Migración en Chile, el mar mediterráneo en la tierra

La migración es un fenómeno histórico, se da a escala mundial y obliga año a año a millones de personas a trasladarse de país en búsqueda de mejores oportunidades. La ola migratoria mundial no es una casualidad que responde a un solo hecho específico, está imbricado a múltiples factores directamente relacionados con la crisis multisistémica del capital, esto es así porque la crisis económica mundial obliga a los países imperialistas a aplicar ajustes y precarización sobre los países coloniales y semicoloniales para garantizar las ganancias del 1%,  generando alzas tremendas en los niveles de pobreza y violencias.

Por Maura Gálvez, Movimiento Anticapitalista

Migración y crisis capitalista

La migración es un fenómeno histórico, se da a escala mundial y obliga año a año a millones de personas a trasladarse de país en búsqueda de mejores oportunidades. La ola migratoria mundial no es una casualidad que responde a un solo hecho específico, está imbricado a múltiples factores directamente relacionados con la crisis multisistémica del capital, esto es así porque la crisis económica mundial obliga a los países imperialistas a aplicar ajustes y precarización sobre los países coloniales y semicoloniales para garantizar las ganancias del 1%,  generando alzas tremendas en los niveles de pobreza y violencias,  los pueblos a su vez responden porque no están disponibles quedarse sentados mientras les roban la vida y así aparecen rebeliones y revoluciones produciendo enormes crisis políticas que en algunos casos, como el  sirio, el imperialismo decide acabarlos a punta de genocidio produciendo una ola migratoria sin precedentes que se ha traducido en la muerte de miles de personas que huyen del horror en el mar mediterráneo. Pero la brutalidad no termina ahí, quienes logran sobrevivir a ese infierno les toca el tráfico de personas, violencias múltiples, detenciones arbitrarias solo por mencionar algunas, en palabras de Maria Emilia Tijoux: “Las migraciones no son un fenómeno reciente ni localizado. Hombres y mujeres abandonan sus países buscando trabajo y supervivencia empujados por la pobreza, las guerras, los conflictos civiles y las persecuciones que ponen en peligro sus vidas. Son personas expulsadas de sus países que provienen generalmente de poblaciones empobrecidas para devenir protagonistas de las migraciones, un fenómeno sin precedentes que actualmente se produce en un contexto de total explotación dada en un siglo de mundialización globalizada, que los somete a todo tipo de violencias”1.

Diversos estudios señalan que dado la crisis ambiental y el cambio climático vendrá una importante ola migratoria,  ACNUR –agencia de Naciones Unidas para el refugiado- vaticina que en los próximos 50 años entre 250 y 1.000 millones de seres humanos abandonarán su hogar a razón del cambio climático2. Nuestro país es una zona de sacrificio ambiental en la región, ya vemos desplazamientos en lugares como Petorca o comunidades del norte a causa de la ausencia de agua, lo que no descarta que se produzca una ola migratoria que lleve a miles de chilenas y chilenos a buscar un lugar donde vivir fuera del saqueo de los bienes comunes.

Chile y la migración

Chile ha vivido históricamente en estrecha relación con la migración, sin embargo la imagen de estabilidad económica que desarrolló desde los 90´ mientras los paises vecinos sucumbían a la inestabilidad y los personeros de gobierno se jactaba de ser el jaguar de América Latina gritando a los 4 vientos que este país era señal de rentabilidad para inversiones extranjeras, hizo que llegaran no solo los capitales extranjeros, las multinacionales y las corporaciones del saqueo y el despojo, también llegó una importante migración buscando una vida mejor en el país “más estable de la región”. Estas comunidades migrantes  fueron la mano de obra barata que construyó casas, calles, carreteras y servicios de todo el primer período de la transición generando suculentas ganancias al empresariado que pagó salarios de miseria para llenarse los bolsillos. 

Hoy esos años de bonanza se acabaron y una combinación macabra entre la crisis sistémica del capital, la derrota de la revolución bolivariana a manos de la burocracia y la burguesía autoritaria de Venezuela, la crisis en Colombia, Haití, solo por mencionar a algunos ha generado en nuestro país una caldera de personas que vienen buscando una vida mejor que ya no pueden encontrar.  


