Por Maura Fajardo y Francisca Barbosa, Movimiento Anticapitalista – Juntas y a La Izquierda
Hoy se conmemora otra fecha histórica para el feminismo: hace poco más de 30 años, las mujeres reunidas en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, decidieron declarar el 28 de septiembre el Día por la Despenalización del Aborto, como un hito en la lucha contra la clandestinidad y la muerte de miles de latinoamericanas afectadas por las políticas punitivas y anti-mujeres de los gobiernos del continente.
El diagnóstico que las feministas organizadas de 1990 hacían en dicho encuentro, no ha cambiado radicalmente para los tiempos que corren. Si bien hemos sido testigxs en los últimos años de cómo la marea verde que inició en Argentina, dio un nuevo impulso a la lucha por el aborto libre en países como el nuestro y en México, el derecho humano básico de interrumpir el embarazo de manera legal y segura para las mujeres y cuerpos gestantes en América Latina está lejos aún de ser una realidad. Es más, todavía tenemos que escuchar en el debate público mentiras provenientes de los sectores fascistoides, por ejemplo, en el último debate presidencial Kast señala, contraviniendo toda la evidencia empírica, que la tasa de mortalidad materna en los países donde existe aborto libre es mayor que en aquellos en que está prohibido abortar. Siglo XXI y aún los medios de comunicación permiten que se expandan con total impunidad discursos de odio y mentiras contra las mujeres y cuerpos gestantes.
Pero otra cosa también es cierta, nada se consigue si no es con nuestra propia fuerza, la de un feminismo organizado que se decide a no soltar la calle. Así comenzó esta ola rebelde del feminismo marcando un hito el año 2016 en Polonia con el primer viernes negro, que buscaba revertir el plan de ajuste del gobierno que, para sostener la crisis económica no encontró nada mejor que recortar el derecho al aborto, salieron miles de mujeres a las calle y frenaron la medida, luego nos lo demostraron con fuerza las compañeras argentinas, dando una pelea de más de 15 años por conquistar el aborto legal, convirtiéndose en marea verde no por casualidad, sino porque hubo una política unitaria de la diversidad de feminismos de pelear con un solo puño para garantizar ese derecho, agrupadas en la campaña nacional por el derecho al aborto, esto logró en el 2018 conquistar la media sanción en la cámara de diputados, luego el senado dijo que NO, pero el pueblo sabía que algo había cambiado para siempre y dos años después, a punta de movilización, presionaron al parlamento para que lo votara nuevamente, demostrando que sí luchamos y luchamos, podemos ir por todo.
En nuestro país los feminismos atravesamos un momento importante, donde se ha producido una inflexión de las enormes asambleas que agrupaban a cientos de mujeres, desde el Ni una menos del 2016 en adelante. Lamentablemente sectores como la Coordinadora feminista 8M, en vez de tomar el aprendizaje de la campaña por el derecho al aborto en Argentina, para lograr la unidad de diversidad de feminismos y golpear con un solo puño, prefirieron la lógica de hegemonizar un movimiento que siempre ha sido diverso y heterogéneo. Así, no sólo se dejó de nombrar a compañeras y organizaciones que fueron sustanciales en la construcción de ese espacio para finiquitar la vía de hablar en “Nombre del feminismo”, sino también con esa política hegemonizante, pasan encima de nuestra propia historia, escrita desde siempre con debates, encuentros, desencuentros y aprendizajes. La realidad es que hoy la CF8M no llama a ninguna asamblea abierta desde hace nadie sabe cuánto tiempo y que se ha convertido en un satélite de la Convención Constituyente, a la que llegaron con un discurso crítico, repitiendo una y otra vez que había que “Rodearla”, la realidad, que nunca han llamado a movilizar para que los feminismos tengan protagonismo, menos han levantado asambleas para que los pueblos y territorios puedan intervenir y seamos participes y críticas de lo que ahí se discute, por tanto, hay que dejar claro: ahí no estamos todas y la noción de “Rodear “la CC, sólo ha sido sentarse en las instituciones del Estado.
En momentos en que la institucionalidad y el debate electoral logran, hasta pronto aviso, desmovilizar, debemos ser las feministas las que interrumpan esta aparente estabilidad gubernamental. Quienes siempre hemos estado a la vanguardia de los procesos sociales, develando cómo el engaño del género cruza e irroga de patriarcado la explotación y todas las opresiones; quienes seguimos el hilo rojo y violeta de las compañeras del feminismo de clase que pusieron en evidencia que el trabajo de cuidados sostiene la vida; y quienes, por sobretodo, resistimos con nuestros cuerpos a la violencia del punitivismo y la prohibición, acompañando a otras mujeres a resistir contra la maternidad obligatoria, por todo esto y porque mantenemos la llama viva del hilo de nuestra historia, nos llamamos a ocupar las calles este 28 de septiembre, a no soltar el carácter combativo de nuestros derechos básicos y a construir unitariamente en la diversidad el espacio que hoy necesitan los feminismos para avanzar en la conquista de nuestros derechos.