Por Martín Miranda, Movimiento Anticapitalista
No hay lugar a dudas de que la etapa abierta en octubre del 2019 en nuestro país, que ya lleva más de un año de desarrollo, tiene la dinámica acelerada que solo puede imponer la movilización popular. El abandono de la “abstención” y la toma de las calles por parte de amplios sectores de jóvenes, trabajadores y trabajadoras y sectores populares representa sin dudas un paso adelante en la conciencia y reconocimiento de que la “representación” política que propone la democracia de los ricos en la que vivimos está agotada. En este marco, se plantean debates muy importantes sobre como deben ser las formas organizativas que nos demos para obtener los objetivos estratégicos que la revolución puso en agenda. Desde nuestro joven Movimiento Anticapitalista queremos participar de este debate exponiendo nuestros puntos de vista y realizando una invitación concreta a construir algo nuevo.
Partidos conservadores
La revolución de octubre expuso que la gran mayoría de los partidos políticos de nuestro país son conservadores con relación a la potencia transformadora de las calles. En los momentos de máxima confrontación, cuando el régimen crujía bajo los golpes de la primera línea y las movilizaciones masivas recorrían el país con una fuerza muy marcada en Santiago, cuando las huelgas generales desafiaban al gobierno y su “guerra” contra el pueblo dejándolo contra las cuerdas, el conjunto de los partidos con representación parlamentaria se jugó por conservar los parámetros institucionales, salvar al gobierno represor y asesino y contener el ascenso de masas.
Algunos, como quienes integran el Frente Amplio, lo hicieron desde la firma del pacto por la paz y la nueva constitución. Otros, como el PC, desmontando la movilización y conteniendo la fuerza de las y los trabajadores a través de la Unidad Social. Estos partidos y conglomerados que se autodenominan de “izquierda” lejos están de hacerle honor a ese nombre o, más bien, simplemente son la izquierda de una derecha autoritaria y criminal y de un régimen profundamente reaccionario con escasos márgenes democráticos.
Estos partidos han aceptado las reglas del juego, han aceptado ese rol y elegido el camino de la administración del Estado capitalista buscando quizás un matiz más “social” que la derecha o la centro derecha, pero de ninguna manera terminar con esto. Es por eso que las restricciones al proceso constituyente no tienen que ver con “lo mejor que se podía conseguir” sino con lo que ellos están dispuestos a tolerar, lo que conocen y según sus cómodas ubicaciones puede ser transformado.
La demostración de esto es que no solo restringieron el proceso constituyente, sino que avalaron las leyes de represión como la “Ley anti capucha” o las leyes de ajuste como la “Ley de protección del empleo”. Su máxima iniciativa fueron ambos retiros del 10% de los fondos de pensiones, es decir que los propios trabajadores y trabajadoras financiemos el ajuste con nuestro dinero. Ni un impuesto a las grandes fortunas, ni una medida que afecte el estatus quo de las clases dominantes. En definitiva, partidos completamente adaptados al régimen político construido por una pequeña minoría para saquear a las mayorías y destruir la naturaleza. No hay dudas de que cualquier transformación profunda del país vendrá enfrentando a estos aparatos burocráticos y electoralistas y no confiando en ellos y sus promesas y candidates.
Anticapitalistas, feministas, ecosocialistas e internacionalistas
Pero si bien octubre puso en debate un programa de transformaciones profundas, uno que los partidos se esfuerzan por ocultar, existe una poderosa fuerza que lo sigue manteniendo vigente y a llevado a una ruptura masiva con estos espacios de la vieja política. Se podía comprobar en las movilizaciones y acciones de lucha, pero también se comprueba en las actividades de agitación callejera, donde se percibe una extensión de esta ruptura a amplios sectores de la población. No hay dudas de que la vanguardia es la juventud, el movimiento feminista, sectores de la clase obrera, pero es común escuchar a muchas personas expresarse contra la vieja política.
Aquí entra quizás una de las contradicciones del proceso, la de igualar a todos los partidos o mencionar a la política en general como la responsable. La inexistencia de organizaciones revolucionarias de peso o de sectores organizados de la clase obrera seguramente influyen en esto, por eso es clave en este proceso realizar una profunda agitación que marque justamente estas diferencias, entre quienes se definen como de izquierda pero no lo son y quienes peleamos por construir una sociedad diferente, sin confiar en que eso pueda lograrse en los marcos del régimen político actual, más allá de que tácticamente podamos participar de procesos electorales o de otro tipo con el fin de agitar nuestro programa.
Justamente este punto es clave, participar desde la crítica y con un programa que marque las contradicciones no solo de los demás partidos sino del propio proceso, de los propios mecanismos del régimen político y como sirven a la conservación de los privilegios de la clase dominante.
Desde este punto de vista presentamos nuestras candidaturas anticapitalistas, feministas y ecosocialistas, como una forma de poner en debate un modelo diferente no solo de programa sino de organización, porque no creemos que “ser independiente” sea ser desorganizades, para nada, nos organizamos diariamente, debatimos y actuamos de forma democrática y diciplinada. Tenemos reglas de funcionamiento, pero no son las de los ricos, sino las que surgen de nuestra clase: debatimos, votamos y actuamos, elegimos nuestra dirección en base al esfuerzo y la capacidad militante, tenemos revocatoria de mandatos, organismos permanentes, nos autofinanciamos y colaboramos estrechamente con quienes pelean por lo mismo en todo el mundo, porque las fronteras que reconocemos son las de clase.
Sumate a la campaña por candidaturas independiente y a construir una alternativa revolucionaria
En este marco queremos invitarte a participar activamente de la campaña que estamos impulsando por candidaturas independientes en el proceso constituyente, para defender el programa de las calles y achicarle la cancha a los mismos de siempre. Pero, sobre todo, queremos que esta campaña sirva de impulso para que una nueva referencia política, con las características que describimos, pegue un salto en Chile. Para ello Camilo Parada Ortiz en el distrito 10 y Maura Fajardo Gálvez en el 12 tienen que estar y estamos reuniendo los patrocinios para lograrlo.
El Movimiento Anticapitalista comenzó su desarrollo en octubre al calor de la revolución y hoy nos proponemos avanzar aun más, porque estamos ante el desafío histórico de borrar la herencia de la dictadura y al mismo tiempo sentar las bases de una nueva sociedad, pero no llegará sin organización y lucha, sin sostener la movilización y recuperar las herramientas de lucha como los sindicatos, federaciones y demás instancias de organización popular. Te invitamos a hacer una experiencia con nosotres.