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Sobre la migración venezolana un reciente artículo de CIPER detalla que la mayoría de las personas que cruza por los pasos de Iquique, Huara y Colchane provienen de Ecuador, Bolivia y Perú y un sector muy minoritario viaja directamente desde Venezuela3. El objetivo común sería desde ahí marchar a Iquique para luego avanzar hacia el sur donde les esperan familiares o amigxs. En octubre de 2020 la cifra de personas que ingresaban por esos pasos no habilitados dió un salto exponencial llegando a 200 personas por día, la gran mayoría son jóvenes, el 70% de ellxs viene con niñas y niños pequeños quienes muchas veces emprenden el viaje a Iquique caminando  (la distancia de Colchane a Iquique es de 235 kilómetros). Las condiciones del desierto más árido del mundo son complejas, altas temperaturas en el día, bajas temperaturas en las noches y a ese viaje se le agrega una alta dosis de xenofobia. Las consecuencias son personas muertas, con pérdida de dedos de los pies, hipotermia, deshidratación, entre otras, como detalla del INDH de la zona norte. 

Además de aquello  se acentúa la violencia de género de miles de mujeres que viviendo una vulneración total por parte de los estados se llevan la peor parte de la distintas violencias que se ejercen sobre los cuerpos feminizados en contextos de crisis. En una entrevista reciente al medio El Mostrador, la socióloga Romina Bravo, académica de la nortina Universidad Arturo Prat, sentenció “Esta es la segunda crisis migrante más grande en el mundo después de la de Siria y ningún Estado está preparado para afrontar esto”4.

Las responsabilidades del peor gobierno de la historia 

El 19 de febrero de 2019 el criminal serial Sebastián Piñera se encontraba de vacaciones en Futrono cuando recibe el llamado de otro criminal serial: Iván Duque, presidente de Colombia, este último le planteaba la necesidad de establecer ayudas humanitarias regionales con Venezuela, fuentes cercanas a La Moneda aseguran que en esa conversación Duque comentó que tenía información de inteligencia de EEUU y de Colombia que el 23 de febrero caería el gobierno de Maduro ya que las FFAA dejarían de apoyarlo, permitiendo el ingreso de ayuda humanitaria al país y el líder opositor, Juan Guaidó aseguraba que estallaría una rebelión  popular que harían inviable la permanencia de Maduro. Impulsado por las ganas de ser uno de los presidentes que “contribuiría a la estabilidad venezolana” Piñera partió a Cúcuta (un polémico viaje del que varios presidentes de la región se fueron descolgando) a ratificar como presidente al autoproclamado Juan Guaidó y llamando a las Fuerzas armadas a apoyarlo. Selló su visita invitando a lxs venezolanos a ir a un país “libre” como Chile. El llamado tuvo eco, un estudio reciente de Lupa Pública muestra que desde el llamado de Piñera el ingreso al país por pasos no habilitados subió de 922 en 2011 a 6310 luego del viaje a Cúcuta, esta cifra en 2020 llegó a 16.848 y en 2021 a 58.856 ingresos. En medio de toda esta odisea y en  plena rebelión, el gobierno acusaba como causante del mismo la infiltración de inmigrantes venezolanos y cubanos.

Es evidente que la situación migratoria se ha vuelto de altísima complejidad en un país donde la reciente rebelión de 2019 dijo basta a 30 años de precarización, pobreza y privatización de todos los derechos sociales administrados por los partidos de los 30 años, aquello hace tangible lo evidente: si no hay derechos sociales para quienes viven en esta franja de tierra, mayores dificultades encuentran quienes caminan kilómetros por la pampa juntos a sus familias para conseguirlos. Esto ha ido acumulando tensiones y nudos llenos de brutalidad que tienen expresiones lamentables como las que vimos hace unos meses atrás donde un grupo de personas, entre las cuales se encontraban personeros del ultraderechista Partido Republicano, quemaron un campamento de migrantes. El rechazo social fue importante, sin embargo la xenofobia no se detuvo y arguyendo razones de seguridad en enero de este año los gremios del norte incluyendo a los portuarios, sector que se caracteriza por su combatividad, llamaron a huelga general en contra de la delincuencia, que no era otra cosa que un llamado xenófobo para promover la deportación y exigir mas medidas restrictivas a un gobierno que fue a entregar panfletos al caribe y luego se desentendió completamente. 

