Matte y Angelini, una historia de llamas extractivista e impunidad

La noticia de la semana son los trágicos incendios que afectan la zona centro-sur del país que hasta el momento cuentan con 15 personas muertas, decenas de heridos, la pérdida de casi 100 viviendas y 45.000 hectáreas destruidas. Las familias Matte (forestal CMPC) y Angelini (Celulosa Arauco) son las dueñas de las forestales implicadas en los incendios, ambas controlan el 70% del negocio forestal.

Por Abril A., Movimiento Anticapitalista

La historia del avance de las forestales está intrínsecamente ligada al modelo implementado a punta de fusil durante la dictadura de Pinochet, en dicho momento los grandes capitalistas aprovecharon de potenciar sus ganancias rearmando una legalidad que posteriormente fue ratificada en la transición y los gobiernos de la concertación y la derecha. El Decreto de Fuerza de Ley 701, creado en 1974 con la finalidad de fomentar la inversión forestal a partir de transferencias directas del Estado a entes privados, conocida como “ley de fomento forestal», sigue vigente hasta la actualidad con mínimas modificaciones. Dicha Ley subsidia un 75% de los recursos de plantación de monocultivos de pinos y eucaliptos, en desmedro del bosque nativo y los territorios que usurpa el avance extractivo para el negocio forestal. El cuadro suma al Decreto de Ley 2568, creado en 1979, que concede terrenos de las comunidades originarias a los empresarios. Los grandes beneficiados son los grupos económicos de los Matte (forestal CMPC) y Angelini (Celulosa Arauco), duopolio que controlan el 70% del negocio forestal.

La dictadura lo hizo, pero todos los gobiernos mantuvieron la impunidad y ganancias para el empresariado, la represión hacia los pueblos originarios y la orientación ecocida para el país.

Activar solidaridad e impulsar un plan de emergencia

No alcanza con declarar el estado de catástrofe si el Estado no invierte todos sus recursos en combatir los incendios y frenar a las forestales. Es necesaria la máxima solidaridad con las y los damnificados, impulsar la unidad de las comunidades y trabajadores para organizar brigadas y motorizar la acción solidaria en todos los territorios. Así mismo, debemos exigir un plan de emergencia nacional al gobierno para que la crisis la paguen quienes la generaron: las forestales y el gran capital.

Marx decía que el capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y la humanidad. Y hoy, cuando el cambio climático ya impacta con fuerza, cuando Chile atraviesa olas de calor históricas hace más de una década, avanza la sequía y desertificación, vivimos la pérdida de miles de hectáreas y biodiversidad por los incendio, es la población entera quien se ve afectada por la decisión de unos pocos.

Como anticapitalistas, levantamos un programa de salida que parte de recuperar lo que es nuestro, respetando el derecho a sus tierras a las comunidades originarias, luchando para que el Estado asuma realmente todos los recursos financieros y de equipamiento e insumos que sean necesarios para combatir las llamas, un presupuesto para el control de daños y la recuperación ambiental, y que esos recursos estén bajo control de comunidades, las  y los trabajadores  y organizaciones socioambientales, para que no queden en manos de los mismos que avalan y permiten el ecocidio. Expropiar las grandes empresas de extractivismo forestal basadas en el monocultivo y el agronegocio para ponerlas bajo control de lxs trabajadores, acompañado de un plan de transición para recuperar el bosque nativo, la agricultura ecológica, los humedales y la biodiversidad necesaria para combatir los incendios, la crisis hídrica y climática.

Es urgente dar vuelta todo el modelo productivo en función de la necesidad de la mayorías y los equilibrios ecológicos y no de los intereses especulativos de la burguesía. Ecosocialismo o barbarie.