Por Anticapitalistas
Este domingo 30 de enero, en el marco de una movilización convocada contra el aumento del delito y reclamando inseguridad, una horda atacó un precario campamento de migrantes, en su mayoría venezolanos, que se encontraban ocupando un predio privado. Este hecho no es el primero de estas características y se suma a una escalada xenófoba y anti migrantes fomentado por sectores de ultraderecha y amparados por el gobierno y carabineros. Repudiamos con todas nuestras fuerzas este accionar y llamamos a resolver de manera urgente los derechos elementales para todas las personas. ¡¡Ningún ser humano es ilegal!!
«Enemigos extranjeros» para ocultar responsabilidades locales
La profunda crisis económica y social que sacude al planeta, intensificada por la pandemia de Covid-19, tiene una particular expresión en los desplazamientos migratorios masivos. Millones de personas empujadas a la miseria extrema parten de sus hogares buscando una salida ante el abandono por parte de sus respectivos gobiernos.
Es “normal” escuchar noticias de embarcaciones atestadas que cruzan el mediterraneo desde África a Europa, pocos meses atrás se vieron enormes caravanas atravesando el continente americano camino a los EEUU. Esas imágenes son fácilmente identificables en muchas fronteras del mundo y es una de las expresiones más agudas de la crisis que mencionamos. Sin dudas estos fenómenos, son utilizados por los gobiernos, empresarios y medios empresariales para fortalecer la construcción de un “enemigo extranjero” que provoca una especie de invasión de los países y son los responsables de la delincuencia, la violencia y en muchos casos también de la pérdida de empleos a los trabajadores “nativos”.
Este tipo de fenómenos “anti migrantes” están indisolublemente ligados a un profundo desprecio por la pobreza de quienes migran, que contrasta con la apertura económica indiscriminada y la entrega absoluta de los bienes comunes a las empresas transnacionales, responsables fundamentales de el empeoramiento de la calidad de vida de las mayorías. Para ocultar su propia responsabilidad en la situación, el gobierno de Piñera (como todos los gobiernos capitalistas) da rienda suelta a los grupos de derecha más extrema y los protege con carabineros, el resultado es el que vimos el domingo: movilizaciones que sin dudas agrupan a sectores de la clase obrera, influenciados por este mensaje anti migrante y anti pobre y sectores de derecha radicalizados que actúan a su interior con la mayor de las violencias y que deben ser fuertemente denunciadas y enfrentadas en las calles.
La crisis migratoria es una consecuencia del capitalismo extractivista
Si comparamos los flujos de mercancías y capitales desde los centros económicos mundiales y la periferia global, podemos ver claramente que la crisis migratoria es un producto del saqueo. La barbarie económica producida por el desastroso gobierno autoritario de Maduro en Venezuela, pegó un salto con la política criminal de bloqueo de los Estados Unidos es uno de los puntos altos de esta situación. Millones de venezolanos y venezolanas se han visto expulsados de su país ante la disyuntiva de morir de hambre o buscar alguna alternativa en otros países de la región. Sin embargo, Chile, Argentina, Brasil u otros muestran estadísticas sociales igualmente críticas, con altos índices de pobreza e indigencia, altos porcentajes de desempleo, etc. El falso socialismo de Maduro, el neoliberalismo salvaje de Piñera (que se estrelló en 2019) y los otros “modos” del capitalismo extractivista en el continente han dispensado a las mayorías populares pobreza y miseria. Cuando estos fenómenos se agudizan tiran las culpas sobre las espaldas de las víctimas de esta situación, los millones que no tienen nada, son pobres de toda pobreza.
La clase obrera es una y sin fronteras. Ningún ser humano es ilegal
Está claro que sobre la base de la crisis económica y social se profundiza la polarización y se expresan expresiones de ultra derecha xenófobas y racistas, como la que se vió en Iquique, donde se suma la convocatoria el día de hoy a un paro general impulsado por camioneros y otros sectores contra los migrantes y “por seguridad”. Oponerle a estos llamados la unidad de los pueblos contra los gobiernos responsables de esta crisis es una tarea fundamental de la etapa, rechazando cualquier tipo de ataque y actuando contra los grupos más reaccionarios que falsamente buscan colocarse como los defensores de los “valores nacionales” mientras que piden más poder para instituciones que han sido y son garantes del saqueo como Carabineros o los partidos como RN, la UDI, entre otros que aplican políticas contra la clase trabajadora (sin discriminar entre nacionales o extranjeros) favoreciendo a las patronales transnacionales de las que son parte.
Reconstruir la solidaridad entre los pueblos y recuperar los bienes comunes y principales resortes económicos de cada unos de nuestros países es la salida frente a la crisis económica que nos sacude, solo de esa forma la seguridad y la calidad de vida serán una realidad. Mientras tanto, lejos de confiar en Carabineros y otras instituciones represivas, lo que necesitamos es profundizar la organización obrera y comunitaria, combatiendo la xenofobia, el racismo y cualquier tipo de diferenciación artificial entre los pueblos, la clase trabajadora y las mayorías del mundo.