La derecha desde su tribuna agita una fuerte campaña antiinmigrantes, Kast (hijo de migrantes nazis), que perdió la elección de segunda vuelta por paliza, proponía una zanja en la frontera, lo que ayudaría a frenar la delincuencia, pero la realidad es que la delincuencia en Chile ha existido siempre, el narcotráfico y microtráfico también y no es secreto para nadie que todos esos pasos en el desierto que hoy se convirtieron en  un problema son históricamente el lugar de entrada de toneladas de drogas que vienen de paso para irse a europa y una menor cantidad se queda para el consumo local, pero de eso la campaña de la derecha no habla, es mejor culpar a familias con niñas y niños en los brazos de un problema que tiene larga data.

La situación tuvo un punto cúspide con el brutal  asesinato del joven trabajador de camiones Byron Castillo, asesinato que repudiamos con fuerza, que disparó los niveles de tensión. Así los medios de comunicación van de promotores del racismo  inculcando en la clase trabajadora y los pueblos la noción de “enemigo interno”, discursos como “esto no lo habíamos visto nunca”, “estamos viviendo una ola de delincuencia que no es de chilenos”, “tienen que irse del país” se han tomado la palestra. La realidad es que para quienes crecimos en comunas periféricas como Puente Alto, la delincuencia fue siempre pan de cada día, pero a nadie nunca le importó. Este hecho envalentonó a los gremios dirigidos por la patronal para ponerse al frente de lo que llaman un ataque a la tranquilidad, haciendo que el reaccionario gremio de camiones, como ya es común cuando algo no les agrada y toque sus intereses ligados al empresariado del transporte, corten las rutas, esta vez paralizando las entradas y salidas a los puertos de Iquique y Arica (lugares estratégicos para exportar los minerales extraídos en la megaminería). El actuar de las fuerzas represivas que se caracteriza por reprimir, violar, matar, torturar o mutilar cuando el pueblo se moviliza exigiendo una vida digna, con los camioneros cumple siempre un rol de custodio. El gobierno en su ya conocida nota autoritaria hizo lo único que sabe hacer y decretó Estado de Excepción en la zona, junto con eso cerraron los pasos  obligando a cientos de personas a devolverse o quedar esperando en el desierto. Bencina para el fuego. Mientras la discriminación crece ya que la población venezolana acusa que la gente en las calles no les habla y en los negocios locales se niegan a atenderles. Preguntas legitimas nos recorren en medio de todo, ¿Quién se beneficia de todo esto?, ¿A quienes les conviene acentuar estos antagonismos  de clase como base social?. Consideramos importantes estas interrogantes en un contexto de polarización social a puertas del primer gobierno que se declara reformista desde el fin de la dictadura.

Es evidente que el problema esta llegando al límite y está en riesgo la vida de miles de personas por lo que se requiere  unidad de las y los revolucionarios, organizaciones sociales, territoriales y sindicales para resolverla de fondo, porque ninguna salida vendrá de los gobiernos de turno, hoy con todo el ímpetu internacionalista decimos que la clase obrera no tiene fronteras. Es por eso nos parece que relevante la movilización independiente de todos las actrices y actores sociales, exija desde ya que el futuro gobierno de Gabriel Boric termine con la condición de irregularidad de las y los migrantes, que se garantice el derecho al trabajo con salarios acorde al costo de la vida para migrantes y chilenxs, que se invierta presupuesto real en hogares migrantes libres de violencia, terminar con los discursos xenófobos que promueven la discriminación, a su vez como internacionalistas nos parece fundamental buscar soluciones más allá de las fronteras que hermanen a los pueblos y la clase, para que ningún ataque del 1% siga conduciendo a la barbarie.

Ya lo dijo Rosa Luxemburgo hace muchos años Socialismo o Barbarie, sus palabras retumban hasta hoy.

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  1. https://scielo.conicyt.cl/pdf/polis/v14n42/art_01.pdf
  2. https://www.sostenibilidad.com/cambio-climatico/la-tragedia-de-las-migraciones-por-el-cambio-climatico/?_adin=02021864894
  3. https://www.ciperchile.cl/2021/02/05/a-pie-por-colchane-como-la-politica-de-gobierno-forzo-un-ingreso-desesperado-de-migrantes-a-chile/

4. https://www.elmostrador.cl/braga/2022/02/07/crisis-migratoria-en-iquique-las-mujeres-migrantes-sufren-el-triple-de-violencia-y-si-son-madres-la-situacion-es-aun-mas-compleja/