Por Martín Miranda, artículo publicado en Alternativa Anticapitalista nº 3
En Chile y a escala planetaria, la crisis económica exacerbada por la pandemia, va camino a transformarse en una crisis civilizatoria. Las usinas del capital trabajan 24 / 7 para generar explicaciones que salven al sistema. Keynesianos y liberales, derechas y centro izquierdas, progresistas y conservadores, más o menos igual o más o menos diferente, todos buscan salvar al capitalismo. En estas líneas, encontraras una mirada diferente.
La pandemia: resultado y combustible
Como lo hemos señalado en innumerables textos, de nuestro partido y nuestra corriente internacional, la crisis económica que incubaba el sistema capitalista a nivel planetario se encontraba avanzando hacia su punto de colapso cuando se combinó con la pandemia, que además de dinamizarla y potenciarla ha incorporado un nuevo elemento muy poderoso, el freno abrupto de la economía mundial.
Sin embargo, incluso el impacto de la propia enfermedad en la vida y la salud de millones de personas alrededor del planeta, tiene una clara vinculación con otro fenómeno de origen sistémico: la crisis económica abierta en 2008 que significó una monumental aspiradora de recursos desde los presupuestos públicos al salvataje a las corporaciones financieras.
Los planes de austeridad europeos aplicados por gobiernos de todos los matices capitalistas, incluida la que en algún momento había surgido como la esperanza griega, Syriza, demolieron los sistemas públicos de salud y asistencia social generando las condiciones para que la pandemia se cobre millones de vidas, fundamentalmente en los “iconos” del capitalismo: los países imperialistas.
EEUU fue en aquel entonces y lo es hoy, con diferentes administraciones en cada caso, otra muestra palmaria de que estilos y formas no pueden hacernos perder de vista el contenido sistémico profundo de la decadencia capitalista. El sistema con su modo de acumulación, su escala planetaria y su voracidad desenfrenada construye los demonios que luego sus escribas a sueldo se proponen exorcizar. Demonios que, como siempre sucede en esta historia cargan contra las mayorías más vulnerables, los millones de desposeídos y desposeídas de la tierra.
El grito de las profundidades
El punto de partida, cercano y más consistente, para explicar sin muchas palabras nuestro punto de vista debe colocarse en las rebeliones y revoluciones que sacudieron al mundo, con particular fortaleza en el país, a finales del 2019. No había novedades de la pandemia por aquellos días, pero si se sentían los efectos de un sistema agotado y en crisis y las masas transformaron ese descontento en lucha.
Algunos escribas “anti neoliberales” recogen ahora esa expresión de las calles para advertir de su presencia, pero en pleno desarrollo de los acontecimientos no dudaron en salvar al régimen y al gobierno del asesino Piñera, a quien le reconocen hoy “haber retomado la iniciativa”[i] sin mencionar la ayuda inestimable que le brindaron para esto.
Desde el parlamento y desde las conducciones sindicales, a las que se plegaron la gran mayoría de las organizaciones sociales y políticas organizadas en la Mesa de Unidad Social, apostaron a la desmovilización, a la institucionalización del proceso y a la impunidad de la brutal represión desatada por carabineros y el ejercito que tiene hoy a miles de presas y presos políticos.
Por eso hoy, cuando hablan de que “el malestar que gatilló la revuelta permanece” lo hacen como una advertencia a sus “rivales” de la derecha y el régimen. Nunca como una fuerza en la cual apoyarse para impulsar las transformaciones revolucionarias que necesitamos frente a la crisis sistémica abierta.[ii]
Keynesianos: liberales con buenos modales
No vamos a detenernos en discutir con los amantes del libre mercado y su cinismo. Ante el más burdo de los fracasos de sus postulados reparten responsabilidades y crean enemigos que recuerdan a la “invasión extraterrestre” tan temida por Cecilia Morel.
