Mediante el proceso constitucional del “Acuerdo por Chile”, los distintos partidos con representación en el Congreso ya aprobaron a los integrantes de la “Comisión de expertos”, responsables de asesorar, tutelar y limitar el proceso constitucional. Las listas ya fueron inscritas e ingresamos en un proceso completamente fraudulento al servicio de modificar algunas formas para que nada cambie en nuestro país. Desnudar esta trampa y colocar todas nuestras fuerzas en poner en pie una alternativa que sostenga en alto las banderas de la rebelión para transformarlo todo es la tarea del momento.
Por Joaquín Araneda y Abril C.
Este proceso, hijo del Acuerdo por la Paz y el triunfo del rechazo, busca dar re-legitimidad a un modelo que no puede recuperarse desde la rebelión, un marco institucional a la medida del capitalismo neoliberal. Con el triunfo del rechazo, las fuerzas de Apruebo Dignidad y la ex Concertación se adaptaron rápidamente a la continuidad de los 30 años, promulgando el derrotismo de “la medida de lo posible”, dejando atrás cualquier rasgo de progresismo, abriéndole el camino a las fuerzas de Chile Vamos y a la ultraderecha.
El gobierno de Boric, lejos de dar respuestas a los principales problemas sociales como la crisis económica, los devastadores incendios, la hiper concentración extractiva, la salud y la educación mercantilizada y las AFPs que hacen negocio a costa del trabajo de años de millones de chilenas y chilenos, construyó un acuerdo con la derecha para reformular algunos parámetros constitucionales pero sin romper en absoluto con la lógica de los “30 años”.
Como primer paso y aún antes del cierre del proceso previo, colaboró activamente con divorciar a la convención constitucional de esas demandas centrales, las que le dieron origen y fuerza a la pelea por terminar con la constitución de Pinochet, enterrando junto con ella un modelo de ajuste y miseria contra las mayorías populares. En ese divorcio impuesto hay que buscar la explicación a la victoria del rechazo en el plebiscito de salida y no, como quieren hacernos creer, en una “moderación” de las expectativas sociales.
Es por esto que el camino para volver al fortalecer el proceso de transformación constituyente no puede estar atado a nuevos pactos, comisiones de “expertos” ni más cocina, si no a colocar en el centro los planteos más sentidos por quienes dejamos la vida en las calles para ponerle fin al gobierno de Piñera y abrir un nuevo rumbo en el país.
Esto además, como lo retratan las experiencias de Perú, Bolivia, Ecuador o Colombia entre otros procesos de nuestro continente, no se trata de una “particularidad” chilena, sino de una necesidad urgente y una lección qué es necesario internalizar: mientras más se cede a las posiciones de la derecha, mientras más se corren los gobiernos del impulso del movimiento de masas más se debilitan y más se fortalecen las posiciones de los sectores que dicen enfrentar.
Comisión del terror y listas de los 30 años
El órgano antidemocrático elegido para tutelar la nueva constitución refleja la crisis gubernamental que recorre el régimen: desde la UDI hasta el PC, con mayoría de Chile Vamos en su composición, participan todas las fuerzas del régimen para mantener el modelo neoliberal y seguir descargando la crisis sobre las mayorías sociales. La derecha obtuvo amplia mayoría con 11 “expertos”: 4 de la UDI, entre ellos “destaca” quien presidirá la Comisión de Expertos, el nefasto Hernan Larraín, complice de la dictadura y colaborador del enclave nazi Colonia Dignidad de Paul Schäefer, en dónde se practicó sistematicamente la torturas y las violaciones sexuales a menores de edad; 5 serán de RN, quienes nombraron al lider del gran capital local, Juan Sútil, expresidente de la Corporación de la Producción y el Comercio (CPC); uno de Evopoli y uno del Partido Republicano. Mientras que los partidos que integran el gobierno solo consiguieron seis representantes (3 del PS, 2 frenteamplistas y un PC). Expresando que cuando se pacta con la derecha, es ella quien avanza.
Las demás coaliciones siguen esta lógica con sus propias conformaciones en la presentación de las listas al Concejo, “Unidad para Chile”, una Concertación 2.0 conformada por Apruebo dignidad, Partido Socialista y Partido Liberal, “Todo por Chile” de la Democracia Cristiana junto al PPD y el Partido Radical; “Chile Seguro” de Chile Vamos (RN, UDI y Evópoli); “Pacto por la gente”, solo con militantes del Partido de la Gente; y la lista del Partido Republicano que no inscribió nombre especial de la lista. Destacan en ellas varios ex funcionarios tanto de Piñera como de Bachelet, más continuismo de los 30 años.
