Se acerca el segundo Encuentro Plurinacional de Mujeres que Luchan que se realizará los días 10, 11 y 12 de enero de 2020. Los desafíos de una fuerza que ha sido central en los últimos años es volver a proponerse en medio de la revolución, nuestra propuestas desde el feminismo anticapitalista.
Para una transformación feminista en medio de la revolución social.
Este fin de semana se celebra el segundo Encuentro Plurinacional de Mujeres en un contexto muy diferente al primero que reunió hace un año a más de 1.500 mujeres y disidencias: si esa vez fue un punto central de encuentro ante la acumulación de movilizaciones feministas de los últimos años y la punta organizativa para activar la huelga del 8M, esta vez vamos a uno en medio de un cambio histórico en nuestro país, un nuevo momento de luchas que vino a desmantelar la herencia del pinochetismo y potenciar el surgimiento de un nuevo esquema social, hay fuerza para eso y así lo demuestran los últimos años del feminismo.
Desde el surgimiento del Ni Una Menos durante el 2016, las tomas feministas el 2018 y las contundentes manifestaciones del 8M, la organización feminista tomó un impulso que se sintonizaba a través del mundo en una nueva ola internacional, aquel contexto constitutivo de la protesta a la propuestas formuló una hoja de ruta con un programa de respuesta emancipadora decidido en el anterior Encuentro, una serie de demandas para enfrentar la feminización de la pobreza, la violencia machista, la defensa del agua y los territorios contra el extractivismo, el derecho a la vivienda, la salud, la educación, la memoria y avanzar en la recuperación de nuestros derechos reproductivos y productivos.
Es por eso que no es de extrañar que las calles del país las consignas expresan el ímpetu feminista en cada graffities, tónica de una vanguardia radicalizada que se enfrenta de igual contra los pacos, una acumulación de la ola que no acaba. En ese sentido, los debates previstos para este fin de semana deberían enfocarnos en como reactivar organizadas el vendaval de cambios que atraviesa el país, un proceso que debe saber imponer toda esa agenda que se construyó al calor de la movilización y que hoy se pone a prueba.
Pacto, paridad y como enfrentar lo que se viene.
Una dicotomía es que las actuales demandas que vitalizan la rebelión no se pueden resolver a través del “Pacto por la Paz y la Nueva Constitución”, adscrito por el arco político parlamentario desde el FA hasta la UDI, un arreglo que mantiene a Piñera en el poder y da inicio a un proceso constituyente en los marcos de la actual institucionalidad.
La oposición y la izquierda parlamentaria del FA y el PC asumen dicho camino, impulsando la paridad, el cupo indígena e independiente como factores democratizadores del Pacto, obviando de esa forma los 2/3 que da el poder a la derecha, si bien es un avance producto de la presión social la inclusión de la paridad, esta queda bajo la jerarquía prescriptiva de la decisión de una minoría pinochetista y también evadiendo las responsabilidades sobre las violaciones de los derechos humanos por parte del gobierno.
Por lo tanto creemos que este punto tendría que ser fundamental en la discusión para el Encuentro, ya que la postergación del conjunto de las demandas sociales y mantener a Piñera en el poder limita los cambios que el movimiento feminista viene manifestando, denunciar el Pacto y sus limitaciones orientará el curso iniciando el 2020.
Aquella contradicción entre la actual institucionalidad y la voluntad de lucha de las mayorías sociales encuentra las barreras de los partidos políticos que en nombre del feminismo han potenciado el salvataje de un gobierno que ha hecho del autoritarismo su sostén y en esa política las mujeres y disidencias somos las más afectadas por la violencia del aparato estatal, un hecho no menor, ya que son innumerables las violaciones sexuales, torturas, muertes y persecuciones hacía compañeras y compeñeres.
En ese sentido las expresiones del PC y el FA tienen una correlación en los movimientos sociales y sindicales, en ello Unidad Social ha priorizado el Pacto ante la movilización social, acarreando la inmovilidad y el abandono de las calles, una política criminal en medio del estallido que permite oxigenar a un gobierno asesino. Es por eso que creemos que es un paso positivo que la Coordinadora Feminista 8M finalmente se posicionara públicamente y se saliera de US, ya que el silencio previo permitía el desarrollo de dichos sectores y sabemos que los espacios políticos siempre se llenan, nuestra voluntad es coparlo de feminismo revolucionario para disputarle a las medias tintas. Ahora el desafío es seguir articulando una organización democrática tanto del feminismo como del conjunto de organizaciones para poner en pie un plan de lucha para derribar a Piñera y el Pacto que lo salvó.
