y sumisión al imperialismo. El Frente Amplio por su parte ha jugado a dos bandas, Beatriz Sanches y RD, junto a dirigencias del Movimiento Autonomista y el reciente Partidos Comunes (Izquierda Autónoma y Poder) se demarcan de Maduro sin situarse independiente de la injerencia de EEUU concretamente, mientras que otros sectores acuden acríticamente a Maduro. La consecuencia, una sutil declaración firmada por el FA, rechazada por el Partido Liberal y la disolución del Grupo de Política Internacional del Frente Amplio. La “nueva izquierda” transita por la senda de la vieja izquierda, amalgamas de retóricas “antiimperialistas” e insuficiencia política erigen los límites del conglomerado en un escenario mundial que pone blanco sobre negro la agudización de las contradicciones.

El Frente Amplio, en la senda de la vieja izquierda.

Tras el discurso militaristas, el cierre de posiciones que intenta aislar a Maduro a nivel internacional y apostar al agobio económico que impulsa la política de Trump, se sitúa el telón de fondo del desastre social que efectúa el régimen bolivariano, erigido como argumento para la injerencia. Es así que parte del pueblo chavista rompe con Maduro, quedando demostrado días previo y al mismo 23 de enero con el auge de manifestaciones masivas e incluso protestas en las barriadas pobres de Caracas, así lo expresa la declaración de nuestros compañeros de Marea Socialista de Venezuela: “insistimos en la apreciación de que el acompañamiento de sectores del pueblo a esta derecha deslegitimada y rechazada por sectores importante de sus propias bases. Es el resultado del hartazgo de los efectos inhumanos de la crisis económica que tiene como principal responsable al gobierno de Maduro, su falso socialismo y antiimperialismo retórico”i. La disociación entre la casta burocrática y el pueblo venezolano ha ido configurando una nueva burguesía parasitaria del Estado que dinamitó cada logro que gestó el proceso bolivariano. El desfalco financiero, rebajar a las ruinas el aparato productivo, el 12% del territorio nacional que corresponde al Arco Minero del Orinoco para el saqueo transnacional, eliminación de derechos de pueblos originarios, privatizaciones y atacar los derechos laborales como la negociación colectiva, mientras que se asumió el pago al pie de la letra de la deuda externa. Piedra angular de la deriva a la hambruna, el saqueo y la crisis migratoria como reflejo social de la contrarrevolución económica que adquirió la hoja de ruta de Maduro con sus medidas neoliberales en la repartija de la soberanía nacional. De antiimperialismo nada. La situación social es detrimento de una política consciente de la burocracia, que hoy se apoya con la rapiña de China y Rusia, mientras que impera con el autoritarismo propio de la militarización de la política.

Estar contra la injerencia imperialista no puede radicar en un apoyo al régimen de Maduro, pues la polarización son dos caras de la disputa del saqueo y control del Estado venezolano, condicionada por una escalada de confrontación que incluso no niega el choque militar. Contrario a la independencia política del Grupo de Lima, la OEA y otros actores injeristas, la ex candidata presidencial del Frente Amplio, Beatriz Sánchez a través de twitter plantó “desde la izquierda,de la que siento parte, creo que Maduro hoy es un problema para la democracia en Venezuela… El camino es el dialogo y elecciones para que sean l@s venezolano@s quienes elijan en un proceso con garantías”ii, reducir una posición política a una publicación de pocos caracteres ejemplifica el camino que allana la figura del FA, alejada de plantear como serían esas garantías en medio del asedio yanki (omisión del intervencionismo) y de un gobierno de Maduro que ha limitado la participación democrática, contexto simplificado a un tweet para un problema agudo. En esa línea Revolución Democrática a través del diputado Pablo Vidal, planteó en una entrevista “Chile tiene el ejemplo vivo de cómo se puede salir de una dictadura de manera pacífica”iii, reivindicando un proceso que se gestó en alero del imperialismo, la gran burguesía y los militares, en función de la impunidad y la continuidad del modelo.

