Por un 1° de Mayo internacionalista. Arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan

El Primero de Mayo es, sin dudas, la fecha insigne de la clase obrera mundial: un día marcado por la lucha de les trabajadores y la solidaridad internacionalista, como sello distintivo de una clase que comenzaba a pensarse como tal. Esta fecha tiene sus raíces en un evento histórico que cambió el curso de los derechos laborales en los Estados Unidos y marca la historia del movimiento obrero en todo el mundo. En 1886, en medio de la agitación y lucha por la reducción de la jornada laboral como forma para combatir la explotación y el desempleo, miles de trabajadores estadounidenses se unieron en una huelga masiva para demandar la jornada de ocho horas.

Por Camilo Parada

La depresión de 1884-1885 acrecentó las tasas de desocupación. Es en este contexto que una clase trabajadora organizada reivindica que la reducción de la jornada laboral es una salida concreta para combatir el desempleo y expandir las conquistas en derechos laborales. Durante el cuarto congreso de la Federación de Gremios y Uniones Organizados, que se desarrolla en el año 1884, se aprueba una resolución histórica que establece el 1 de mayo de 1886 como el inicio de la jornada laboral de ocho horas. Esta resolución es secundada por una serie de huelgas y protestas en todo el territorio norteamericano, con más de 200 mil trabajadores levantando las banderas de la lucha de clases.

La respuesta por parte de los Estados fue la represión brutal. Muchos trabajadores fueron detenidos o heridos en las confrontaciones con la policía, que ya en ese entonces oficiaba de brazo armado de una burguesía que se veía amenazada por la unidad y organización obrera. La lucha dio sus frutos: cerca de 150 mil trabajadores lograron la reducción de la jornada laboral gracias a sus métodos de lucha y la amenaza de una Huelga General que paralizaría al conjunto del cordón industrial estadounidense. Para fines de ese año, más de 250 mil trabajadores conquistaban la jornada de ocho horas.

Pero este logro no fue fácilmente sostenible. La burguesía, temiendo el poder unificado de los trabajadores, rápidamente intentó desmantelar este avance usando todos los medios a su alcance: la justicia, la policía, la prensa, las presiones, la corrupción, etc. La lucha por las ocho horas continuó, y el movimiento obrero se enfrentó a presiones divisionistas y la represión feroz por parte de los poderosos de siempre.

El legado de los «Mártires de Chicago», quienes fueron injustamente acusados y ejecutados por su participación en las protestas, sigue recordándonos que los derechos nunca son otorgados como una regalía, sino que son el resultado de organización desde abajo, de luchas, de unidad, y que en contraparte, la burguesía nunca cede a la clase trabajadora sin represión, violencia y asesinatos. Una lección que marcará para siempre la consciencia de clase, en sus métodos de lucha y su valentía en el combate por transformar todo.

El 1 de mayo pasó a ser un día de conmemoración y solidaridad internacionalista entre les trabajadores de todo el mundo. En 1889, el Congreso de París dio paso a la fundación de la Segunda Internacional, donde una de las propuestas votadas positivamente es realizar un llamado internacional para que el 1 de mayo de 1890 sea una jornada de lucha por la jornada de ocho horas y por condiciones dignas de trabajo.

Hoy, el Primero de Mayo continúa siendo un día de lucha para la clase trabajadora. El capitalismo, de la mano de los posibilismos, intenta en varios rincones del planeta desvirtuar el significado combativo e histórico de esta importante fecha de la lucha de clases, por ejemplo, el intento recurrente de renombrarlo «Día del Trabajo» en lugar de «Día Internacional de las y los Trabajadores». No obstante, su esencia reivindicativa, luchadora y conmemorativa sigue siendo esencial en el camino de nuestra clase por su emancipación. Una lucha que está más vigente que nunca, a pesar de los intentos de la patronal y de la burocracia sindical que año a año demuestra la falta de independencia en relación a los proyectos reformistas de turno, que se dan palmaditas en la espalda con engañosos proyectos de reducción del tiempo de trabajo que otorgan mayores flexibilidades para que los capitalistas sigan explotando a les trabajadores, con el disfraz de las 40 horas o con el autobombo que le dan a la subida del salario mínimo, que no se condice con la enorme carestía de la vida en los productos de primera necesidad, ni qué decir de los servicios básicos o la precarización de trabajadores del Estado a contrata y sin derechos laborales, carne de cañón para futuros Mileis locales, que quieran pasar la motosierra. Por estas y otras razones, la clase trabajadora es el sujeto transformador de un modelo montado pieza a pieza para la minoría explotadora.


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En el siglo XXI, enfrentamos nuevos desafíos, desde el resurgimiento de las extremas derechas hasta los embates del ajuste capitalista. Es crucial defender los derechos conquistados, fortalecer la solidaridad internacionalista y construir alternativas anticapitalistas que prioricen políticas emancipatorias para la clase trabajadora, las mujeres, las disidencias, los pueblos originarios, les migrantes, les oprimides.

En este Primero de Mayo, recordemos el legado de lucha y resistencia de aquellos que vinieron antes que nosotros. Levantamos los puños y el hilo rojo del socialismo internacionalista y del comunismo revolucionario, renovando así nuestro compromiso con la causa de la justicia social y la conquista de derechos en medio de un sistema que sufre una crisis multidimensional, donde las condiciones mismas de la vida se ven cuestionadas por el avance del ecocidio extractivista, en un mundo donde los conflictos por la hegemonía imperialista vuelven al orden del día, y un genocidio se desarrolla macabro en tierras Palestinas. Es urgente redoblar las luchas de nuestra clase.

Con dicho horizonte nos organizamos, aportando en reconstruir la fuerza de la clase obrera impulsando alternativa socialista, anticapitalista e internacionalista en Chile con el Movimiento Anticapitalista y en los cinco continentes con nuestra internacional, la Liga Internacional Socialista.

¡Por un 1° de Mayo combativo, de unidad y acción para la izquierda anticapitalista y transformadora, contra los «no se puede» y las falsas promesas del progresismo! ¡por un 1° de Mayo para dar vuelta todo!