Por Joaquín Araneda, Movimiento Anticapitalista
El martes se desarrolló el primer debate de las primarias del pacto Apruebo Dignidad entre Daniel Jadue (PC) y Gabriel Boric (FA). Coincidencias y moderaciones de la izquierda parlamentaria.
Propuestas, el Pacto y los límites para el cambio constitucional
Las primarias presidenciales se realizarán el próximo 18 de julio y enfrentará en las urnas al Partido Comunista con Daniel Jadue y al Frente Amplio con Gabriel Boric para definir el candidato que encabezará la fórmula de Apruebo Dignidad, un hecho que podría posicionar por primera vez a un militante del Partido Comunista con posibilidad de afrontar el camino a La Moneda según las propias encuestas, es por eso que alienta entusiasmo en una franja social y por lo tanto, los debates que surgen son importantes para conocer las perspectivas y límites.
El primer debate lo comandó CHV – CNN, adjudicándose sin problemas el mandato de la burguesía de tensionar por derecha a la candidatura del PC principalmente, énfasis claro al momento de generar contenido respecto a las preguntas de la “sociedad civil”: un afín a los latifundistas ultras del APRA, una migrante venezolana anti izquierda y un representante del empresariado educacional. Aunque si bien es claro el posicionamiento editorial, podría haber permitido un desarrollo contundente de las propuestas de las pre candidaturas, sin embargo, se expresaron las moderaciones y adecuaciones para mostrar gobernabilidad de un futuro gobierno encabezado por la izquierda parlamentaria.
Aquella tónica se evidencia en el punto gobernabilidad que impulsó el debate y las derivas del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución del que fue parte íntegro Gabriel Boric y en que su momento criticó el PC. Sí, por un lado, el abanderado del FA defendió el Pacto que salvó a Piñera y con el, a todo el régimen, mientras que posibilitó la existencia de barreras antidemocráticas para la Convención Constitucional como objetivos del Pacto, atribuye en su defensa que sin el Acuerdo no existiría cambio de la carta magna y que los avances fueron en la paridad, cupos pueblos indígenas, inclusión de independientes como política posterior que logró el Congreso. Jadue, rectificando el tono crítico del momento de la firma, afirmó que se negó por no incorporar aquellas garantías democráticas (posteriormente incluidas) y la negación de la reparación a las víctimas de DDHH, además del veto de discutir los TLC. Hay que recordar que más allá de los discursos, el Partido Comunista jugó un papel “pacificador” de las calles para otorgar garantía al Acuerdo, ya que estando a la cabeza de la CUT desmanteló toda perspectiva de huelga en plena alza de la rebelión. Sin ese papel contenedor hubiera sido imposible un pacto que diera continuidad a Piñera y las violaciones de DDHH.
En concreto, ambas candidaturas, más allá de las diferencias del pasado, afirman que las incorporaciones democráticas a la Convención son los puntos para adscribirla y de esa manera, canalizar vía la institución los ánimos de cambio del pueblo. Queda claro también al revisar el programa de Jadue, que en el punto sobre la Convención Constitucional meramente propone plebiscitos intermedios, sin cuestionar la negación a ser soberana debido al Pacto y que no se soluciona meramente con maquillajes en el reglamento interno.
Derechos Humanos. Entre discursos y hechos
Pasando a otros temas que han posicionado el debate público como lo son los DDHH, cabe destacar la ausencia de la exigencia de la libertad de las y los presos políticos de la rebelión y es más, Gabriel Boric no planteó la existencia de la prisión política en la actualidad en el WallMapu, rebajando a un discurso de “en la historia ha existido”. En ese esquema, el pre candidato del FA utilizó la tribuna para decir “Señor Piñera, está avisado”, en relación a la violación de DDHH, mientras que en sintonía con el punto anterior, habría que remarcar que el Pacto justamente le dio garantías de mantener el poder a Piñera y en base a los hechos y no los discursos, Boric votó leyes represivas como la Ley Anticapuche y Antibarricada, situación que en el debate intentó mediarlas como error, aunque remarcando que el saqueo es delito, criminalización evidente.
En relación a carabineros, principal ente violador de DDHH en impunidad, coincidieron al utilizar el mismo concepto: refundar. Jadue se refirió a la desmilitarización y subordinación civil, mientras que enfatizó que es manteniendo el mismo cuerpo policial (¿los mismos violadores de DDHH en otros puestos?). Boric se movió en la misma línea.