Aquellos debates no son separados, la organización, sus formas democráticas y las demandas implican una unidad en la diversidad entre los feminismo, control de las bases a través de asambleas y potenciar la protesta, una tarea para pensar el movimiento feminista y continuar la revolución. Para enfrentar el poder de una minoría concentrada es necesario constituirnos como una fuerza independiente al actual régimen. Pero también planificando la destrucción del sistema patriarcal y capitalista, es nuestro mejor momento y debemos potenciarlo junto a un feminismo para y con el 99%. Con aquellos propósitos es importante que las conclusiones y resoluciones del Encuentro apunten en contra del Pacto, por la renuncia de Piñera y por la libertad de todas, todes y todos los presos por luchar, una posición que nos unifique e impulse hacía una gran huelga productiva y reproductiva y así construir las bases para que gobernemos quienes nunca hemos gobernado.
Huelga internacional feminista 8M
El 2019 comenzó con una enorme movilización el 8M, hasta ese momento la más grande desde las movilizaciones en contra de la dictadura, un hito histórico que puso nuevamente en el centro la fuerza del movimiento feminista a nivel internacional, sin embargo y siendo honestas con el propio proceso, en nuestro país el llamado a huelga feminista en tanto cese de labores productivas y reproductivas no fue tal, salvo acciones aisladas de algunos gremios.
La huelga es el instrumento histórico de lucha del conjunto de la clase trabajadora que pone en el centro a quienes producimos, por lo tanto una huelga general feminista que efectivamente paralice todos los trabajos, productivos y reproductivos, es también la potencia de cómo esos trabajos se organizan por construir una vida que merezca ser vivida, es frente a aquel potencial que es necesario ser claras y tener una línea de emplazamiento hacía las principales centrales sindicales, la CUT y Unidad Social en hacer efectiva una huelga general, además entendiendo que el 8M será domingo, aunque eso no quita lo sustancial de articular un plan de lucha que saque a un gobierno que tiene más del 95% de desaprobación.
Uno de los límites ha sido sólo pensar la huelga para el 8M, entendiendo que el contexto del país necesitaba la continuidad de esta medida para potenciar la lucha callejera desde el estallido, en ello nos encontramos con el tope de la burocracia y de la tibiedades organizativas de quienes dirigen los espacios sindicales.
Por tanto es importante convocar y robustecer a una gran movilización el 8M, transformar todo marzo en un mes de lucha para que caiga Piñera y el Pacto que lo salvó, que las centrales sindicales sientan la presión de sus bases y del movimiento feminista y llamen a un paro efectivo. Por otra parte levantar junto a las asambleas territoriales el llamado a una huelga reproductiva, dónde puedan acompañar los compañeros con las labores que históricamente han recaído sobre los cuerpos feminizados.
Esta medida no tiene que ser estática y sólo pensando en marzo, ya que la dinámica propia de la rebelión nos debe encontrar organizadas y activadas, actuar en los procesos que se están desarrollando con una voz propositiva y de grandes mayorías tiene que ser un propósito, para que esto sea efectivo es fundamental salir del Encuentro con una organización democrática del movimiento feminista y que seamos todas y todes quienes decidimos y no un grupo pequeño, de esta forma activar cuando sea necesario y no postergar nuestra voz. Serán nuestras fuerza y organización quienes saquen a este gobierno.
Para un nuevo país, una nueva fuerza feminista y anticapitalista.
El 2019 comenzó la revolución y puso a prueba las organizaciones políticas, una de las principales conclusiones que pensamos es que hace falta una nueva organización que ponga en pie un proyecto colectivo feminista, anticapitalista, democrático e internacionalista que contribuya al desarrollo integro de los movimientos sociales sin suplantarlos.
También sabemos que más allá del Pacto y la represión las demandas sociales siguen intactas, es por eso que el Encuentro Plurinacional de Mujeres que Luchan tiene que tomar un rol central en reactivar la movilización, el feminismo a través de Las Tesis demostró aquel potencial, ahora es necesario dar el paso definitivo y organizar la revolución en clave feminista, es por eso que nuestra propuesta va en dos sintonía: la unidad de todas las feministas anticapitalista y también, organizar una nueva fuerza política capaz de desmantelar el capitalismo y el patriarcado, lo que nos hace falta, ya que la agenda integral del movimiento feminista: aborto legal, ley en violencia y presupuesto, Educación Sexual Integral, salario igual al trabajo requiere enfrentar a todo un sistema armado en función de la violencia hacía nosotras. Nuestro punto de partida para dialogar con todas y todes quienes tengan similares perspectivas y hacer de un 2020 feminista y anticapitalista.
Maura Gálvez – Bernabé por Juntas y a La Izquierda y el Movimiento Anticapitalista