Atravesamos un profundo debate constituyente en el país, en medio de una profunda crisis económica y social. Avanzamos hacia el plebiscito y una pujante fuerza transformadora de la sociedad es forzada a encauzarse a través del estrecho canal institucional por las distintas variantes de la política tradicional. Quienes nos revindicamos anticapitalistas, te proponemos una perspectiva diferente, recuperando la memoria histórica de las luchas de nuestra clase y combatiendo la desmemoria organizada de aquellos que apuestan a cambiar algunas formas sosteniendo el contenido del régimen heredado de Pinochet.
Por Joaquín Araneda Y Martin Miranda, Movimiento Anticapitalista
Septiembre es un mes marcado a fuego en el registro histórico de nuestro pueblo, en el están fijados las esperanzas de transformación, el inicio del sueño socialista y también la barbarie, la pesadilla del golpe y sus repercusiones en la organización y la conciencia de nuestra clase. Repercusiones que se perciben en nuestros días y se encuentran frente a frente con el inicio de una nueva etapa política en el país abierta el 18 de octubre pasado.
No es menor en este contexto recuperar algunos debates importantes, ya que producto de la política de memoria selectiva de algunos o, como preferimos llamarle, la desmemoria, vuelven a colocarse con fuerza en la realidad ¿A qué nos referimos?
¿Dialogar con la derecha o aplastarla?
Si hay algo que dejó en claro la experiencia de la Unidad Popular en nuestro país, y muchas otras experiencias en el mundo, es que no hay posibilidad alguna de dialogar con la derecha, expresión política de sectores concentrados de la burguesía y el imperialismo. El gobierno de Salvador Allende, con el Partido Socialista y el Partido Comunista como principales vertebradores, pagó caro ese aprendizaje, más bien lo pagamos caro varias generaciones de chilenos y chilenas que sufrimos las consecuencias de esta fallida experiencia. La “vía pacífica al socialismo” mutó en baño de sangre, las reformas económicas en neoliberalismo salvaje, los gérmenes de organización obrera en dispersión, desorganización y atraso en la conciencia. Y no por falta de voluntad de dialogo, simplemente basta con recordar que se detuvieron las expropiaciones, se incorporó a las fuerzas represivas al gobierno, se cedió a las pretensiones imperialistas y esto lejos de favorecer el “juego democrático” o el “debate de ideas” le otorgó a la derecha las herramientas y el coraje que había perdido frente al avance de la movilización. Una vez en ese punto ¿Por qué detenerse? Fueron por todo y a punta de fusil barrieron con la vanguardia.
Quizás Gabriel Boric olvida esta experiencia histórica cuando declara «no aspiro a aplastar a quien tengo diferencias: quiero tratar de convencerlo, y si no lo convenzo, a poder ganarle democráticamente en el debate de ideas, pero no aplastarlo y eliminarlo» ¿Olvida u oculta? Realmente cree en que es posible dialogar, convencer o incluso superar democráticamente mediante el debate a quienes no han tenido el menor reparo en reprimir violentamente, impulsar las bandas fascistas contra la juventud y los pueblos originarios, con los responsables del encarcelamiento, los traumas oculares y las muertes. No hablamos ya de los ’70, sino de los últimos meses de rebelión popular.
Boric no olvida, construye un discurso dialoguista para disfrazar el pacto de impunidad de evento democrático. Para pintar un proceso limitado porque así lo dispusieron las direcciones que lo encaminaron a este punto ¿O no fue Convergencia Social con el Frente Amplio, con el propio Boric en la mesa, quienes se sentaron con Chile Vamos para salvar al asesino Piñera? ¿o acaso no fue el Partido Comunista el que suspendió las huelgas y se jugó a desmovilizar a la clase obrera?
Militan la desmemoria porque han llegado a la conclusión equivocada del proceso de la Unidad Popular, el miedo les caló los huesos y ahora ven al enemigo como gigante, le otorgan fuerzas extraordinarias y nos dicen que si lo enfrentamos hasta el final todo será peor, que no se puede, que lo posible es esto y nada más. Ciegos por completo al descomunal proceso que parieron las calles o temerosos quizás, de que su plan evolutivo de escala institucional se vea interrumpido, que deban abandonar las cómodas butacas del parlamento y no poder estrenar el traje que ya reservaron para ingresar a la moneda.
