Nuestros pensamientos están con las familias de Mylan, un niño de 13 años y Martina, joven de 18, asesinados por carabineros.
Por Movimiento Anticapitalista
En medio de la celebración del centenario de Colo Colo y de la participación del club popular en Copa Libertadores, dos jóvenes hinchas fueron asesinados a manos de Carabineros de Chile. Uno de ellos, menor de edad, acompañaba a una persona en silla de ruedas[i]. Lamentablemente no es la primera vez que esto ocurre. Recordemos que hace no mucho, Jorge Mora “El Neco”[ii], hincha del Albo fue asesinado atropellado por Carabineros a las afuera del Estadio Monumental, tras un partido durante la rebelión del 2019. No se trata de un hecho aislado, ni de una “tragedia” desvinculada del contexto: es la expresión brutal de un sistema que ve en la pasión popular del futbol un problema de orden público antes que un derecho social y cultural.
Los hechos ocurrieron en el marco del partido entre Colo Colo y Fortaleza, el día de ayer, 10 de abril, por la Copa Libertadores. Desde temprano, los alrededores del Estadio Monumental estuvieron marcados por un despliegue policial desproporcionado y hostil, que, lejos de garantizar la seguridad de las y los asistentes, agudizó el clima de represión y violencia. Como en cada partido, la experiencia de ir al estadio se convierte en una verdadera odisea para las familias. La respuesta de Carabineros fue letal: represión indiscriminada y, finalmente, el atropello que causó la muerte de los dos jóvenes colocolinos.
El acoso policial continuó incluso después del traslado de los heridos a la clínica Bupa. Fuerzas antidisturbios de Carabineros ingresaron a la sala de espera para golpear a familiares y amigos de las personas afectadas por su acciona represivo[iii].
Es cierto que ocurrieron avalanchas, como sucede en cada partido de la Copa Libertadores en el Monumental. Esto se debe, en gran parte, al mal diseño del programa Estadio Seguro y a la total irracionalidad de los controles perimetrales. Pero también responde a un sistema que margina a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad: un sistema individualista, carente de herramientas educativas y de socialización, que hace acumular rabia y odio en los sectores más pobres, históricamente dejados al margen y abandonados por el Estado y por todos los gobiernos que han administrado este modelo neoliberal y salvaje.
Dicho de otro modo, intentar abordar la violencia en los estadios sin comprender ni problematizar las condiciones que la generan es negarse a aportar soluciones reales. Lo que vemos no es un fenómeno aislado, sino el síntoma de un problema más profundo: la desigualdad social, la falta de educación cívica y la frustración acumulada en los márgenes del llamado «oasis» chileno.
El fracaso de «Estadio Seguro» y el silencio de la CONMEBOL
La política de “Estadio Seguro”, impulsada durante más de una década como una solución tecnocrática y principalmente punitiva a la violencia en los estadios, ha fracasado rotundamente. Este programa inaugurado en la primera administración de Piñera es la más clara muestra del enfoque puramente represivo para abordar la violencia en los estadios. Este programa fue criticado por varios sectores desde sus orígenes[iv]. No solo no previene, sino que genera las condiciones para la criminalización permanente de las hinchadas populares, sobre todo aquella que se organiza, que canta, que denuncia.
La represión no es accidental: es sistemática y responde a un diseño político que busca disciplinar a los sectores populares, los resultados están a la vista, la violencia sigue en los estadios, porque esa violencia es el reflejo de una sociedad capitalista decadente.
A esto se suma la indiferencia cómplice de la CONMEBOL, que no suspendió el partido pese a que los hechos de violencia y muerte eran de conocimiento público y ocurrieron antes del inicio del encuentro. Para el negocio del fútbol, lo importante es que el espectáculo continúe. Las vidas de los y las hinchas se vuelven desechables en un modelo que transforma al fútbol en mercancía y a los clubes en activos financieros, controlados por sociedades anónimas.
Responsabilidades penales y políticas
La responsabilidad directa de Carabineros en estos asesinatos debe enfrentarse con todo el rigor de la justicia. No basta con sumarios administrativos ni con cambios de mando. Estamos hablando de muertes, de crímenes cometidos por agentes del Estado. Pero también existen responsabilidades políticas: del Ministerio del Interior, del gobierno en su conjunto y de quienes promueven una política de seguridad que militariza el espacio público y reprime sistemáticamente a los sectores populares.
Según el propio ordenamiento institucional, Carabineros está supeditado al control del Ministerio del Interior. A esto se suma que la refundación de Carabineros fue un eje central en las propuestas de Gabriel Boric, incluso antes de ser candidato a la presidencia. Basta recordar el ya famoso posteo en la red social X, del 6 de febrero de 2021: “Refundar Carabineros ahora. Lo hemos exigido hace más de un año. No da lo mismo quien tenga el poder. El gobierno de Piñera cómplice activo de esta locura.” [v]
Desde el Movimiento Anticapitalista no tenemos ambigüedad al respecto y no hemos cambiado nuestra posición “Carabineros no aguanta reformas educativas al interior, ni “sumarios particulares encabezados por ellos mismos, sino que necesita su disolución total, abrir todos los archivos para juzgar a los violadores de derechos humanos de ayer y hoy con cárcel común. Así poder avanzar en una seguridad comunitaria, con escalafón único, sin privilegios, dónde los cargos sean elegidos por voto popular con posibilidad de revocabilidad. La impunidad de esta institución podrida no va más.”[vi]
Es el capitalismo, idiota: desigualdad, exclusión y fútbol como negocio
Estos crímenes no se entienden sin analizar la profunda brecha de desigualdad que existe en Chile. La juventud popular, excluida de los espacios de decisión, precarizada, criminalizada por su forma de habitar la ciudad, encuentra en el fútbol un refugio, una comunidad, una forma de resistencia. Pero el sistema los castiga incluso allí.
Es hora de decir basta. Basta de sociedades anónimas deportivas que lucran con la pasión del pueblo. Basta de convertir los estadios en centros de control social. Basta de políticas de seguridad que sólo reproducen violencia. Es urgente avanzar hacia la recuperación de los clubes como espacios sociales y deportivos, democráticos, abiertos a sus comunidades. Volver a los clubes sociales y deportivos, no como una consigna nostálgica, sino como una necesidad política y cultural para el presente.
Porque no se trata solo de fútbol. Se trata de vidas arrebatadas, de sueños interrumpidos, de un modelo que sigue poniendo el negocio por sobre la vida. Y frente a eso, la memoria, la organización y la lucha son más necesarias que nunca.
[i] https://www.latercera.com/nacional/noticia/nino-de-12-anos-que-fallecio-en-el-monumental-iba-acompanando-a-una-persona-en-silla-de-ruedas/
[ii] https://eldesconcierto.cl/2025/01/29/jorge-mora-el-neco-quien-era-el-barrista-de-colo-colo-atropellado-por-carabineros-hace-cinco-anos
[iii] https://redgol.cl/colocolo/video-muestra-a-carabineros-en-la-clinica-familiares-hinchas-fallecidos-de-colo-colo
[iv] https://interferencia.cl/articulos/muerte-de-dos-hinchas-reitera-cuestionamientos-al-controvertido-plan-estadio-seguro
[v] https://x.com/GabrielBoric/status/1357893869275381762
[vi] https://anticapitalistas.cl/2022/03/25/carabineros-responde-a-balazos-ante-masiva-marcha-estudiantil-disolucion-de-los-pacos-ya/