La respuesta a Beatriz Sánchez no se hizo esperar al interior del FA, Cristian Cueva a través de una carta abre el debate. El dirigente de Nueva Democracia y parte de la Convergencia, introduce al texto realizando una comparación con el Chile del 73’, posteriormente plantea: “Antes de continuar, debo aclarar que sería un reduccionismo irresponsable plantear que la situación de hoy en Venezuela es análoga a la padecida por Chile en 1973. Las diferencias son múltiples y profundas. Una de las más importantes es que la Revolución Bolivariana ha soportado 20 años de presión implacable de parte de la oligarquía interna y del imperialismo externo, incluyendo el haber enfrentado de forma victoriosa el golpe de estado de 2002 contra el presidente Chávez”iv. Es decir más allá de su aclaración temporal, él sitúa a Maduro en un contexto similar al de la UP, e incluso superior en virtud por el rango de permanencia en el poder, soportando “implacable” a la oligarquía interna y externa.

Tres apreciaciones que debemos señalar, la primera responde a un hecho de la realidad, las trabas económicas que vive Venezuela recién se hicieron efectivas durante el mandato de Trump, e incluso alojada fuera del ámbito productivo y comercial, contrariamente se han mantenido -hoy puesto a prueba- el negociado del petróleo y de las mineras de capitales transnacionales, importando sin problemas hacía EEUU. La segunda apreciación es sobre el embate de la oligarquía interna, quienes en las intentonas golpistas del 2002 fueron derrotado por el movimiento de masas que respondió contundentemente en las calles con toma de fabricas y retomar el funcionamiento efectivo de los pilares productivos frente al paro patronal. Fue eso que impulsó un desarrollo progresivo de la revolución bolivariana que hoy Maduro dinamita, la diferencia central entre el Venezuela 2002 y -incluso- Chile del 73’ es que en la actualidad Maduro perdió la base social chavista por el cumulo de contrarreformas, disminuidos a nociones clientelares, hecho que fue motor del porqué salieron a las calles sectores empobrecidos el 23 de Enero. La tercera es sobre la noción de sociedad, Cristian Cuevas plantea que “El camino elegido por el pueblo venezolano en la construcción del socialismo en democracia, con sus innegables singularidades, virtudes y defectos, se está encontrando con las mismas amenazas externas e internas que otros pueblos también han padecido al confrontar intereses de los poderes hegemónicos y deberá encontrar su propio camino de supervivencia”v. Siguiendo a Cuevas, por un lado es el Socialismo de Maduro, por otro el imperialismo, por lo tanto la vicisitudes devenidas en la actualidad no tiene ninguna responsabilidad el régimen, sino son productos de un proceso objetivo de condiciones internas y externas que van haciendo el camino “socialista”.

Aunque la diferencia central que existe entre el proceso de los 70’ en Chile y la actualidad de Venezuela, es que Allende no confió en el poder que cimentaban los trabajadores en instancias democráticas como los Cordones Industriales, al contrario, la UP optó por política de amparo institucional que allanó la construcción del golpe genocida, incluso con más de un advertencia del inminente golpe. Mientras que Maduro no solo no confía en el poder del movimiento de masas, sino que también ha perdido su base social al limitar el avance del proceso bolivariano y contrarrestarlo al ser parte de las dinámicas del gran capital en beneficio a una nueva clase social parasitaria, militar y cupular.

Si el sector que representa las palabras de Beatriz Sánchez dentro del FA constituyen la farsa, la posición que erigen los sectores como Cristian Cuevas, Nueva Democracia, Partido Igualdad y la Revista de Frente son la tragedia, confundiendo a una vanguardia que se presenta fuerte en la resistencia anti-Trump contra el imperialismo, optando por defender un proyecto que nada tiene que ver con Socialista, trazando un panorama entre “campos progresivos” en la geopolítica, dónde la rapiña occidental es apaciguada por la oriental. De antiimperialista queda meramente la retorica.

Párrafo aparte radica la posición del reciente conformado Partido Comunes, fusión entre Poder e Izquierda Autónoma. Karina Oliva (ex presidenta de Poder) expresó que quienes defienden a Maduro dentro del FA son una minoría, acudiendo a la representatividad parlamentaria. Lo curioso de su afirmación es que se da en menos de un mes que organizaran una charla con Juan Carlos Monedero, quien fuera parte del Gobierno Bolivariano, fiel defensor de los auto denominados progresismos latinoamericanos hasta el día de hoy. Monedero llegó a plantear que quienes crean que Lula está preso por corrupto son unos imbécilesvi. Las volteretas de Poder-Comunes parecieran condicionadas por los cálculos electorales, Claudia Mix, diputada de Poder-Comunes fue parte de la comitiva que viajó y apoyo las últimas elecciones en Venezuela, además de existir nexos estrechos con el Kirshnerismo, quienes del otro lado de la cordillera han mantenido una política similar, por un lado quienes defienden a Maduro, mientras que otros sectores se asimilan a RD. Cristina de K se mantiene en silencio.

