Sin justicia no hay orgullo ni hay orgullo sin subversión

Greta Villoslada Lomas y Francisca Barbosa, Movimiento Anticapitalista – Juntas y a La Izquierda

Este 28 de junio son 52 años desde que se produjo la rebelión de Stonewall en Nueva York iniciada por Marsha Johnson, activista travesti afroamericana, y varios gays dispuestxs a enfrentar a la policía reclamando su derecho al espacio público y a no ser discrimnadxs ni criminalizadxs. Durante varios días la diversidad y disidencia sexual fue llenando el Greenwich Village y resistiendo a los enfrentamientos hasta que la yuta retrocedió. Desde entonces, se empieza a desarrollar y organizar el movimiento LGBTTTIQ+, inaugurándose marchas del orgullo en varias partes del mundo, consolidándose el mes de junio como el mes del orgullo.

Pero el mes del orgullo no se ha traducido en un periodo especialmente cuestionador y combativo. De hecho, hoy parece todo lo contrario. Los gobiernos progresistas (y los no tanto también) que nada han hecho por la comunidad LGBTTTIQ+[1] y las empresas de los grandes capitales se tiñen de banderas de colores como estrategia electoral y de marketing. Por otro lado, vemos sectores de la diversidad que, ante el anuncio de Piñera en la cuenta pública respecto al matrimonio igualitario, prefirieron ignorar el hecho de que un violador de derechos humanos acabase de “conceder” un derecho básico para insistir que esto es un “vuelvo” en la derecha y que mejor tarde que nunca.[2]

            Sin perjuicio de que la libertad de contraer matrimonio en condiciones de igualdad para todos, todas y todes es un derecho humano, no estamos por enarbolarlo como principal bandera de lucha. Menos aún sin cuestionar esta institución propia del patriarcado que estandariza a las familias y las asimila al patrón económico y cultural de la clase dominante. Y más importante todavía, nos parece urgente que antes que todo, la disidencia sexual sea protegida ante los crímenes de odio y poder a los que se ven expuesta.

Este mes, los casos de Nicole Saavedra y Carolina Torres, compañeras visiblemente lesbianas han comenzado a moverse en sede judicial. Nicole fue secuestrada, torturada y asesinada y Carolina fue brutalmente atacada en la vía pública, delito que podría ser calificado, y debería serlo por lo demás, como homicidio frustrado. En ambos casos, han pasado años y las familias y las lesbianas en general han estado luchando incansablemente por justicia ¿por qué la vida e integridad de las compañeras no aparece como prioridad?

Reivindicamos la posibilidad de “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferente y totalmente libres”[3] y para esto, debemos partir por reconocer que ninguna persona en el mundo es únicamente lesbiana, gay, bisexual, travesti, trans o no binarie: la comunidad LGBTIQ+ también está atravesada por la división de clases y el racismo que caracterizan al modo de producción y reproducción capitalista, con todas sus expresiones clasistas, xenófobas, imperialistas y machistas. Para levantar las consignas de no discriminación, de reconocimiento, libertad y justicia para las disidencias sexo-genéricas es necesario vincular esas luchas con la de otros sectores en el cuestionamiento e impugnación a las instituciones del régimen como parte de una lucha política totalizante contra el patriarcado. Porque el movimiento de la disidencia/diversidad/LGBTTTIQ+ es parte integrante de la ola feminista mundial, una ola que debe atravesar todo aspecto de nuestras vidas y que no trata solo de esos temas tradicionalmente comprendidos como “de mujeres”.

En este sentido, el reconocimiento de las disidencias no pasa por asimilarlas a un mundo creado y construido en ausencia de las mismas. Ni puede ser comprendida sin cuestionar los procesos políticos que estamos viviendo a nivel nacional y global. La falta de justicia y reparación, la precarización de la vida, la crisis de la “democracia” y la economía son temáticas que nos atañen como fuerza contra-hegemónica. Las lesbianas, gays, la comunidad trans, les no binarie, además de tener espacios de organización propias, debemos estar por irrumpir en los espacios de organización de los sectores que impugnan este sistema que nos excluye, nos minimiza y nos asesina.

Ni las feministas, ni la disidencia que estamos por una perspectiva de profundos cambios operamos aisladas de otros espacios de resistencia y rebelión. Cada forma de opresión tiene sus propias formas y características distintivas, pero todas se arraigan y se potencia en un único y mismo sistema social[4].

Por eso exigimos AHORA:

-Cupo laboral trans

-Derogación de toda legislación discriminatoria que incluya igual acceso al matrimonio, posibilidad de adopción y reconocimiento de la diversidad de familias. Es necesario que existan leyes que reconozcan la violencia contra las disidencias sexo-genéricas y la consagración de la violación correctiva contra lesbianas.

-Inclusión en el sistema educativo y de salud que transforme es la manera en que concebimos estos derechos básicos que incluyan la perspectiva de género, metodología interseccional y coordinación intersectorial, donde la comunidad LGBTTTIQ+ sea parte de una toma de decisiones democrática y abierta.

-Educación sexual integral que tome medidas para proteger a la infancia trans para una vida libre de violencia, de patologización y de acoso.

-Justicia, castigo y reparación para todes les compañeres víctima de crímenes de odio/de poder

-Aborto libre, seguro, gratuito, legal para cualquier persona con útero

-Ningún privilegio ni beneficio del Estado para las iglesias.

Sin justicia no hay orgullo, pero sin una disidencia subversiva y combativa no hay de que enorgullecerse. ¡Organizar nuestra rabia y disponer nuestras fuerzas es necesario y posible!

#JusticiaparaNicoleSaavedra

#JusticiaparaCarolinaTorres


[1] Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis, transgéneros, intersexuales, queer y más disidencias del sistema sexo-genérico.

[2] Hablamos particularmente de sectores como el Movilh, organización que jamás nos ha representado y nunca lo hará.

[3] Rosa Luxemburgo

[4] Feminismo para el 99% de Cinzia Aruzza, Titi Bhattacharya y Nancy Fraser.