El Covid-19 se intensifica en nuestro país, era cosa de tiempo ante una amenaza global. El gobierno declara fase tres, es decir que el origen del contagio no sólo es atribuirle a agentes extranjeros, por lo tanto estamos transitando momentos claves de una emergencia sanitaria. Para enfrentar un problema de esta envergadura necesitamos acciones de fondo, nuestra salud no puede estar subordinada al beneficio privado.
La pandemia del Coronavirus.
Mientras escribimos esté artículo en Chile se registran 75 casos, número que se intensifica cada día y muestra el padrón de la pandemia. Desde su origen en China ha dejado más de 3mil muertos en el país asiático y su expansión por el mundo expresa números alarmantes en dónde el contagio a sido exponencial, en Italia las cifras fatales son cerca de dos mil y en Irán más de 700[1].
Medidas al ritmo del neoliberalismo y del control social.
Este domingo a través de cadena nacional Piñera planteó una serie de medidas para afrontar el avance de la pandemia, decretando la suspensión por 14 días de clases en jardines infantiles y colegios, mientras que su plan consta de 1.732 camas adicionales en hospitales y prohibir eventos públicos de más de 500 personas. Cerrando el aporte del ejecutivo en plantear “seguiremos tomando todas las medidas que sean necesarias y útiles para proteger la salud de los chilenos. Incluyendo la posibilidad de dictar un Estado de Emergencia, si fuera necesario. La salud y el bienestar de todos los chilenos y chilenas constituye nuestra primera prioridad y compromiso”[2].
Una planificación escasa a nivel de prevención sanitaria y a su vez, de un aprovechamiento político para el control social de un gobierno asesino. En nuestro país la salud no es un derecho social, sino un bien de consumo, lógica que afronta la imposibilidad para tomar medidas de fondo.
No se puede permitir que un gobierno que tiene la desaprobación histórica más baja a nivel continental y cuyo ejercicio en el poder ha sido a punta de pistola, represión, criminalización y muertes hoy aproveche la emergencia sanitaria para evocar medidas de control social que buscan contener un proceso que no se ha detenido durante 5 meses. Sólo las instancias sociales y políticas independientes pueden resolver el rumbo de las protesta, no el gobierno y sus prohibiciones, enfrentar la pandemia serán con medidas que el pueblo ha dispuesto en las calles.
De los dichos de Piñera a la realidad chilena.
Un informe del Colegio Médico da cuenta de la escases hospitalaria, situando el déficit de camas en una relación de 2,16 por mil habitantes, mientras que la OMS recomienda como mínimo 2,8 cada mil habitantes. El mismo informe reporta que se promedia que a diario son 674 pacientes en espera por un cupo para ser hospitalizados, cifra que llega a alcanzar mil personas en espera de una cama en meses de invierno[3].
Este cuadro se contrapone con las ganancias de 7 de 13 de las ISAPRES en ejercicio, que en el 2018 reportaron según la Superintendencia de Salud un total por $63.135 millones[4].
El anuncio de Piñera para afrontar la pandemia se contrasta con la realidad de una salud a medida de las grandes empresas de salud. Acciones que incluso son menores que en otros países afectados, aún no se contemplan medidas preventorios para garantizar el libre acceso a insumos básicos como mascarillas, alcohol gel, guantes, etc.
La prohibición de los eventos masivos es contradictoria a la realidad diaria de chilenas y chilenos que usan el transporte público. En el metro circulan más de 2millones cada día dejando en evidencia que es preferible las ganancias de empresas a costa de quienes trabajan. Si se quieren evitar aglomeraciones para evitar el contagio, ya que el virus se contagia a través de fluidos, es central terminar con las aglomeraciones del sistema de transporte y si es necesario paralizar las labores.
Por lo pronto todo el cuadro preventivo del gobierno incita a fomentar el flujo económico estatales a las empresas de salud, clínicas e ISAPRES y permite la “libertad de comercio” de las farmacéuticas, mientras que acentúa los rasgos de un gobierno represivo. Con Piñera no hay solución, hay que poner un plan de emergencia en marcha con las y los trabajadores de la salud al frente junto a toda la población.
Plan de emergencia de 12 medidas: Nuestra salud vale más que sus ganancias.
1. Unificar la atención de salud a través del Estado, las clínicas privadas se tienen que declarar de utilidad pública con todas su infraestructuras e insumos bajo la creación de un Comité de Emergencia entre quienes trabajan y la comunidad para el control efectivo del presupuesto. Atención gratuita, sin importar el plan de afiliación del paciente, sea Fonasa o Isapre, mientras dure la emergencia y para cada persona que asista a un centro de salud, sin ningún tipo de discriminación.