Reformas sí, pero moderadas
En propuestas estructurales y económicas también se complementaron en relación a los acuerdos y con miras a calmar los ánimos de la burguesía. Fue así que el asesor económico de Jadue, Ramón López, ya había planteado refiriéndose a las expropiaciones que «Tengo prohibido usar esa palabra en el comando, porque es muy sensible y porque no vamos a cometer la locura de empezar a expropiar o nacionalizar. Por experiencia histórica, sabemos que es un camino muy riesgoso. En el pasado fracasaron esas palabras y también generan temor, y para qué vamos a causar temor innecesariamente”. Tono claro que se expresa en el programa del PC y en el debate se ratificó el tenor de reformista moderado, anunciando a nivel de las AFP la crítica al modelo y proponiendo que los fondos individuales pasen a ser gestionados por un ente público sin fines de lucro y haciendo caso a la prohibición de la expropiación, Jadue negó que se recuperarían y que estarían en disposición de los propios pensionados para su elección, es decir pasar al fondo público o AFP.
Siguiendo en materias económicas, Jadue planteó reformas tributarias para aumentar impuestos, royalty minero sobre las ventas con tasa efectiva del 10%, además de leyes contra la evasión. Propone un impuesto permanente a los súper ricos y un aumento gradual del salario mínimo, mientras se reduce la jornada laboral. En este sentido el precandidato del PC desarrolló más que Boric en función a sus ideas. Por otro lado, a nivel laboral, se generó un debate en torno a los grupos negociadores que pese a la crítica del FA, en su propuesta electoral los reconoce y amplía en ellos la paridad, Jadue remarcó su rol antisindical. En lo que coincidieron fue la necesidad de una negociación por rama.
Gobernabilidad sin asustar, el desafío de la izquierda parlamentaria
En conclusión, en el primer debate presidencial se vivió la presión que existe de la burguesía a través de los medios de comunicación para tensar a las candidaturas de la izquierda parlamentaria en mostrar gobernabilidad, en ello Boric está más cómodo debido al rol que ocupó en el Acuerdo por la Paz, mientras que el PC a través de Jadue, en vez de posicionar un programa de ruptura con el modelo, acusa recibo y en tono de la moderación dialoga en esclarecer que su programa no es “comunista”.
Este situación lleva a cuestionar las alternativas posible dentro de un sistema capitalista en crisis, escenario que prevalece desde el 2008 y que en consecuencia, posicionaron a nuevas referencias políticas como Podemos en España o Syriza en Grecia, que más allá de las diferencias y particularidades locales, expresaban un programa de democracia radical y reformista, mientras que sus medidas eran a través de las instituciones actuales del Estado. Esa contradicción dinamitó rápidamente sus proyectos, ya que la tendencia económica, acelerada por la pandemia, es de caída de los beneficios del capital, por lo tanto, las reformas favorable a las grandes mayorías cada día se vuelven menos posible, así se expresa en el desfinanciamiento de los Estados para mantener la rentabilidad de la burguesía, pero además que en los momentos decisivos en dónde la opción de ruptura con el modelo era una vía, estas tendencias neorefomistas no estuvieron a la altura, dando espacio a la derecha o la recomposición del centro neoliberal.
Sin ir más lejos, en Chile se expresó con el FA firmando el Pacto para salvaguardar los cambios a medida de lo posible y con el PC adaptando su programa. Aunque en esta dinámica, surge también el rol del gran empresariado que presiona a fondo para que estas variantes se proyecten aún más en los límites del modelo, entonces cabe la pregunta ¿para lograr cambios confiamos en las instituciones forjada desde la dictadura o en la movilización social? Ya tenemos anécdotas, ante cada proyecto, incluso limitado, saltan las barreras de la democracia protegida, como el senado o el TC. Por lo tanto, preparar el camino a través de la participación democrática de las calles será decisivo para apostar en un programa transformador, haciendo retroceder al conservadurismo, hoy ausente en los proyectos de la izquierda institucional.
Construir alternativa anticapitalista
Por nuestra parte opinamos que la centralidad hoy es posicionar el programa de la calle que se manifestó en la rebelión, con plena participación popular y trabajadora en las instancias más democráticas que la movilización pueda forjar, un desarrollo que tiene que ir en sintonía con el proceso constituyente para cambiar de base el país, mientras que la disputas electorales tienen la posibilidad de expresar los desafíos de un país que desbalanceó las fuerzas a favor de las mayorías tras el 18 de octubre.
Es por eso, que a contrapelo de la medida de lo posible, impulsamos la construcción de una alternativa revolucionaria, el Movimiento Anticapitalista, entendiendo que un programa verdaderamente transformador no radica en la adaptación de lo actual, sino como plataforma y motor de avanzar hacia otra sociedad, en dónde las decisiones sociales, económicas y políticas estén a manos de las y los trabajadores y los pueblos, con plena democracia para planificar la producción en función de las necesidades sociales y no de una minoría poseedora y desbastadora de la naturaleza. En ese camino estamos y te invitamos a sumarte con nosotras y nosotros.