La crisis sanitaria en la que nos encontramos no es el resultado de una evolución natural de la pandemia, sino de las políticas impulsadas por el gobierno de Piñera. Fue la apertura indiscriminada al servicio de sostener las ganancias capitalistas la que generó las condiciones materiales para el alza en los contagios. Basta recordar que altas figuras del gobierno hace pocas semanas declaraban que los niños “transmiten muy poco” el virus, presionando por la retorno a las clases presenciales. El plan de vacunación que el gobierno vendía como ejemplo al mundo, y a caballo del cual buscaba recomponer su maltrecha imagen, resultó ser insuficiente para evitar una nueva suba de contagios. Como resultado de esta política las mayorías sociales se encuentran nuevamente ante la dura realidad de la combinación de una crisis sanitaria y económica. Frente a esta realidad, el gobierno endurece las medidas represivas. Gases lacrimógenos en ferias, detenciones arbitrarias y violentas, todo en nombre de la salud. El confinamiento regresa sin medidas que garanticen los ingresos de las mayorías populares, al tiempo que se sigue obligando a la población a hacinarse en el transporte público y los lugares de trabajo para sostener las ganancias capitalistas. En este marco Piñera presentó el proyecto de reforma para aplazar las elecciones para el 15 y 16 de mayo.
Desde las candidaturas anticapitalistas de Maura Fajardo Gálvez por el D12 y Camilo Parada Ortiz por el D10 y el Movimiento Anticapitalista, entendemos que hay que priorizar la salud de la población por sobre las ganancias capitalistas, adoptando un programa de emergencia que contemple:
- Testeos masivos y rastreo de casos. Cuarentenas donde sean necesarias de acuerdo a la evolución de la pandemia, sin represión ni poder de fiscalización para los Carabineros, la PDI y el aparato represivo. Represión no es salud, disolución de Carabineros y desmantelamiento de todas las fuerzas represivas.
- Garantizar los ingresos de las mayorías sociales: prohibición total de despidos, salario universal de emergencia que cubra como mínimo la canasta básica, reconocimiento salarial de las labores de cuidado y domésticas.
- Sistema Único de Salud, para centralizar capacidad instalada y personal. Producción pública de medicamentos. Declaración de utilidad social de laboratorios y grandes monopolios farmacéuticos y de toda capacidad instalada del sector privado hacia su nacionalización e incorporación definitiva al sistema único. Anulación de las patentes de las vacunas y producción y distribución estatal con control social para poder vacunar a toda la población.
Proponemos que estas medidas de urgencia se financien con impuestos a las grandes riquezas y los grandes capitalistas. Frente al insuficiente Royalty Minero exigimos la recuperación del cobre y todos los bienes comunes bajo propiedad estatal y control social.
Simultáneamente, en caso de que se concrete el proyecto que aplaza las elecciones, exigimos que se garanticen las condiciones para la participación democrática. Esto debe incluir el financiamiento público a las candidaturas independientes y espacio en la franja televisiva.
La crisis reafirma una vez más la necesidad de superar las trampas del Pacto que salvó a Piñera, y los límites impuestos al proceso constituyente. Necesitamos una Asamblea Constituyente soberana para discutir todo. Por eso llamamos a seguir fortaleciendo las candidaturas independientes anticapitalistas, y llevar el programa de la rebelión de Octubre a la Constituyente.