Nos encontramos ante un panorama mundial catastrófico, por un lado una recesión mundial debido a la profundización de la crisis económica y por otro, la pandemia del COVID-19 que recorre el mundo y que ha puesto en jaque al régimen capitalista. La situación nacional se enmarca en este mismo contexto, esperando una contracción económica de un 8,2% según cifras que proyecta el Banco Central.
¿Qué pretende Piñera?
La estrategia política que ha encabezado el gobierno de Piñera desde el día uno para enfrentar la pandemia ha ido en un solo camino: mantener la activación económica del país para la ganancia privada. Esta es la principal explicación del porqué no se ha decretado cuarentena nacional, sin embargo, también aprovechando el contexto logra avanzar en un plan de ajuste en contra de las y los trabajadores, así se prepara la crisis económica que comienza a sentirse.
La Ley de Protección del Empleo, legalizando el no pago de sueldos y el robo de los seguro de cesantía para costear a través de los propios ahorros de quienes trabajan los “sueldos”. Una ley que no protege ningún apéndice de la vida de las y los trabajadores, más bien va en resguardo directo de la ganancia de los capitalistas.
Por otra parte, se ha llevado adelante un plan de asistencia social que consta de dos elementos, por un lado el bono COVID-19, correspondiente a $50.000 por carga familiar destinada a los sectores más empobrecidos de la sociedad, y por otro el ingreso familiar de emergencia. Una de las últimas medidas que impulsó el gobierno consta de un aporte que se entregará durante 3 meses y que irá disminuyendo de manera gradual, la totalidad del ingreso dependerá de la cantidad de integrantes de familia.
Este plan de medidas de asistencia social suponen ir en camino de apalear las consecuencias que ha dejado el COVID-19, sin embargo esta crisis no ha sido generada por el virus que recorre el mundo, sino más ha venido a profundizar la crisis del régimen capitalista que no ha podido superar los embates de la crisis del 2008.
Medidas que no vienen a aliviar la vida del conjunto de familias que se encuentran sin trabajo o con salarios congelados, pues el nivel de endeudamiento al que están sujetos las familias más empobrecidas del país, supera el 74% de sus salarios. Por lo tanto, estos bonos vienen confiscados previamente, porque este plan de asistencia social no es para las y los trabajadores sino para resguardar las ganancias de los grandes capitalistas, asegurando el pago de las deudas ante una ola de cesantía.
Piñera no puede solo, tiene aliados.
Las políticas de ajustes y anti obreras que ha impulsado el gobierno en medio de esta catastrófica crisis no son nuevas, durante los últimos 30 años se han venido pariendo medidas por parte de los gobiernos de la ex concertación y la derecha, normativas que han ido en una sola dirección, restar los derechos laborales, precarizar y flexibilizar los trabajos, atentar contra los organismos y métodos de lucha a través de la serie de reformas laborales pro patronales, en definitiva profundizar la herencia pinochetista.
De la mano en toda esta profundización del modelo han ido las centrales sindicales de la CUT (encabezada por el PC) y Unidad Social (PC y FA) quienes han sido el principal aliado de los gobiernos de turno, pactando salarios de hambre y llegando a acuerdos de conciliación para sacar a lxs millones de las calles. Es la continuidad de la política de conciliación y salvataje al modelo del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución en pleno proceso de la revolución de octubre.
A la fecha y con los embates que ha empujado el gobierno en contra del conjunto de clase trabajadora, han mantenido un silencio cómplice al no llamar a la huelga general, han mantenido una posición de cooperación -la que han tenido históricamente- cuando urge levantar un plan de lucha de combate que enfrente la arremetida del gobierno. En este marco es necesario pensar y plantear un nuevo modelo sindical, que rompa con la burocracia sindical y su pasividad ante la derecha. Las y los trabajadores requerimos forjar nuevas alternativas de clase y para la clase
Impulsar un nuevo de sindicalismo, necesitamos otra alternativa.
Ante este escenario donde se han agudizado las condiciones sociales y económicas es central reactivar la defensa a la movilización, pues solo la lucha organizada puede hacer frente a estos embates. El 18 de Octubre se enmarca en un primer momento que puso en jaque al régimen imperante, los millones en las calles luchaban para cambiarlo todo, tirar por la borda la constitución de Pinochet y luchar por una verdadera Asamblea constituyente libre y soberana. Ese momento no se ha cerrado, por el contrario, hoy se profundiza y genera más condiciones para que sean más en las calles.
De antesala a una nueva conmemoración del 1 de Mayo, día internacional de las y los trabajadores, que nos encuentra atravesadxs por la crisis económica y sanitaria es central que el conjunto de la clase trabajadora encabece la salida, es por eso que proponemos un nuevo modelo sindical, de base y antiburocrático ¿Quiénes tenemos que decidir? Las asambleas y que sean las y los dirigentes quienes acaten y si no lo hacen sean revocados. Un modelo democrático en dónde el beneficio individual sea controlado por las instancias más decisivas y participativas. Así poder impulsar un plan de lucha en contra de los despidos, por salarios garantizado, por el reparto de las horas de trabajo para que todes podamos trabajar. Por la defensa de la vida y la derogación inmediata de la ley de protección del empleo. Que la crisis la paguen los capitalistas, porque nuestras vidas valen más que sus ganancias. Nuestras propuestas como Movimiento Anticapitalista.