1º de Mayo: recuperar a la clase trabajadora con bandera y sujeto para transformarlo todo

En la mayoría de los países del mundo, salvo en Estados Unidos donde fueron asesinados los mártires de Chicago, se recuerda el 1º de Mayo como un día de lucha de la clase trabajadora, con feriados que llenamos de movilización y actividad desde las organizaciones obreras.

Es importante, sin embargo, tener presente que son también conducciones reformistas y burocráticas las que buscan hacer de este día un día de color y no un motor para recuperar el lugar de nuestra clase como sujeto de transformación social. Más allá de nuestro sentido homenaje a nuestras y nuestros caídos, nos proponemos abordar ese debate en esta nota.

Por Movimiento Anticapitalista

Este primero de mayo, en todo el mundo, pero en nuestro país en particular nos enfrenta a un gran desafío. La crisis del sistema capitalista ha llegado a un punto culmine, tanto que se ha transformado en una crisis global como nunca antes. Conviven en este escenario una profunda crisis económica con una crisis ecológica, social y cultural sin precedentes. Las fuerzas destructivas del capital se han cobrado millones de vidas en su desenfrenada búsqueda de ganancias, los ecosistemas crujen ante los golpes del extractivismo, la represión vuelve a cobrar fuerza como herramienta para contener la respuesta de las masas a esas penurias permanentes.

Frente a este panorama, las organizaciones obreras, en su gran mayoría atomizadas y controladas por conducciones burocráticas y reformistas se muestras impotentes para desplegar toda la fuerza de nuestra clase para torcer el rumbo.


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En Chile a esta conducción de los sindicatos, se le suma el ejercicio del gobierno por parte de una alianza entre el Frente Amplio (con muchos elementos de la vieja concertación) y el Partido Comunista, está última formación hace gala de representar un modelo distinto y sin embargo ha sido garante las últimas décadas de la estabilidad capitalista.

Retóricamente se refieren a la clase trabajadora y sus reclamos, pero ya no como un canal para liberar su fuerza transformadora, sino con el objetivo de contenerla, de transformarla en “ciudadanía” aislada, individual, en meros electores frente a las acotadas opciones del sistema que solo ofrece representantes del pasado.

Es lógico que el gobierno de Gabriel Boric actúe de esta forma, nunca estuvo en su ADN la pelea por la revolución, el deseo de transformar radicalmente la sociedad, simplemente se proponían una democracia radical, un mejor vivir, pero en los marcos del sistema. Los pocos meses de gobierno que llevan adelante se han encargado de demostrar que esos deseos trocaron rápidamente en una aceptación casi total del programa de la derecha que incluye el ajuste económico y el reforzamiento de la represión como lo indican la aprobación de las recientes leyes.

Pocas veces como en este momento nuestra clase se encuentra en una situación de precariedad y desamparo. Los grandes capitalistas avanzan conquistando ganancias mientras las mayorías sufrimos la inflación y los bajos salarios, las falencias en la vivienda, la salud y la educación, las pensiones siguen en manos de los especuladores y la inseguridad lejos está de resolverse con el aumento de los beneficios a Carabineros y demás fuerzas represivas.

La clase trabajadora: clave para desarmar la trampa

Como mencionábamos previamente, no es casual que el PC y otras fuerzas hayan adoptado las ventajas del parlamentarismo burgués y para poder disfrutarlas se hayan encargado durante años de vaciar de potestad y organización a la CUT, a tal punto que hasta perdieron su conducción. No es casual que las fuerzas que se auto denomina “progresistas” no cuenten con herramientas para organizar y ubicar a la clase obrera como centro de sus formaciones. Le temen profundamente a la fuerza contenida en la enorme masa de trabajadores y trabajadoras que aun hoy y quizás más que nunca, movemos al mundo.

En este punto está la clave entonces para pensar más allá de los homenajes y los rituales que recuerdan a las y los mártires que durante decenas de años dejaron su vida en la pelea por transformarlo todo. El punto es poner en el centro a la clase obrera y sus necesidades más urgentes para que sea este el origen de un programa que proponga otra sociedad.


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Contrariamente a lo que plantea el gobierno del FA-PC, nacionalizar los bienes comunes y frenar el saqueo extractivista es una medida a favor de las y los trabajadores que permitiría reorganizar los recursos del país a favor de las mayorías. Recuperar las pensiones y construir un nuevo sistema solidario, estatal y con control de pensionados y pensionadas sería una medida que garantizaría una vejez digna y cortar la especulación financiera con los recursos de las mayorías. Un aumento general de salarios, con una verdadera ley de reducción de la jornada laboral sin trampas, junto con un estricto control de precios y severos castigos a aquellos empresarios que abusen, serían medidas claves para elevar el nivel de vida de la clase trabajadora y que la vida sea muchos más que trabajar por un puñado de monedas.

Estas y otras medidas, junto con una reorganización de los sindicatos, creando fuertes organizaciones por rama de la producción o servicios, con una vida interna democrática y el aliento permanente a la participación de las bases, con asambleas y cuerpos de delegados y delegadas, con rotación en las mandatos para que no hay dirigentes eternos, permitirían una tonificación de la clase obrera como sujeto de cambio, como poder transformador profundo, permitiría sin dudas también un proceso constituyente acorde a esta necesidad y no la farsa armada en la cocina de la derecha.

Este primero de mayo luchemos por construir una fuerza política de mayorías con la clase obrera como centro

El PC abandonó hace años ese objetivo, las fuerzas que fueron surgiendo para ocupar su lugar se encargaron de seguirlo a los pasillos del parlamento y las oficinas de palacio. Es por eso que la gran tarea histórica que afrontamos en este tiempo es la de reconstruir las fuerzas de nuestra clase y para ello necesitamos una fuerza política capaz de conducir ese proceso, una fuerza que sea parte de las luchas y experiencias de la clase obrera y que trabaje con la juventud, las y los luchadores ambientales, con las mejores experiencias del movimiento feminista para fusionar esas parcialidades en una fuerza que ponga en jaque el sistema de dominación capitalista y a sus sostenedores, responsables del actual estado de cosas.

El estallido de 0ctubre de 2019 mostró que existe material para aquello, sin embargo, aún resta mucho trabajo por delante.

Como esta tarea es en Chile y en todo el mundo, desde el Movimiento Anticapitalista hacemos parte de la Liga Internacional Socialista y construimos una herramienta para concretar estos objetivos, enfrentando las barreras del falso nacionalismo y la xenofobia, apelando a la unidad de las y los trabajadores para transformarlo todo. Este primero de mayo y todos los días te invitamos a construirlo con nosotras y nosotros.