Queremos en cambio, polemizar con quienes buscan reeditar, con una capa de pintura superficial, las teorías del imposible Estado de bienestar en el capitalismo. A nivel internacional incluso hay quienes colocan la posibilidad de un “Green new deal”, utilizando en este caso, pintura verde para tapar la sangrienta cara del capital.
Estas expresiones que ponderan la intervención estatal como regulador de la sociedad, fundamentalmente de las tensiones de clase, ocultan deliberadamente que el Estado burgués, en democracia o dictadura, con mayor o menor participación en la economía, no es más que una herramienta de dominación de la pequeña minoría burguesa sobre las mayorías. Ocultan este elemento deliberadamente y por eso su relato sobre “una economía con centro en la vida” se transforma en un castillo de naipes sin más fundamentos que sus deseos. ¿Con que instituciones? ¿Con qué modo de producción? ¿Cuál será el papel de las mayorías trabajadoras? ¿Qué pasará con los medios de producción social? Nada dicen estos pensadores y pensadoras que se auto denominan de izquierda. A lo sumo esbozan una “mayor participación” de las mujeres que se movilizaron masivamente el 8 de marzo, de la juventud que saltó los torniquetes del metro en octubre iniciando la revolución.
Coherentes con su historia reciente y con su tradición, esta “izquierda” nostálgica del estatismo productivista soviético o el falso socialismo venezolano o chino, imagina un modelo en el que el Estado lejos de transformarse, por la vía de demoler la vieja máquina burguesa, sea adornado y gestionado por ellos y ellas, capitalistas con buenos modales, “sensibles” a la voz de las calles, en fin, representantes e intérpretes de voluntades ajenas, burócratas.
Un sistema al servicio de las mayorías o variaciones de la apropiación minoritaria de la riqueza social
La crisis sin precedentes cercanos que atravesamos nos plantea una disyuntiva acorde: seguimos con un modelo de acumulación de la riqueza social en una minoría mientras se socializan las penurias y las miserias para las mayorías o si bien se comienza a plantear una transformación radical de la sociedad construyendo la herramienta necesaria para lograrlo.
Por solo dar algunos ejemplos de actuación frente a la pandemia, podemos hablar de Brasil y Argentina, vecinos que muestran estadísticas muy distintas en cuanto a la situación sanitaria, sin embargo, más allá de estas diferencias, es importante resaltar también que, en ambos casos, las riquezas del sector más concentrado no se han visto afectadas. En Argentina sin ir más lejos, la cuarentena que fue un elemento clave para achatar la curva de contagio se ve cuestionada severamente por la presión de los grupos económicos, a los que sede el gobierno, permitiendo despidos, suspensiones y rebajas salariales brutales con la colaboración de las dirigencias sindicales burocráticas. Millones viven hacinados y sin asistencia alguna del Estado que además negocia, en medio de la pandemia, como pagar la deuda externa con los especuladores internacionales.
Por eso desde el Movimiento Anticapitalista y la Liga Internacional Socialista apostamos a un cambio radical, no de forma, sino de contenido. Un cambio sistémico.
Proponemos un sistema único de salud, pública científica y con el presupuesto necesario para enfrentar la pandemia, no sobre la base del endeudamiento sino sobre la base de terminar con la apropiación privada de la riqueza social, socializando las empresas con gestión de la clase obrera. Defendemos una nueva institucionalidad, opuesta al sistema “representativo” burgués donde las mayorías trabajadoras tomen las decisiones de manera democrática. La vida, la salud, el “derecho de vivir en paz” no pueden conquistarse con declamaciones y buenos modales, por eso construimos organización revolucionaria, ecosocialista y feminista, que en estos tiempos de crisis no es locura, ni utopía, sino una necesidad impostergable.
Peleamos por un Chile y un mundo
socialista, distinto de la caricatura burocrática y productivista del pasado,
donde finalmente podamos ser humanamente diferentes, socialmente iguales y
completamente libres.
[i] Reflexiones en tiempos de pandemia. Análisis de Coyuntura Nº 1, Fundación Nodo XXI. Abril 2020
[ii] Económica, sanitaria, social, de cuidados, etc.