2. Detección preventiva y masiva. Obligatoriedad de atender a toda la población en todos los centros de salud de forma gratuita para identificar infección.
3. Reconocimiento del déficit de insumos hospitalarios y plan de financiamiento Estatal inmediato, creación de un Comité de Emergencia para el control presupuestario a manos de las y los trabajadores de la salud y las comunidades.
4. Obligatoriedad de la entrega de insumos preventivos y medicamentos para toda la población de forma gratuita y masiva. Plan del Ministerio de Salud en declarar de uso público los medicamentos. Derecho a expropiación de los mismos a los laboratorios y empresas farmacéuticas que lucran con la salud de la gente aumentando sideralmente sus precio, exigiendo su distribución a través del sistema público y sin costo de mascarillas, alcohol gel, jabón y todo insumo correspondiente para la prevención al igual que los medicamentos necesarios.
5. Campaña responsable de información. Información responsable basada en evidencias científicas y datos nacionales e internacionales a través de medios de comunicación masivos con espacio para representantes del Comité de Emergencia.
6. Espacios para personas en situación de calle. Propiedad pública a disposición de personas en situación de calle desde ya, con acceso universal a salud de forma íntegra, no hay que esperar los meses de invierno.
7. Estabilidad laboral. Prohibición de despidos durante la pandemia a través de una Ley inmediata. Las y los trabajadores del país no pueden ser carne de cultivo de un virus que está dejando miles de muertes en el mundo, paso a planta de todas y todos los trabajadores a honorario.
8. Contrato a todo el personal de la salud con sueldos dignos. Ningún practicante, ni honorario debe estar bajo condiciones indignas. Ante el avance del coronavirus, su actuar será determinante.
9. Pago de licencias médicas del 100% sin intermediarios como el Compin a cada persona contagiada.
10. Reconocimiento salarial de las labores de cuidados y domésticos. Ante el cierre de escuelas y/o casos de infección que requieran atención de cuidados, el Estado debe pagar un sueldo equivalente al costo de la vida: 500 pesos líquidos o igual al salario mensual de la persona que debe dejar su trabajo asalariado para asumir las labores de cuidado.
11. Impuestos a las grandes ganancias. El Estado debe disponer todo el presupuesto para enfrentar la pandemia, hasta ahora ha invertido en $260 millones de dólares que no alcanza para abarcar el déficit histórico a nivel hospitalario, ante esta situación a las grandes empresas se le debe incrementar significativamente el impuesto por sobre sus ganancias. Presupuesto que debe estar controlado por el Comité de Emergencia en función de las necesidades sanitarias.
12. Decisiones democráticas en el trabajo y a nivel social. En cada empresa y fabrica las y los trabajadores colectivamente a través de sus organizaciones pueden decidir primero sobre su salud, reconocimiento de sus decisiones con goce de sueldo ante paralizaciones. En materia social, el Gobierno no puede intervenir si existen o no manifestaciones, esto sólo debe radicar en la sociedad organizada, sin intermediarios gubernamentales.
Estas medidas de fondo deben ser impulsadas organizadamente por sindicatos y organizaciones sociales, no podemos permitir que la crisis que el capitalismo generó la descargue sobre la salud de las mayorías sociales. Necesitamos un plan de emergencia, sin beneficio privado de clínicas, ni Isapres, ni farmacéutica.
Hacemos un llamado a la autodeterminación en los barrios, poblaciones, lugares laborales, plazas, cárceles, y espacios comunitarios. A cuidarse para cuidarnos, fomentar la creación de Comité de Emergencia en cada hospital y clínica, a través de sindicatos de base y la comunidad que se atiende.
Joaquín Araneda y Camilo Parada por el Movimiento Anticapitalista.
[1] Fuente: Universidad Johns Hopkins (Baltimore, EE.UU.), autoridades locales. Última actualización 15 de marzo de 2020 19:00 GMT.
[2] La Tercera. (15 de marzo). Piñera anuncia la suspensión de clases para todos los colegios por dos semanas y no descarta decretar “un Estado de Emergencia”. https://www.latercera.com/politica/noticia/pinera-anuncia-la-suspension-de-clases-por-dos-semanas-para-jardines-infantiles-colegios-municipales-y-colegios-privados-subvencionados/
[3] Colegio Médico. (15 de julio 2019). Falta de camas hospitalarias: un mal endémico. https://regionalsantiago.cl/falta-de-camas-hospitalarias-un-mal-endemico/
[4] La Tercera. (4 de abril 2019). Quién gana más y cuál es el costo: Las cifras detrás del sistema de isapres en 2018. https://www.latercera.com/la-tercera-pm/noticia/quien-gana-mas-costo-las-cifras-detras-del-sistema-isapres-2018/600498/