Por Francisca Barbosa, Movimiento Anticapitalista – Juntas y a La Izquierda
A principios de noviembre de este año, la llamada Marea Verda volvió a las calles a presionar a las autoridades para que, luego de que en el 2018 la Cámara de Senadores rechazara el proyecto de aborto legal, insistan con la despenalización total y la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) hasta las 14 semanas en el país vecino.
Pero el proyecto de ley por el que se ha luchado durante años, aquel construido y defendido por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, no es aquel que ha propuesto el gobierno de Alberto Fernández. Por el contrario, el proyecto que hoy se está discutiendo por los y las senadoras argentinas es una ley distinta en la cual se permite la objeción individual sin restricciones, la penalización de quien aborte luego de las 14 semanas y la no inclusión de este derecho dentro de los contenidos curriculares de la Educación Sexual Integral (ESI).
La objeción es un peligro concreto. Si cada profesional de un hospital se declara objetor/a individual, es de hecho una objeción institucional. Y si ya en muchas provincias se niegan a practicarles la ILE a niñas violadas, se hace díficil creer que en el caso del aborto este será garantizado. Como señalan nuestras compañeras de Juntas y a la Izquierda en Argentina: “O sea, iríamos a un panorama similar al de Estados Unidos u otros países cuya legislación es ambigua y deja blancos para la presión de los sectores religiosos y políticos antiderechos. Habrá que movilizar a cada hospital o clínica para garantizar nuestro derecho a decidir. Por eso es tan importante sacar la objeción individual o prohibir la institucional. Así el hospital público o clínica privada estarían obligados a garantizar al menos un/a profesional que haga el aborto. Sería como la media sanción de 2018: una victoria de nuestra lucha colectiva. Pero ojo a los retrocesos de último momento.”
Hasta ahora, lo más probable es que se vote el proyecto de Fernández. Se dice que en este instante el gobierno estaría negociando si las modificaciones a la ley se hacen vía reglamento o vía articulado en el texto mismo, lo que significaría que el proyecto vuelve a la Cámara de Diputados. En todo esto hay también una responsabilidad de la articulación de la Campaña, que lamentablemente no cuestionó a fondo la objeción ni llamó nunca a movilizar contra ella. De hecho la aceptó. Por eso no descartamos que el Congreso intente limitar aún más la ley.
Las pibas llenaron las calles en la busca de un derecho garantizado. De aprobarse el proyecto con todas estas trampas queda pendiente eliminar la penalización a quien aborte después de la semana 14 y al profesional que lo practique, agregar el derecho al aborto en los contenidos de la ESI y acortar a 5 días el plazo para hacer el aborto, como en el proyecto de la Campaña, ya que el del gobierno entrega un plazo de 10. La cercanía del peronismo con la Iglesia y su negativa de enfrentarla, ha generado que todas estas cosas se vayan haciendo más díficiles para las mujeres, mientras los sectores conservadores y anti derechos mantienen su espacio y su influencia en el Poder Legislativo.
Con todo, la profunda crisis económica y la pandemia desatada en la Argentina no ha sacado de la calle a las miles de mujeres reunidas fuera del Congreso que gritan “abajo el patriarcado que va a caer, que va a caer”. La lucha por el aborto, la lucha feminista en realidad, no tiene fronteras. Ganen o pierdan nuestras compañeras, sus triunfos y derrotas son también de todas las mujeres latinoamericanas. Lo que sabemos es que la movilización en todo el continente no parará hasta que cada niña, mujer y cuerpo gestante pueda acceder al derecho esencial y fundamental de la justicia reproductiva y la maternidad deseada. Es por eso que construimos feminismo anticapitalista e internacionalista y te invitamos a sumarte con nosotres en una lucha que no tiene fronteras para dar vuelta todo.
#QUESEALEY