Las diferencias políticas con Venezuela al interior del FA parecen llevaderas, en un espacio que transita en nombre de “una nueva izquierda” por la senda de la vieja izquierda fracasada en el poder.

En la hora de las definiciones, la necesidad de la izquierda anticapitalista.

Planteamos este debate con el Frente Amplio y también con la izquierda que se reclama anticapitalista, lo hacemos de forma fraternal en un momento que las definiciones políticas tienen un compromiso mayor por la escalada de confrontación que vive Venezuela. El reflejo del Frente Amplio con su política internacional es la expresión que ha ido construyendo con sus diputados en el parlamento, pasividad ante los conflictos y sumisión a los dictámenes institucionales. Difícil ser antiimperialista cuando se vota a favor de los TLC. La confusión prevista con posturas relativizadas mediante tweet o el dogmatismo acrítico al madurismo hablando de “socialismo”, abren espacio a que la derecha y la extrema derecha logren posicionarse. El FA queda atrincherado en la indefinición, dónde reina la confluencia hacía y para la unidad electoral como función estratégica.

Nuestra corriente hermana en Venezuela, Marea Socialista, contraría a todo escepticismo y funcionalidad sectaria, fueron participes desde el primer momento de la revolución bolivariana, delimitados con independencia política de la dirigencia del PSUV. Actúo en el seno del proceso sin ser meros observadores, interviniendo con una política revolucionaria. Tras romper con el PSUV en el 2016, por la deriva burocrática y contrarrevolucionaria que comenzó a imperar al interior del partido y que expresa la debacle social. Hoy, siguiendo la línea de intervenir, impulsan una salida democrática  con Referendo Consultivo a base de elecciones de todos los cargos de poder, a su vez, plantean un plan de emergencia económico “que recupere para los trabajadores y el pueblo (sin Trump, burocracia, ni China, ni Rusia), el control de todo el patrimonio hidrocarburífero y minero; tome sobre esa base medidas básicas de emergencia alimentaria, que el salario mínimo alcance la Canasta Básica, que responda a las sanciones y la escalada imperialista con expropiaciones defensivas elementales en reciprocidad al bloqueo y la confiscación de patrimonio venezolano que está haciendo Estados Unidos, que suspenda inmediatamente el pago de la deuda externa; que convoque a una amplia movilización nacional e internacional de los pueblos, en apoyo a una reorganización anti-capitalista y verdaderamente socialista de Venezuela”vii.

En las horas de las definiciones la mera retórica no sirve, la necesidad de construir una alternativa independiente de los dictámenes rapaces del imperialismo y de las castas burocráticas apoyadas por los intereses expansionistas de Rusia y China se hacen urgentes, el apoyo internacional al pueblo venezolano ayudará a sortear el principal limite que encuentra el proceso: el desarrollo de una fuerza independiente al calor de la movilización popular. Apoyar un proceso constituyente, democrático e independiente como lo plantea Marea Socialista, con los trabajadores y el pueblo será tarea de los anticapitalistas. Es hora de las definiciones en la izquierda chilena y mundial.

Joaquín Araneda 
Militante del Movimiento Anticapitalista.

i Marea Socialista (01 de febrero, 2019). Venezuela: ¡No a la intervención imperialista! ¡Ni el golpe de Guaidó ni la tragedia de Maduro!. www.Anticapitalistasenred.org
ii https://twitter.com/labeasanchez/status/1090737243629723649
iii Pablo Vidal (23 de Enero, 2019). www.cnnchile.cl
iv Cristian Cuevas (01 de Febrero, 2019). Carta abierta al Frente Amplio a propósito de la situación en la República Bolivariana de Venezuela. www.adnnoticias.cl
v Ídem
vi Ver video en Facebook de Radicaliza la democracia (04 de enero)
vii Mariano Rosa, Carlos Carcione (04 de Febrero, 2019) Venezuela: entre la rapiña imperialista y la burocracia parasitaria. www.anticapitalistasenred.org