Lo que trajo hasta ahora este dialogo es un proceso amañado, impunidad para los represores y salvataje del gobierno y el régimen.
Derrotar a la derecha y dar vuelta todo es posible y necesario
Cientos de miles nos jugamos la vida en las calles para ponerle fin a 30 años de capitalismo salvaje, enfrentamos la represión, organizamos asambleas, cabildos y redes de auto organización. Construimos, de manera desorganizada y huérfanos de dirección, un programa muy progresivo de transformaciones profundas y justamente enfocado a poner en pie un proceso constituyente que pudiera sistematizar esos cambios. No hay que confundirse con esto, conquistamos con duras jornadas de movilización lo que estaba clausurado en los planes de los partidos del régimen, que el debate constituyente se trasforme en el eje de la agenda. Ahora buscan arrebatarnos esa fuerza, y eso es lo que debemos enfrentar.
Fortaleciendo en el camino inmediato la opción por el apruebo, que es la que refleja esa voluntad popular y debe ser contundente no solo en las urnas, sino fundamentalmente en las calles, realizando todas las acciones que nos permitan recuperar la energía de octubre. En ese marco defender el programa de la revolución aplastando, si con claridad lo opinamos así, aplastando a los enemigos de la clase trabajadora, la juventud y el pueblo. Porque es radicalmente diferente que las mayorías aplasten a sus verdugos a que el 1% de los ricos y poderosos impongan sus condiciones para salvar su posición, sean socialdemócratas o reaccionarios, no están dispuestos a ceder sus privilegios, menos a “dejarse convencer” por Boric y su retórica florida y amistosa o por el Jadue y su carisma electoral que intenta promover una nueva alianza con los administradores del modelo durante los últimos 30 años.
Aprobar masivamente, organizar la rebeldía y la fuerza de nuestra movilización y pelear hasta el final por la constituyente libre, soberana, democrática y plurinacional que necesitamos no es una consigna, es una tarea para aquellos y aquellas que no renunciamos a la posibilidad de cambiarlo todo, y es posible, además, si somos capaces de ver más allá del horizonte electoral. Horizonte que no implica obviar el proceso electoral que se ha abierto, sino saber que este no agota la situación, sino que va a estar atravesado por esta.
Con todo sino pa’ que!
Desde el Movimiento Anticapitalista defendemos una perspectiva que queremos compartir, opinamos que lejos de la desmemoria reformista de estos días tenemos la obligación revolucionaria de recuperar las conclusiones históricas que tanto han costado y ponerlas al servicio de comprender las tareas y los desafíos del presente. En primer lugar, la construcción de una organización revolucionaria, democrática y dispuesta a ir por todo. Que lejos de contener la movilización se juegue a desarrollarla, que lejos de dialogar con la derecha se dedique implacablemente a denunciarla, denunciar sus negociados y privilegios, su posición de clase. Una organización que no tema participar de los procesos reales que se desarrollan y al mismo tiempo no ceda a los cantos de sirena del parlamentarismo vacío y testimonial. Una organización unitaria, que haga los máximos esfuerzo por unir a los sectores de la izquierda revolucionaria, a las organizaciones sociales, a la primera línea para constituir una tercera posición frente a reaccionarios y reformistas.
No es un camino fácil, pero es el camino que nos puede permitir superar las experiencias del pasado y las barreras del presente, te invitamos a intentarlo junto a nosotras y nosotros, a que nos plantees tus dudas, tus propuestas, a que aprovechando la nueva etapa abierta en nuestro país y en el mundo y seamos capaces soñar de nuevo con el socialismo democrático, ecologista y feminista.
Esta misma pelea también la asumimos a nivel internacional, como parte de la Liga Internacional Socialista con militantes, activistas y organizaciones en más de 30 países en los 5 continentes.
No dejes que te digan que no se puede, súmate a construir anticapitalismo, contra la desmemoria y la impunidad, por un Chile y un mundo para el 99%.