Por Movimiento Anticapitalista
Escribimos esta carta de forma fraterna al conjunto de la izquierda anticapitalista, a las organizaciones territoriales y sindicales, a todas y todos quienes nos encontramos en las calles alzándonos contra el modelo de Pinochet para que juntas y juntos impulsemos una alternativa que exprese las demandas de las calles en el proceso constitucional.
Vivimos un cambio de gran magnitud en la historia reciente de nuestro país, un nuevo momento que se fundó el 18 de octubre a partir de las evasiones de las y los secundarios contra el alza del trasporte y que derivó a un verdadero asalto a las calles de las mayorías sociales del país. Sin dudas, hay muchos capítulos aún por contarse y desde ya nos tenemos que preparar impulsando una posición independiente.
No deleguemos nuestras fuerzas
El ánimo transformador de nuestro pueblo cuestiona a fondo los pilares centrales construidos en dictadura y que fueron perfeccionados por años de democracia protegida a manos de la ex – Concertación, la Nueva Mayoría y la derecha. “No son 30 pesos, son 30 años” sintetizaba la voluntad de nuestro octubre revolucionario que en poco tiempo construyó instancias autoorganizadas, promovió la primera línea contra la represión e impulsó la huelga general del 12 de noviembre que planteo la posibilidad de botar a Piñera. Las demandas eran claras: una nueva constitución para discutir otro país y que sea un proceso sin el gobierno violador de derechos humanos.
El Pacto por la paz y la nueva constitución, firmado entre gallos y medianoche por el conjunto del arco político parlamentario desde el Frente Amplio a la derecha pinochetista, intenta responder canalizando vía las actuales instituciones las principales reivindicaciones que el pueblo forjó. Ante el fuera Piñera, impuso la “paz” para los capitalistas, así evitaba que cayera el gobierno debilitando a todo el régimen y sus instituciones, en consecuencia, garantizó la impunidad para los responsables de las violaciones sistemáticas a los derechos humanos. Ante el cambio constitucional acordaron reglamentar el proceso para evitar perder los intereses de una minoría concentrada en el poder.
Así se expresa en la Ley 21.200 (Ley de Reforma Constitucional) al atribuir los 2/3 determinante para que no pasen las iniciativas favorables a las mayorías, ya que les otorga un peso decisivo a los sectores conservadores. Regirá la actual Ley de Partidos Políticos, impidiendo nuevas conformaciones, dificulta la participación de independientes y se niega la participación de la juventud. No existe hoja en blanco, ya que está vetado el debate sobre los tratados internacionales, impidiendo de esa forma deliberar sobre las AFPs y el modelo subsidiario y rentista del país, así protegen las transnacionales que despojan el territorio con el extractivismo.
Que la crisis la paguen los capitalistas
Aún con estas trampas, las reservas sociales de lucha no cesan en sus demostraciones. La movilización sigue siendo parte del nuevo momento que transitamos y exclusivamente la pandemia logró atemperar la lucha callejera, aunque solo por un breve tiempo. La irrupción del COVID-19 motorizó la crisis económica que se venía desarrollando y hoy a nivel mundial vivimos una creciente profundización de la precarización de la vida al aumentar la cesantía, los índices descontrolados de contagio, el aumento de la violencia patriarcal, un giro represivo de los gobiernos y una ampliación de las fronteras destructivas sobre los territorios para mantener las ganancias capitalistas.
Entonces, las causas que llevaron a la rebelión hoy suman un capitulo superior a nivel económico y social, en dónde los márgenes del Pacto y sus representantes no podrán dar respuestas a las demandas de las calles. Al contrario, así lo ejemplifican los socios de izquierda del régimen, el Frente Amplio votando leyes represivas y el Partido Comunista desmantelando la posibilidad de activar la CUT para enfrentar la crisis y no tan sólo eso, sino que apoyan iniciativas como la Ley de Protección al Empleo que mantiene a miles de familias sin sueldo. Lejos está el escenario de calma que promovía el Pacto y sus representantes al sembrar falsas ilusiones.
Es por eso que la pregunta de quien paga la crisis es sustancial en una ruta que se impugna a todo el modelo pinochetista ¿podemos confiar en los partidos del FA y el Partido Comunista? La nueva etapa abierta en el país genera cambios en la correlación de fuerza favorables a una salida por izquierda, en dónde sólo un programa anticapitalista puede dar respuestas. No caben márgenes para los socios de izquierda del capital que apuestan en amplias alianzas con los mismos partidos del pacto sin cuestionar el proyecto económico y el rol que han jugado en el último periodo. Estas alternativas no pasaron la prueba.
Por un frente independiente, anticapitalista, socialista y feminista
La voluntad transformadora es superior, el 25 de octubre de este año el pueblo volvió a plebiscitar lo que ya había dicho en las calles y de forma absoluta lo demostró con la opción del Apruebo y Convención Constitucional, por lo tanto, entre las ansias de cambios y las estrechas fronteras de la Convención aún hay tensiones que no la resolverá el reformismo que descansa en el voto. Recuperar la experiencia que forjaron las calles durante la rebelión es la garantía para ir por todo.
Es en ese sentido que queremos proponer al conjunto de la izquierda anticapitalista, al movimiento feminista, a las y los activistas socioambientales, a las organizaciones territoriales y a la primera línea avanzar en una síntesis común para impulsar una alternativa de izquierda, independiente, anticapitalista, socialista, democrática y antipatriarcal para no delegar nuestras fuerzas a los partidos de los 30 años. Los tiempos corren y las trabas del proceso no pueden ser justificación para evitar lograr la unidad. Se intentará impedir candidaturas independientes por restricciones antidemocráticas y por los cortos plazos, al igual que limita a las nuevas conformaciones como la que impulsa el PTR a nivel legal que sólo les permite llevar a sus propios afiliados, por lo tanto, generar una posición clara y concreta es sustancial para superar estos escollos e impulsar la alternativa que hace falta.
Desde el Movimiento Anticapitalista opinamos que hay diversas corrientes de pensamiento que podemos coincidir en un gran frente político plural y abierto bajo un programa anticapitalista para que podamos presentar candidaturas independientes a los partidos del pacto y a su vez, fortalecer alternativas en todos los ámbitos de lucha, sin soltar las calles y promoviendo la autoorganización social, por la libertad de las y los presos políticos, que la crisis la paguen los capitalistas y exigir la huelga general para sacar al gobierno violador de derechos humanos. Que las trabas que impone el Servel no sean un impedimento para la unidad que se requiere, es por eso que creemos que condicionar un frente político en dichas reglas sería un error y con una mirada cortoplacista y electoralista. Por lo tanto, una tarea unitaria es presionar para que se abra democráticamente el proceso y se facilite la inscripción de candidaturas y también de nuevas conformaciones políticas.
Este desafío es central en el periodo que transitamos, nuestra joven organización apuesta por este objetivo y extendemos una invitación para que podamos dialogar y resolver prontamente entre diversas expresiones de la izquierda política y social estas ideas y las que surjan para que podamos presentar una voz independiente de las y los trabajadores.
Por nuestra parte insistimos que estamos en una mejor situación y superar la vieja izquierda reformista y la sectaria será primordial para que en los momentos decisivo no se pacte y podamos ir por todo, nos proponemos afrontar un proceso unitario, construyendo una nueva cultura para debatir todo, sin negar las divergencias, así enfrentar en mejores condiciones a los partidos del régimen impulsando nuestros propios candidatos y candidatas. Una perspectiva que te invitamos a discutir para dar vida a una alternativa que proponga un gobierno quienes nunca hemos gobernado.