Un camino hacia el pasado o la construcción de otro futuro
En este artículo no pretendemos contar lo que sucede, sino ofrecer una mirada alternativa para poner en acción todo lo necesario para transformar la realidad. La orientación de los partidos de la democracia capitalista es clara y difícilmente se modifique, tienen un profundo temor a lo mejor que dió la rebelión: miles movilizados imponiendo un programa en las calles.
Quienes conformamos el Movimiento Anticapitalista creemos que cualquier proceso constituyente debe tener en el centro, si pretende ser exitoso, las principales demandas que surgen de la vida cotidiana de las mayorías, no alcanza con el relato épico de la nueva constitución, lo nuevo debe ser un cambio en la matriz, donde aquellos reclamos que mencionamos más arriba y estuvieron presentes en miles de pancartas, carteles y grafitis los últimos años, sean el objetivo fundamental a expresar.
Por eso creemos que para lograr la fuerza social para imponer una verdadera asamblea constituyente, es menester pelear por un salario mínimo acorde al costo de la vida, con una cobertura social universal para aquellos y aquellas que no tienen empleo, un verdadero esquema de salud pública gratuita y universal al igual que la educación, una acción decidida contra la precarización laboral y de la vida en general, un desmantelamiento de los aparatos represivos, la libertad de los presos y presas políticos y el juzgamiento a todos los responsables de asesinar al pueblo, el fin del extractivismo y por una nueva matriz productiva, el final de las AFP y la creación de un nuevo sistema de reparto solidario y controlado y dirigido por las y los pensionados.
Es a partir de estos puntos y otros que podremos recuperar fuerza social movilizada y no mediante comisiones de expertos en corrupción y saqueo como se propone el régimen en este nuevo fraude.
Finalmente, está claro que las medias tintas como la convención constitucional o esta última especie de convención mixta están al servicio de no cambiar nada, lo que necesitamos es una verdadera Asamblea Constituyente, libre y soberana, que discuta todo sin condicionamientos, que se elija proporcionalmente en todo el país, con un carácter plurinacional y con el sistema más democrático posible, facilitando las inscripciones de listas independientes y de todos los sectores que deseen participar, con el único “asesoramiento” de los sindicatos, las centrales obreras, las federaciones estudiantiles, juntas de vecinos y todas aquellas instituciones de base que representen a las mayorías populares.
Este camino no es declarativo, es el desafío que debemos afrontar entre todas, todos y todes quienes nos oponemos a este fraude constitucional de los representantes del régimen capitalista-neoliberal, rechazar y proponer la construcción de otro futuro es posible si partimos por constituir puentes de diálogos unitarios, poniendo por delante lo que nos une en un llamado al conjunto de la izquierda anticapitalista, movimientos sociales, sindicatos y luchadores independientes para forjar una nueva alternativa social y política. Con dicha voluntad podremos aportar a la reconstrucción de un espacio para las mayorías sociales que vivimos de nuestro trabajo, sumando propuestas programáticas para que la crisis la paguen los capitalistas y de esa manera ser oposición real al gobierno neoliberal de Apruebo Dignidad, acción fundamental para frenar el avance de la derecha que se postula ante el descontento.
Estos objetivos son prioritarios ponerlos sobre la mesa en los próximos días para construir la unidad que hace falta y proponer izquierda anticapitalista a nivel social y político. Para pelear por ello impulsamos el llamado a quienes estén de acuerdo con estos puntos y otros que podamos discutir para impulsar una declaración común y una campaña que ponga en evidencia el carácter fraudulento del actual proceso constituyente y se pronuncie por la convocatoria urgente a luchar por una asamblea constituyente libre y soberana.
En este camino, seguimos avanzando en la construcción del Movimiento Anticapitalista, para prepararnos para los desafíos que tenemos que enfrentar y que no se resolverán sin una fuerte organización para que quienes nunca hemos gobernado y siempre fuimos engañados por los políticos tradicionales, cortemos de una vez con este sistema podrido y avancemos a transformarlo todo. Te invitamos a recorrer junto a nosotros ese camino.